“La consulta no me parece representativa, y el formato de cómo se están registrando los votos tampoco me da certeza. Pero ver las filas de personas que vinieron a votar para tomar una decisión entre todos, es un ejercicio democrático positivo para México”.
Esta opinión de Alejandra Martínez, una ciudadana capitalina de 28 años de edad, y resume los claroscuros de la primera jornada de la consulta ciudadana que decidirá el futuro del nuevo aeropuerto de México.
Por un lado, en algunos puntos de la capital mexicana, la participación fue masiva. Tanto, que desbordó las previsiones más optimistas de los organizadores, que vieron cómo en algunas mesas, como las ubicadas en la glorieta de Insurgentes, Reforma, o el Zócalo, las boletas proyectadas para cuatro días de votación casi se agotaron en el primer día.
Además, a pesar de que no hubo una fuerte presencia policial custodiando la votación, que solo en la capital registró 36 mil 575 participantes -184 mil en todo el país, según el equipo de transición de López Obrador-, la jornada transcurrió en orden y sin incidentes graves, más allá de algún altercado verbal entre quienes defienden el aeropuerto en Texcoco, y los que lo prefieren en Santa Lucía.
Pero la jornada también dejó grises. El más grave, los reportes de personas que votaron más de una vez en la consulta, a pesar de las garantías que había ofrecido el equipo de transición del presidente electo, López Obrador de que la aplicación diseñada para evitar esto no fallaría.
Ciudadanos entrevistados por Animal Político mostraron su desconfianza sobre varios puntos de la consulta, como, por ejemplo, cuál fue el proceso de selección de los voluntarios que fungen como encargados de las mesas de votación, quiénes participan en el conteo de los votos, y dónde quedan custodiadas las urnas hasta el próximo domingo, día en el que se dará a conocer el resultado final de la votación.
Pocos minutos después de las ocho de la mañana, el pequeño reguero desordenado de personas que se forma para votar en la mesa ubicada en la Glorieta de Insurgentes, da paso a una extensa fila de al menos 50 personas que se mantendrá constante hasta las seis de la tarde, hora en que se cierran las votaciones.
En la fila está Ximena López, quien lleva su credencial del INE en la mano para que los voluntarios de la mesa de votación le tomen el número de identificación y quede registrado en la aplicación electrónica diseñada especialmente para esta consulta, con el fin de evitar que una persona pueda votar varias veces.
-¿Qué le parece la consulta? –se le cuestiona.
Ximena sonríe, encoje los hombros, y suelta un suspiro.
-No quiero usar el término de ilegítima, pero creo que es una consulta anticonstitucional y que, más bien, se trata de una maniobra política muy inteligente.
-¿Por qué cree que es ilegítima?
-Porque, para empezar, no me da certeza la distribución de las casillas, ni cómo se verifican las credenciales para votar. Además, no es una votación representativa. Estamos hablando que el número de boletas que se van a repartir son menos del 2% del padrón electoral. Es una broma. Hasta Margarita (Zavala) tuvo que conseguir más firmas para ser candidata independiente. Aun así, y esta es la paradoja de esta consulta, estoy aquí porque me dan la oportunidad de votar y voy a elegir la opción que considero mejor para el país.
Alejandra opina en la misma dirección. Dice que no le parece justo que una pequeña parte del padrón electoral decida sobre el destino de una infraestructura tan importante para el país como un aeropuerto. Pero, al menos, ve como algo positivo que se pregunte a la ciudadanía.
“Si de verdad nuestra opinión se va a tener en cuenta, no tenemos más remedio que venir y votar”, comenta.
Lucila Serrano ya ha votado. Pero tampoco está convencida con el proceso de consulta. Y por eso, luego de que le devuelven su credencial y pasa el pulgar por el tintero para que no pueda votar dos veces, la mujer cuestiona al voluntario de la mesa cuál fue su proceso de capacitación para ser funcionario de casilla.
“No tengo certeza de cómo eligieron a estas personas voluntarias. No sé quiénes son, ni si pertenecen a algún partido político. Por eso no me queda claro qué tan transparente va a ser el proceso”, lamenta la mujer.
La pregunta sobre cómo se eligieron a los voluntarios y quién los capacitó, es, de hecho, uno de los cuestionamientos más recurrentes de la jornada que, sin embargo, ni los propios voluntarios aciertan a responder de manera unánime.
Por ejemplo, en la mesa de Glorieta de Insurgentes, el responsable de la misma solo dice que recibieron una capacitación “en grupo”, pero sin especificar quién se la dio, ni quién los invitó.
En el Parque Vía, en la alcaldía de Cuauhtémoc, la responsable de la mesa explica que una de las organizaciones civiles que participa en la consulta ciudadana los capacitó con unos “videos” sobre el uso de la app para registrar a los votantes, y que su coordinador es Manuel Oropeza, sin dar más detalles.
“Es nuestro coordinador en la alcaldía de Cuauhtémoc. Él fue quien nos invitó a participar, y el que nos dio la capacitación”, apunta.
Mientras que en la alcaldía Venustiano Carranza, en una mesa ubicada muy cerca del actual aeropuerto internacional Benito Juárez, la jefa de casilla, quien omite dar su nombre, dice que igual que ella y las otras cinco personas que colaboran en la mesa de consulta, son voluntarios que fueron previamente capacitados para el uso de la app con la que se recaba la información ciudadana.
Sin embargo, cuando se le pregunta sobre la forma en la que fueron convocados a ser voluntarios, reconoce que fue a través de “un partido” (político).
“Hubo un procedimiento, estuvimos anteriormente trabajando para un partido y nos invitaron a trabajar como voluntarios, y aceptamos”, responde, sin querer dar el nombre del partido.
También hay dudas en cuanto a qué pasa una vez que se hace el conteo de votos, se registra el resultado en las actas, y la urna es sellada de nuevo. “A partir de ese momento -cuestiona la ciudadana María Gómez a otro voluntario de mesa en Insurgentes-, ¿quién se hace cargo de la urna?”.
Sobre esta pregunta tampoco hay una respuesta unánime. Voluntarios de varias mesas dijeron que personal de la consultora Ronsenblueth, encargada de hacer el conteo final de votos que se dará a conocer el próximo domingo, es la responsable de ir a las mesas a recabar las urnas.
En cambio, Mayra Ortiz, representante de la mesa ubicada entre Insurgentes y Reforma, dice en entrevista que se lleva a su domicilio la urna con los votos dentro, y el próximo domingo los entregará a personal de la representante del Equipo de Transición en la CDMX, Cristina Cruz, en un lugar denominado Centro estatal del cual dijo desconocer su ubicación.
Mientras que, en la mesa ubicada en la Glorieta Insurgentes, la propia Cristina Cruz dice que ella personalmente se llevará la urna con los votos, aunque no precisa el lugar donde la resguardará, y con qué medidas de seguridad, para posteriormente entregársela a la fundación Rosenblueth.
Cuestionada sobre si esto podría generar dudas entre la población, Cruz responde que el hecho de contar los votos públicamente al finalizar cada jornada, así como publicar los resultados de la votación en la mesa de votación, le dan transparencia y certeza a la consulta.
En la alcaldía de Venustiano Carranza, en la explanada cívica Adolfo López Mateos, los representantes de casilla dicen a los ciudadanos que pueden votar incluso con fotocopias de su credencial, algo prohibido por los organizadores de la consulta, y, además, tratan de convencerlos acerca de cuál es la mejor opción de aeropuerto.
-Si no tengo credencial, ¿puedo traer mi pasaporte? –pregunta un joven a una de las voluntarias de la mesa de votación.
-No, pero si tienes una copia de tu credencial puedes traerla, porque lo único que se necesita es la clave de elector para ingresarla en la app –responde la voluntaria, quien después cuestionó al joven sobre cuál es la opción que pensaba votar.
-Voy a votar por Texcoco –contesta el joven, a lo que la mujer, le responde diciendo que debería votar por Santa Lucía, porque el proyecto de Texcoco “daña a muchas personas”.
Como contraparte, Cristina Cruz, representante del gobierno de transición del presidente electo López Obrador, asegura que también identificaron a “varios trabajadores del Gobierno Federal” que llegaron a las mesas de manera organizada, votaron, y luego tomaron fotos de sus sufragios “para mandárselas a sus jefes” y así comprobar que decidieron por la opción del aeropuerto en Texcoco.
En la zona Centro de la capital también se registró una gran afluencia de votantes. En la casilla ubicada en la Alameda Central falló la app durante varias horas, pero la votación no se detuvo. Así que se improvisó: los encargados de la mesa anotaron las claves de elector en libretas. “Después se sube todo, ya que deje de fallar la app”, explicó la encargada de la casilla.
Ante estas fallas, los asistentes cuestionaban a los voluntarios sobre la posibilidad de votar más de una vez, pues en redes sociales se propagaron las versiones de que varias personas habían votado dos o hasta tres veces, con más razón si el registro se hacía a mano. Los voluntarios respondían que al final todos los números se subirán a la aplicación, y los que aparezcan dobles se eliminarán, sin explicar cómo decidirían cuáles votos eliminarían.
En la casilla de Reforma e Insurgentes, los voluntarios se mostraron abiertos ante los ciudadanos que les consultaban lo que no sabían sobre la consulta. Dos mujeres de la alcaldía Benito Juárez y dos hombres de Cuauhtémoc, permanecieron 12 horas en la casilla: hasta las 18:00 que cerró, y dos horas más para separar, contar y guardar los votos. El resultado en ese punto fue visible incluso en las torres de votos: 636 por Texcoco, 409 por Santa Lucía y siete nulos.
La encargada de esa casilla, Mayra Ortiz, dijo en entrevista que la jornada fue exitosa, ajetreada y sin contratiempos, aunque otro de los voluntarios contó que un hombre en estado de ebriedad intentó robarles boletas.
En la casilla instalada en Parque México, en la colonia Condesa, la afluencia fue constante. Al llegar ante la urna, un joven y un hombre de unos 50 años tuvieron un desacuerdo porque el primero dijo que consideraba la consulta una farsa y ya estaba decidido el resultado, pero acudía a votar por Texcoco para sentir que él hizo su parte. El otro hombre defendió la consulta y a López Obrador, por quien votó, y dijo que el problema es que la sociedad no está acostumbrada a que la tomen en cuenta.
Con información de Claudia Altamirano e Itxaro Arteta