"Nos vemos dentro de unos días con grandes logros".
Así de optimista se despidió el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, antes de tomar el miércoles el avión que lo llevó de viaje oficial hasta China, considerado el mayor aliado financiero de Caracas.
Este viaje, que se prolongará hasta el sábado por invitación del presidente Xi Jinping, no es el primero que el líder venezolano realiza a la gran potencia asiática en busca de "nuevos acuerdos" económicos con el que es uno de los prestamistas clave del país desde hace una década.
Sus pactos, basados en el petróleo, pasan sin embargo por momentos críticos debido a la caída de precios y producción de crudo venezolano en los últimos años.
Pero, según las noticias que van filtrándose desde el inicio del viaje, esta visita de Maduro podría concluir con un acuerdo que, según expertos, le daría al mandatario "un respiro" ante la gran crisis económica que vive el país.
La firma consultora Ecoanalítica, basada en Caracas, adelantó que China concederá a Venezuela un préstamo de US$5.000 millones para proyectos petroleros, con un período de gracia de seis meses en el que no se cobrará la deuda.
Este jueves, el ministro de Economía y Finanzas venezolano, Simón Zerpa, confirmó a Bloomberg News desde Pekín el importe de este préstamo acordado con China y dijo que será devuelto con efectivo o con petróleo.
"Venezuela tiene una gran alianza con China", remarcó Zerpa horas antes de que Maduro aterrizara en el país.
A su llegada a China en la madrugada de este viernes (hora local), Maduro se limitó a declarar que aspira a que su visita marque "una nueva era en las relaciones entre China y Venezuela".
"Vamos a engrandecer todo lo que ya construimos junto al comandante (Hugo) Chávez y hemos construido en estos años de brega, de trabajo", añadió.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, solo confirmó que ambos países están finalizando los acuerdos y darán a conocer los detalles de los mismo de manera oportuna.
Antes, sin embargo, sí realizó un guiño a las recientes medidas económicas puestas en marcha por Caracas, algo que China había exigido para mantener su apoyo económico.
"La situación interna está mejorando y el gobierno de Venezuela está promoviendo activamente reformas económicas y financieras", dijo Geng a periodistas.
"Creo que una Venezuela en constante desarrollo está en los intereses de todos (…) Esta visita del presidente Maduro es beneficiosa para la confianza mutua de ambas partes", agregó.
Además del ministro Zerpa, también se encuentra desde el lunes en China la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, lo que refleja la importancia de esta visita.
El inicio de la estrecha relación entre Venezuela y China se remonta a 2008, cuando el gigante asiático comenzó un préstamo de fondos para proyectos de infraestructura y petróleo en el país latinoamericano a cambio, en buena medida, de recibir parte de su crudo.
"Estas relaciones económicas son fundamentales para ambos países", reflexiona Alejandro Grisanti, economista y director de la consultora venezolana Ecoanalítica.
"De cada tres nuevos barriles (de petróleo) que se demandan en el mundo, dos son de China. Es normal que el principal país con reservas petroleras tenga relaciones estratégicas con el que va a ser el principal consumidor del mundo", explica a BBC Mundo.
La información pública sobre los detalles de estas transacciones es escasa. Sin embargo, distintas fuentes sitúan el valor total de los préstamos de China durante esta década entre los US$50.000 millones y los US$70.000 que calcula Ecoanalítica.
Durante los años en los que la economía de Venezuela crecía y el precio del crudo estaba por las nubes, estos acuerdos con garantía petrolera funcionaron a la perfección para ambos países.
Sin embargo, el colapso del precio del petróleo hace casi cuatro años y la caída de la producción en Venezuela (que no podía crecer al ritmo necesario para compensar esa disminución de precios) puso en serio peligro la cooperación por la incapacidad del país latinoamericano para hacer frente a los pagos.
Varios corresponsales internacionales apuntan que el flujo de efectivo chino se detuvo hace casi tres años cuando Venezuela solicitó un cambio de los términos de pago para hacer frente ante su nueva realidad económica.
Según Grisanti, Pekín decidió abrir un período de gracia de dos años durante el que no se le cobró la deuda a Caracas, y que concluyó el pasado mes de mayo.
"Entonces, China pidió a Venezuela que comenzara de nuevo a pagar y le pidió cambios en la política económica muy importantes, como un nuevo régimen cambiario y una devaluación muy fuerte de la moneda para poder acceder a nuevo financiamiento", asegura el experto.
Estas medidas, opina Grisanti, acabaron de perfilarse justo antes del viaje de la vicepresidenta Rodríguez a China como una de las claves para que Pekín diera luz verde al nuevo crédito de US$5.000 millones.
Según Ecoanalítica, la deuda total de Venezuela hacia China sumando este préstamo sería de US$23.000 millones.
Preguntado por la capacidad de Venezuela de poder hacer frente a este nuevo préstamo, el experto se muestra escéptico.
"La restricción de divisas, uno de los principales problemas que enfrenta el gobierno de Venezuela, viene motivada en buena parte por la fuerte caída de la producción petrolera en los últimos 12 meses: unos 700.000 barriles por día, que representan US$17.000 millones", asegura.
"Por eso, la capacidad de pago de Venezuela de este préstamo y todos los anteriores está en entredicho. China asume un gran riesgo prestando esos US$5.000 millones supuestamente destinados a parar la caída de la producción", afirma.
"Y Maduro gana tiempo, pues para un régimen que ha aprendido a vivir con lo poco (en términos de divisas), este auxilio de China, de concretarse, le da respiro por un buen tiempo", dijo en Twitter el economista venezolano Asdrúbal Oliveros, también socio de la firma Ecoanalítica.
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