Una serie de protestas multitudinarias han sacudido las calles de Rusia las últimas semanas, pero sobre todo, la popularidad del presidente, Vladimir Putin.
Solo este domingo, más de 10.000 personas, según observadores independientes, participaron en manifestaciones en Moscú y otras ciudades.
El motivo del descontento masivo es la reforma del sistema de pensiones para elevar la edad de jubilación de las mujeres a 60 y de los hombres a 65, a partir de 2019.
Putin ha hecho concesiones sobre el plan original. Sin embargo, el enfado de la población se ha mantenido.
Una de las razones para oponerse a los cambios es que, según algunos sindicatos, muchos no vivirán el tiempo suficiente para reclamar una pensión.
Como consecuencia del ajuste previsto, la aprobación de Putin ha sufrido la caída más fuerte en los últimos cuatro años.
¿Está haciendo algo para recuperarse?
El gobierno ruso anunció este proyecto de reforma cuando comenzó el Mundial de Fútbol de Rusia, por lo que se ganó críticas de que intentaba restarle atención a las "malas noticias".
La propuesta inicial era subir gradualmente la edad de jubilación para las mujeres de 55 a 63; y para los hombres, de 60 a 65.
Pero el miércoles, en un mensaje televisado, Putin dijo que la edad de jubilación para las mujeres solo se elevaría a 60 y que aquellas con tres o más hijos podrían retirarse antes.
Los hombres rusos tienen una esperanza de vida de 66 años y las mujeres de 77 años, según la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, dice que los rusos estaban viviendo más tiempo y llevando una vida más activa.
Además, detalló que había 12 millones de pensionistas que trabajan en Rusia, lo que equivale a casi una cuarta parte de todos los jubilados.
La mayoría de los economistas y muchos rusos están de acuerdo en que el sistema de pensiones está en problemas.
La población está envejeciendo y el estado gasta cada vez más en pensiones.
Después del caos económico de principios de la década de 1990, la población de Rusia cayó en picada.
Desde entonces, la tasa de natalidad ha mejorado ligeramente, pero no lo suficiente.
Según las tendencias actuales, el 20% de los rusos tendrá más de 65 años para 2050, dice la ONU.
El presidente Putin acaba de firmar un nuevo proyecto de ley sobre el gasto en pensiones, que prevé un déficit de más de US$4.200 millones en 2018, es decir, el 1,6% del presupuesto estatal.
Claramente la situación no es sostenible.
Siempre se pensó que la reforma de las pensiones sería un tema muy controvertido, dice Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en Moscú.
"La idea era que el gobierno (a cargo del primer ministro, Medvedev) asumiera las consecuencias de esta reforma dura", señala. "Putin (jefe de Estado)había intentado distanciarse de la discusión".
"Pero su aprobación igual cayó, a medida que crecieron las protestas callejeras", comenta Rainsford.
De abril a julio de 2018, la popularidad de Putin cayó de 82% a 67%, según Levada-Center, la principal encuestadora independiente de Rusia.
La caída resulta dramática considerando que, de acuerdo a esta agencia, su aprobación se había mantenido por encima del 80% desde marzo de 2014, mes en que Rusia se anexó Crimea.
En los últimos cuatro meses, el visto bueno al gobierno también cayó de 47% a 33%, y la cantidad de rusos que piensa que el país está yendo en la dirección correcta bajó de 60% a 45%, informa el Levada-Center.
En su discurso televisado del miércoles, Putin "reconoció que había prometido nunca dar este paso como presidente, pero argumentó que los tiempos y el entorno económico habían cambiado", reporta Rainsford.
"Pero luego su tono pasó de la amabilidad y la simpatía -llamando ‘queridos amigos’ a los espectadores- a la severidad", describe la periodista.
El mandatario dijo que la subida de la edad de jubilación se había retrasado por años y que esta postergación podía causar inflación y aumentar la pobreza.
Seguir posponiendo el ajuste pondría en peligro la estabilidad y la seguridad de la sociedad rusa, advirtió.
"Cualquier retraso adicional sería irresponsable", aseguró. "Nuestras decisiones deben ser justas y equilibradas".
Rainsford sostiene que "cualquier esperanza de que Putin descartaría la reforma, o la cambiaría significativamente, quedó rápidamente descartada".
El Kremlin dice que Putin ha intervenido en este tema debido a su importancia, no para reflotar su índice de popularidad.
Su portavoz, Dmitry Peskov, le dijo a la BBC que había sido un "paso valiente, al estilo de Putin".
Paralelamente, televisión estatal se ha puesto a promover la reforma.
Sin embargo, Rainsford advierte que "si bien esta medida impopular pudo haber sido firmemente vinculada al gobierno (encabezado por Medvedev), el riesgo para el presidente de Rusia es que ahora, en gran medida, es la propuesta de Vladimir Putin".
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