Carolina y su familia no han logrado regresar a su vivienda desde el 19 de septiembre de 2017. Vive en un campamento instalado en la avenida Derechos Democráticos, a unos 40 metros de su casa. Duerme, junto con su esposo y tres hijos, en una de las tres mil tiendas de campaña que donó el gobierno de China.
La mujer de 36 años, no es la única damnificada de la colonia La Planta, delegación Iztapalapa que aún vive en la calle: al menos una veintena de personas no han regresado a sus domicilios.
En esta zona de la Ciudad de México no se habla de reconstrucción a fondo perdido, aquí lo prioritario es conocer las condiciones geológicas del suelo que habitan. Los hundimientos, socavones y grietas en los límites de Tláhuac e Iztapalapa, identificados desde hace varios lustros, se agudizaron tras el 19S.
Un estudio realizado por especialistas de la UAM y la UNAM concluyó que la mayor parte de las afectaciones se debían a fallas geológicas detectadas desde antes que ocurriera el sismo de 7.1 grados.
“Yo nací aquí. La casa tiene más de 40 años. Nos dijeron que era pérdida total, que ya no podíamos vivir en ella. Esta toda inclinada y decidimos venirnos a vivir aquí”, relata Carolina.
Su vivienda se ubica en Molino Arrocero Manzana 1, Lote 15. El inmueble está apuntalado, las fisuras son evidentes. El sismo provocó un desnivel de, al menos, 30 centímetros en esta calle localizada a un costado del Deportivo Cananea. Todos las casas resultaron dañadas, aun así, algunos vecinos decidieron volver a ellas.
La mayoría de los predios de Molino Arrocero están identificados en Plataforma CDMX, base de datos elaborada por la Comisión para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México, para georeferenciar los inmuebles afectados por el 19S.
El esposo de Carolina, Francisco, es obrero. Una de sus hijas tiene 18 años, la otra 16 y el niño 10. Una cama, una litera y un catre, además de un refrigerador y una mesa, ocupan el interior de la casa de campaña.
Fueron instalados dos tinacos, que son de uso común para quienes habitan las cinco tiendas que conforman el campamento.
“El sismo me tocó fuera de mi casa, vimos como se hundió la calle. Varias bardas se cayeron. Lo que queremos es un dictamen del suelo pues nos han dicho que aquí ya no se puede volver a construir”, agrega Carolina.
Al campamento de Derechos Democráticos se suman dos más en esta zona de la ciudad: el primero ubicado en andador Unión y otro más en Revolución esquina con Rosalita.
Hermilio Baltazar, uno de los habitantes del campamento de andador Unión, es comerciante: vende productos de limpieza. Durante las últimas semanas no ha trabajado pues se ha dedicado a gestionar ante la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda los dictámenes estructurales de las propiedades de sus vecinos.
Con lista en mano recorre las calles de la colonia La Planta para informar que ya se encuentran los diagnósticos elaborados por los Directores Responsables de Obra. Documentos que deben de recogerse en las oficinas de la Seduvi, ubicadas en la colonia Roma. En total son 126 dictámenes que fueron entregados el 31 de julio.
“Se levantó un censo, hay una primera opinión de como se encuentran nuestras casas y ya tenemos fecha y hora para que nos entreguen los dictámenes. Los DRO vinieron a finales de mayo, lo que ahora sigue es el estudio geológico”, explica Hermilio.
Andador Unión es la continuación de Molino Arrocero. Las casas, ubicadas en ambas calles, fueron identificadas con un número de folio de seis dígitos. El desnivel de 30 centímetros, que provocó el temblor, fue rellenado parcialmente durante los trabajos de reparación del drenaje, pues dicho sistema colapsó el 19S.
“Yo llevó 28 años aquí. Me vine de un asentamiento ilegal que se conocía como Valle de Luces. En la época de (Carlos) Salinas de Gortari, el Fividesu (Fideicomiso de Vivienda Desarrollo Social y Urbano que desapareció en 2002) nos vendió estos terrenos. Fue a crédito, nos tardamos 15 años en pagarlos. Levante poco a poco mi casa. Ahora tengo 65 años y en esa casa vivíamos mi esposa, mis hijos y mis nietos. En total somos 14 y ahora todos sobrevivimos en el campamento”.
La familia de Hermilio ocupa tres tiendas de campaña. Su casa esta en andador Revolución. A diferencia de Carolina, Hermilio sí cuenta con el apoyo de renta que otorga el gobierno de la Ciudad de México, el dinero que recibe le ha permitido dejar la venta de productos de limpieza y dedicarse, de tiempo completo, a gestionar trámites ante diferentes instancias de la administración capitalina.
Más adelante, ya en los límites con la colonia El Molino se encuentra el tercer campamento: 15 tiendas de color azul fueron instadas en las calles de Revolución y Rosalita.
En una de ellas hay un letrero que anuncia la venta de refrescos. La tienda de campaña es habitada por Mauro Alvarado Martínez, de 56 años: “Vendo dulces para defenderme. Me dijeron que mi casa está sobre una grieta. Duermo aquí en el campamento pero si voy a bañarme allá. Lo que me preocupa es saber si vamos a poder seguir viviendo aquí o nos van reubicar a otra zona donde no haya grietas”.
La casa de Mauro se ubica en andador Revolución, manzana 10, lote 24. En ella vivía junto con sus dos hijos, sus nueras y sus nietos. Tras el sismo se quedó solo pues uno de sus hijos opto por rentar y el otro se fue a vivir a la casa que apenas empezaba a levantar.
“Aquí casi nadie tiene escrituras, en mi caso yo le compre a una señora pues no fue directo con Fividesu. Solo tengo la hoja que firmamos a la hora de la compraventa, entonces me hacen falta algunos documentos y hasta ahora he recibido la ayuda de renta pero ya me dijeron que no me van a dar el dinero hasta que no presente todos los papeles”, refiere Mauro Alvarado.
Una televisión, un radio, una cama y una mesa donde coloca su mercancía, ocupan parte de la tienda de campaña instalada en la calle de Rosalita.
Además de los daños materiales, el sismo, también provocó problemas familiares. Es el caso de Marisol Gutiérrez que vivía en la casa de sus padres ubicada en andador Revolución manzana 10, lote 22, tras el 19S optó por salirse junto con sus hijos y esposo.
“Yo vivía con mi mamá, se cayó una barda, ella sigue viviendo ahí pero a raíz del temblor hubo muchos problemas y ahora vivo aquí en el campamento con mi esposo y mis hijos de que tienen 16, 15 y 12 años. No tengo ayuda renta y hay quien dice que estoy aquí para que me den cosas pero eso no es cierto, vivir en un campamento es muy complicado”.
El comisionado para la reconstrucción Edgar Tuingüí aseguró a la agencia de noticias Associated Press que de los 27 campamentos que aún existían en la Ciudad de México, ninguno de ellos estaba habitado y únicamente eran ocupados para vigilar los inmuebles.
En delegaciones centrales como Benito Juárez, Coyoacán y Tlalpan la afirmación es correcta; no así en las delegaciones del oriente de la ciudad como Tláhuac e Iztapalapa.
En Villa Coapa, una de las zonas que resultó más afectada con el 19S, los damnificados se turnan para mantener presencia en los campamentos. En la acera oriente de Canal de Miramontes, entre Calzada del Hueso y Las Bombas también fueron instaladas varias tiendas de campaña donadas por la República Popular de China. Los afectados se realizan guardias de ocho horas, algunos de ellos han optado por pagar a un tercero para cubrir con su horario.
Algo similar ocurre en los campamentos ubicados en calles de la delegación Benito Juárez, como Sevilla 604 y Zapata 252.
En algunos puntos ya no hay tiendas de campañas como en Azores 609 y Tokio 519.
En Paseo de Galias, colonia Lomas Estrella, delegación Iztapalapa y en los edificios afectados de División del Norte y Pacífico también ya fueron retirados.