A partir de este lunes Estados Unidos empezará a aplicar aranceles de importación del 10% a unos 6.000 nuevos productos chinos con un valor estimado de US$200.000 millones.
La lista incluye desde textiles hasta bolsos de mano y significa que aproximadamente la mitad de todo lo que China le vende a Estados Unidos pasará a estar sujeto a impuestos.
Pero los chinos no se han quedado de brazos cruzados.
Su contraataque inicial consiste en tasas que irán del 5% al 10% sobre productos estadounidenses que ascienden a un valor total de US$60.000 millones.
Y pude ver lo decididos que están a no salir derrotados en esta guerra comercial cuando visité una fábrica de tuberías en las afueras de Pekín.
Hebei Huayang Steel Pipe (HHSP) es uno de los fabricantes de tuberías más grandes de la provincia de Hebei.
Y mientras entraba en aquella planta en expansión, lo primero que me llamó la atención fue una abrumadora pestilencia a acero quemado.
Montañas de tuberías yacían desperdigadas sobre el patio, conos cilíndricos gigantes que se usan para transportar gas, crudo y agua.
HHSP había instalado inicialmente una línea de producción dedicada a sus compradores estadounidenses, pero comenzó a buscar otros clientes incluso antes de que se anunciara la última ronda de aranceles a los productos chinos.
Resultó ser una decisión oportunamente previsora, ya que ahora estos productos se hubieran encontrado entre los US$200.000 millones afectados.
La firma ha suspendido los planes que tenía para expandirse en el mercado estadounidense, pero afirma que cuenta con muchas otras alternativas.
Steven Yue, el gerente de ventas de HHSP, me mostró la planta y me dijo que el mercado estadounidense constituía solo un pequeño porcentaje de la producción para esa fábrica, así que no estaba preocupado.
Pero fue cuando le pregunté qué pensaba de los impuestos estadounidenses sobre productos chinos y cómo creía que respondería su país que pude ver cómo este asunto le hacía sentir realmente.
"¡[Nosotros] les mostraremos nuestro poder!", le dijo a nuestro equipo en inglés.
También se mostró desafiante respecto a la guerra comercial, asegurando que le haría más daño a EE. UU. que a China.
"El gobierno chino no va simplemente a quedarse sentado", nos dijo.
"Estados Unidos tiene muchas grandes compañías con muchos intereses e inversiones en China. Si empieza a atacar a los chinos, eso tendrá un gran impacto en los negocios estadounidenses que operan aquí, no solo sobre China".
"Quien tenga la voluntad, ganará. Pero, por ahora, todavía creo que China tiene la habilidad para mantener las cosas bajo control".
Esa es una opinión que oí con frecuencia en mi viaje a China.
Si se oye al presidente estadounidense, Donald Trump, uno podría concluir que la relación entre su país y China es unilateral, con China ganando y EE.UU. perdiendo.
Pero desde el punto de vista de los chinos, EE.UU. también ha cosechado grandes beneficios en su territorio, como me señaló el presidente del Centro para China y la Globalización, Wang Haiyou.
"Mira las últimas cuatro décadas desde que China y Estados Unidos establecieron lazos diplomáticos", me dijo en su oficina en Pekín.
"Todas las grandes compañías estadounidenses están en China. Todas tienen grandes operaciones en China. Algunas incluso son más grandes aquí que en EE.UU. No puedes decir que eso no es un logro".
"Boeing vende más aviones en China que en cualquier otro lugar del mundo y Walmart produce más bienes desde China que cualquier otra firma en el planeta".
"Así que si General Motors fabrica más autos en China que en EE.UU., ¿de qué se queja esa empresa?"
Le respondo a Wang que nadie está poniendo en duda que EE. UU. haya hecho dinero en China, sino que había una sensación de que China no había jugado limpio y de que, incluso de haberse atenido al pie de la letra a los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el país no había seguido el espíritu del pacto.
"Si EE.UU. no está contento, puede ir y presentar su queja allí", me aseguró.
"Normalmente no lo hace. En realidad, China recibe menos quejas que EE.UU. en la OMC".
Aún así, hay un viejo convencimiento de que China ha hecho trampa no solo en su comercio con EE.UU., sino también con otros socios comerciales.
Si bien no todos estos países simpatizan con la estrategia de Trump con China, sus aranceles parecen estar dándoles a otros Estados la confianza para expresar sus quejas con más vehemencia.
El gigante asiático tiene que ser más transparente y honesto respecto a la apertura de su mercado a las firmas extranjeras, según la Cámara de Comercio Estadounidense en China.
En su informe anual, la Cámara de Comercio Europea en China entró en la discusión asegurando que el país asiático estabaestancado en un "déficit de reformas" y que el motivo de la guerra comercial con Estados Unidos radicaba estaba en "la apertura incompleta del mercado chino".
Mientras tanto, este enfrentamiento comercial se da en un momento delicado de la economía china, que después de años de crecimiento estelar, ahora se ralentiza.
En nuestra visita a la Universidad de Comunicaciones de Pekín, hablamos con un grupo de estudiantes.
Me sorprendió cómo a unos les preocupaban las posibilidades de encontrar empleo en este contexto de guerra comercial, pero también que esta estuviera generando un creciente sentimiento de orgullo nacional entre otros.
Un estudiante me dijo: "China ha crecido rápidamente en las últimas décadas y ha llamado la atención mundial. Es por eso que EE.UU. tiene un gran deseo de aplastarnos".
"Pero China también le ha dado a EE.UU. una respuesta fuerte, así que creo que mi país tiene la capacidad de resistir esto".
La sensación de que Estados Unidos está celoso del ascenso chino y de que está usando la guerra comercial como una forma de contener al gigante asiático predomina entre algunos chinos, como apuntó recientemente en un editorial el tabloide chino Global Times.
"Algunas élites en EE.UU. creen que China le ha robado a su país la experiencia necesaria para poder modernizarse, infringiendo los llamados derechos de propiedad intelectual estadounidenses", decía el editorial.
"Washington está extremamente hinchado de orgullo en los planos político y cultural. Tambiénestá malinterpretando gravemente la historia del desarrollo humano", agregó el Global Times.
Esta es una China nueva y segura de sí misma: un país que quiere alardear de su éxito económico.
Pese a las críticas, este es un éxito por el que cree haber trabajado duro, así que no se rendirá fácilmente.
Pero esta guerra comercial deja a muchos chinos sintiendo que EE.UU. quiere detener el ascenso de su país yChina se está preparando para enfrentar una larga batalla.
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