En la casilla contigua 2 de la sección 1097 de la ciudad de Puebla había 570 personas registradas para votar el pasado 1 de julio. Para presidente se contaron 347 votos. Pero para gobernador, 1,137, es decir, votó el 200% de la lista nominal.
Esta es solo una de las irregularidades que encontró el académico de la Universidad Iberoamericana Miguel Reyes, en una investigación sobre los resultados electorales en el estado de Puebla, donde el Tribunal Electoral aún no ha validado los comicios, ante la impugnación de Morena contra el triunfo de Martha Erika Alonso, candidata de PAN, PRD y MC, y esposa del exgobernador Rafael Moreno Valle.
El académico analizó, una por una, las actas y los informes de cómputos distritales de casi 900 casillas (el 12.1%), que consideraba sospechosas, y encontró inconsistencias en 9 de cada 10.
“Esto es llenado de urnas, pero no es un llenado en papel, es un llenado electrónico, cambiar una cifra por otra. O sea, embarazo virtual de urnas”, señaló este martes en la presentación de sus resultados.
Reyes acusó directamente al Instituto Electoral del Estado de Puebla, encargado de los resultados a nivel local, ya que si había un error en el llenado de las actas porque los ciudadanos que estaban en una casilla sumaron mal, ese error debía quedar subsanado en los cómputos distritales.
“¿De quién es la responsabilidad? Y doble responsabilidad, porque primero, no corrigió, y segunda responsabilidad, o irresponsabilidad, pues que le puso más votos de lo que realmente decían los mismos votos del acto. ¿Quién lo hizo? El Instituto Estatal Electoral. No pudo ser alguien más, esto es responsabilidad de las autoridades electorales”, afirmó.
Sólo en dos de cada nueve casillas en las que se detectaron inconsistencias, hubo una corrección por parte del Instituto en los datos oficiales, de acuerdo con la investigación.
Además, en 20% del total, le fue imposible consultar los datos, ya que no estaba digitalizada el acta o era ilegible.
El primer elemento de duda para la investigación de Reyes fue la diferencia entre los votos contabilizados para presidente y para gobernador, observada en 74% de las casillas. En casi la mitad de centros de votación había un total de 104 mil 772 votos más para mandatario federal, mientras que en otras casillas se contaron 40 mil 654 votos más para el estatal.
Lo que le llevó a preguntarse si esos miles de ciudadanos que recibieron seis boletas decidieron guardarse una de ellas en el bolsillo.
La mayoría de casos de discrepancias por más de 20 votos se registraron en la ciudad de Puebla: 28% en la capital y otro 14% en los municipios del área metropolitana.
Puebla es además el estado en el que con más fuerza se había visto el voto cruzado para presidente y gobernador, ya que mientras Alonso obtuvo 1 millón 152 mil votos, el candidato presidencial de su misma coalición, Ricardo Anaya, registró sólo 618 mil votos, apenas la mitad. En el caso de la alianza encabezada por Morena, Miguel Ángel Barbosa tuvo 1 millón 27 mil votos, que fueron 727 mil menos que lo alcanzado por el hoy presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
En su investigación, Reyes concluyó que con la cantidad de casillas analizadas, Alonso perdía 1% de votos y Barbosa ganaba 3%, por lo que si este patrón se repitiera en el total de actas, según su cálculo, la diferencia entre ambos candidatos sería de sólo 18 mil votos, y no de 125 mil.
“¿Qué esperaríamos? Que esto lo tendría que hacer la autoridad electoral, revisar absolutamente todo. Si esto se hace para el 100% de las casillas, esperarías que entonces la brecha se vaya cerrando. Al menos la diferencia que se ha presentado de forma oficial, con datos oficiales, no da certeza”, lamentó el académico.
“Nuestra conclusión es que no hay certidumbre, se perdió el principio de certeza, como debe haber en cualquiera de las elecciones para elegir cualquier autoridad. Se perdió la certeza y la certidumbre y tendría que haber una revisión exhaustiva, profunda”.