Una segunda mujer ha salido a la luz para denunciar una conducta sexual inapropiada del juez conservador Brett Kavanaugh, nominado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para la Corte Suprema.
Deborah Ramirez, compañera de clase de Kavanaugh en la Universidad de Yale, le contó su historia a la revista estadounidense The New Yorker.
Según su relato, Kavanaugh le mostró los genitales en una fiesta universitaria y los frotó en su cara, causando un contacto físico no consentido.
El juez niega la acusación y la califica de calumnia.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, la de mayor rango de su partido en el Comité Judicial del Senado que debe supervisar el proceso de confirmación de Kavanaugh, pidió "el aplazamiento inmediato de cualquier procedimiento" relativo a la nominación del juez en una carta enviada al presidente del comité, del Partido Republicano, en la noche de este domingo.
La confirmación de un nuevo magistrado de la Corte Suprema es fundamental, dado que esta instancia judicial tiene la última palabra en asuntos muy polémicos con gran impacto en la vida pública en Estados Unidos.
Ramirez alega que el incidente ocurrió cuando ella estudiaba su primer año en la Universidad de Yale junto a Kavanaugh en el curso académico 1983-84.
Según su testimonio, ambos participaban en un juego que consistía en que un grupo de personas se sentaba en círculo y seleccionaba quién debía beber.
Dice que, en un momento dado, un hombre la señaló con un pene de plástico, y después otro hombre se exhibió directamente.
"Recuerdo un pene delante de mi cara", narra. "Sabía que no era eso lo que quería, incluso en ese estado en el que me encontraba".
Ramirez explica que se burlaron de ella cuando comentó que no era un pene real y que terminó tocando los genitales en un intento de alejar al hombre de ella.
"No iba a tocar un pene hasta que me casara", señala Ramirez en referencia a su educación católica. "Me sentí avergonzada y humillada".
Ramirez recuerda a Kavanaugh de pie junto a ella, riendo y colocándose los pantalones.
El artículo de The New Yorker indica que la mujer, que ahora tiene 53 años, reconoce tener lapsos de memoria por el alcohol que consumió esa noche, algo que le hizo dudar sobre si contar o no su historia.
Los periodistas tras esta historia, Ronan Farrow y Jane Mayer, dicen que contactaron con decenas de compañeros de clase para intentar corroborar el relato de Ramirez.
Tres antiguos estudiantes, que no fueron testigos independientes, recordaban haber oído hablar o debatir el incidente vagamente.
Dos chicos supuestamente involucrados en el suceso y otros compañeros contradijeron la historia de Ramirez y añadieron que la acusación contra Kavanaugh no coincide para nada "con su personalidad" [del juez].
En un comunicado, el nominado para la Corte Suprema rechazó rotundamente la acusación:
"Este supuesto evento de hace 35 años no ocurrió. La gente que me conocía entonces sabe que no sucedió y así lo han dicho", declaró.
"Esta es una calumnia, simple y llanamente. Estoy deseando testificar el jueves la verdad y defender mi buen nombre -y la reputación e integridad que he pasado toda una vida construyendo- contra estas acusaciones de último minuto".
Una portavoz de la Casa Blanca manifestó que el gobierno respalda al nominado y calificó la acusación como "lo último en una campaña de difamación coordinada por los Demócratas para destruir a un buen hombre".
Posteriormente, la Casa Blanca difundió un comunicado en el que destacan supuestas debilidades e imprecisiones del relato de The New Yorker.
Antes de que el nominado del presidente Trump pueda ser aprobado para ocupar el sitio vacante en la Corte Suprema tiene que ser aceptado por el Comité Judicial del Senado formado por 21 personas y después por todo el Senado.
Christine Blasey Ford, la profesora de la Universidad de Stanford que acusó la semana pasada a Kavanaugh de abuso sexual, accedió a ser interrogada públicamente en una audiencia del comité el próximo jueves.
La profesora denuncia que Kavanaugh, en estado de ebriedad, intentó quitarle la ropa, la empujó contra una cama y le cubrió la boca en una fiesta de instituto en 1982, cuando ella tenía 15 años y él, 17.
Algunos Republicanos, incluido Trump, la acusan a ella y a los políticos Demócratas de intentar retrasar y obstruir de forma deliberada la confirmación del juez.
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