Nota del editor: Este texto fue publicado originalmente en mayo de 2018.
Desde que se anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), en 2014, Andrés Manuel López Obrador ha mantenido su rechazo a esa obra, argumentando que es demasiado cara, con un costo total estimado de 13 mil 300 millones de dólares, y que detrás de ella puede haber corrupción.
López Obrador insiste en que tiene un plan alterno para resolver la saturación del actual aeropuerto Benito Juárez, aunque tanto él como sus asesores han ido variando posturas e incluso aspectos técnicos, de su propuesta, hasta el punto de que el político tabasqueño llegó a plantear que sí se construya el NAICM, aunque con una licitación, para que la iniciativa privada se encargue de pagar desde ya la construcción, operación y mantenimiento.
Federico Patiño, director del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, empresa de participación estatal mayoritaria encargada de la construcción del Nuevo Aeropuerto, dijo que es factible una concesión, aunque ya que esté concluida la construcción, y no antes.
Al menos hasta abril de 2015, de acuerdo con los comunicados que aparecen en la página lopezobrador.org.mx, López Obrador defendió la idea de construir un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo.
Pero en noviembre de ese año, ocurrió el primer viraje: dejó atrás esa opción de Tizayuca y presentó la opción de complementar el actual Aeropuerto Benito Juárez con la base aérea militar de Santa Lucía, en Zumpango, construyendo ahí dos pistas adicionales a la que ya existe, para vuelos comerciales, en un periodo de tres años.
Ese proyecto de Santa Lucía fue elaborado por los ingenieros Sergio Samaniego y José María Riobóo, cuya empresa tiene el antecedente de haber estado a cargo del diseño y construcción del Segundo Piso del Periférico, durante el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México.
El líder Morena ha dicho que “altos mandos” de la Fuerza Aérea le permitieron a su equipo entrar a la base militar de Santa Lucía, para hacer estudios. Sin embargo, en entrevistas, el comandante de la Fuerza Aérea Miguel Enrique Vallín Osuna negó haber dado tales permisos.
En el libro Sistema Aeroportuario del Valle de México. Aprovechamiento de instalaciones existentes. Propuesta Alterna, se menciona que el proyecto con la construcción de dos pistas en Santa Lucía tendría un costo aproximado de 63 mil millones de pesos, en comparación con los 169 mil millones de pesos que, inicialmente, se dijo costaría el nuevo aeropuerto en Texcoco.
López Obrador ha ido variando la cifra de costo del proyecto de Santa Lucía. En diferentes discursos ha dicho que costaría 60 mil millones de pesos, aunque en un cómic que difundió en abril de 2018 se dio la cifra de 70 mil millones de pesos, y en un mitin el 20 de abril, en Xochimilco, el candidato dijo que su plan alterno tendría un costo de 50 mil millones de pesos.
Entre las ventajas que López Obrador y sus asesores destacan del proyecto alterno de Santa Lucía, la principal es que su costo sería mucho más bajo, y que además no tendría que dejar de operar el actual aeropuerto Benito Juárez, así como que no se perdería la inversión que se ha hecho en él, en años recientes.
López Obrador recordó, en ese sentido, que apenas en 2007 fue inaugurada la Terminal 2, del Aeropuerto Benito Juárez, y que durante el gobierno de Peña Nieto se gastó en la ampliación del hangar presidencial.
“No se ponen a considerar que están tirando a la basura los cientos y miles de millones de pesos que cuestan las instalaciones del aeropuerto actual, y las de la base aérea de Santa Lucía, eso sí no lo toman en cuenta”, dijo en entrevista Javier Jiménez Espriú, propuesto por López Obrador como secretario de Comunicaciones y Transportes, si gana la Presidencia.
“Es muy raro que alguien decida tirar a la basura un aeropuerto”, agregó.
Los expertos involucrados en la construcción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco han explicado que, por seguridad, al ser inaugurado el NAICM tendrían que dejar de funcionar el Aeropuerto Benito Juárez y la base aérea de Santa Lucía, ya que la ruta área disponible no permite que operen de forma simultánea.
En ese sentido, en el cómic que difundió López Obrador aparece el dato de que las dos pistas que tiene el actual aeropuerto y la que tiene Santa Lucía tienen juntas un valor de 85 mil millones de pesos, y con el NAICM ya no podrían ser utilizadas.
Otra ventaja que resalta López Obrador en el proyecto que defiende es que el terreno de la base de Santa Lucía no es propenso a hundimientos, como sí lo es el del Texcoco, y que no se tendrían conflictos sociales con pobladores, a causa de la construcción de dos pistas.
Respecto al hundimiento, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México ha defendido que la zona elegida en Texcoco, se hunde de la misma manera que el resto del Valle de México.
Hay una distancia de 40 kilómetros entre el AICM y la base aérea militar de Santa Lucía, en Zumpango. En el plan presentado por López Obrador, inicialmente se planteó “establecer una ruta de traslado de pasajeros confinada y libre, entre ambos aeropuertos”, con un sistema de autobús.
En un inicio, en el proyecto presentado por López Obrador en 2015, se mencionó que en Santa Lucía serían asignados los vuelos internacionales y, en el actual AICM, se operarían los vuelos nacionales.
Sin embargo, en una entrevista en el noticiario Despierta, de Televisa, el 26 de abril de 2018, Javier Jiménez Espriú, propuesto por López Obrador como titular de la SCT, dijo que esa división de vuelos ya no se aplicaría, lo que sembró de nuevo dudas sobre este plan alternativo.
Desde que López Obrador presentó su propuesta y hasta la fecha, el gobierno de Peña Nieto y los especialistas que han colaborado en la construcción del Nuevo Aeropuerto han señalado que es inviable solucionar el problema de saturación del aeropuerto Benito Juárez construyendo dos pistas adicionales en Santa Lucía.
Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, ha mencionado en entrevistas que el ingreso de los aviones al Valle de México se da por el norte, a la altura de la localidad de San Mateo, y las aeronaves que quieran aterrizar en Santa Lucía y el AICM tendrían que usar esa misma ruta o espacio.
“Ocuparían un espacio aéreo muy similar”, dijo en una entrevista con Grupo Fórmula en 2015.
“Es como tener un cruce de dos carreteras en el aire sin semáforo”, dijo en tanto Federico Patiño, en una entrevista con Televisa.
El capitán Miguel Ángel Valero Chávez, quien fue presidente del Colegio de Pilotos y Aviadores de México, explicó en entrevista con Animal Político que en otras ciudades del mundo, como Nueva York, operan hasta tres aeropuertos al mismo tiempo, coordinándose de forma adecuada para compartir el espacio aéreo.
Pero en el caso del Valle de México, dijo, las condiciones orográficas lo complican todo.
“Tenemos al este los volcanes, al oeste la sierra de Toluca, y al sur la sierra del Ajusco, solamente nos podemos aproximar por el noroeste, y por el noreste. Si a este aeropuerto (el AICM) nada más nos podemos aproximar por el noroeste, y noreste, y Lucía también, hay un riesgo de colisión por las condiciones orográficas”, dijo el capitán.
Bernardo Lisker, director Internacional de Mitre, centro estadounidense especializado en navegación aeronáutica, ha coincidido en señalar que no sería factible que operen al mismo tiempo el AICM y Santa Lucía con vuelos comerciales,porque, al coincidir en su ruta de aproximación, por seguridad, no podría aumentar la cantidad de vuelos, y persistiría la saturación.
En una entrevista con Grupo Fórmula, el director del Grupo Aeroportuario, Federico Patiño, explicó que ahora mismo operan al mismo tiempo el AICM y la base aérea de Santa Lucía, aunque los vuelos de este último son esporádicos, y no en la cantidad que se pretende, si se abriera dos pistas comerciales, para vuelos internacionales.
“En la propuesta alterna de Lucía, yo no he visto en los documentos cómo sería el manejo del tráfico aéreo”, insistió el capitán Valero.
“Yo no he visto ese ese estudio de gestión de riesgo, que diga la convivencia de ambos aeropuertos no va a ser riesgosa. Dicen que sí, ¿dónde están los estudios?”, agregó.
En una conferencia en abril pasado, el vocero de la presidencia, Eduardo Sánchez, criticó que López Obrador no tiene estudios técnicos suficientes que sustenten que la opción de Santa Lucía es viable.
Sánchez incluso se refirió al libro que elaboraron Sergio Samaniego y José María Riobóo, donde se señala que solo se tiene una posición a priori sobre la viabilidad aérea, es decir, que aún faltan hacer más estudios.
“La opinión de este equipo es meramente de carácter técnico y pretende ser lo más objetiva posible haciendo hincapié en que es a priori y que se requieren estudios para poder emitir un peritaje oficial”,se lee en el texto “Sistema Aeroportuario del Valle de México” (2016), de Samaniego y Riobóo.
López Obrador y sus asesores no han presentado hasta ahora un estudio técnico actualizado, sobre que es factible que operen el AICM y Santa Lucía, en el “lado aire”, de forma simultánea.
Cuestionado por Animal Político, el ingeniero Jiménez Espriú persistió en mencionar que, “para los ingenieros, no existe una obra de ingeniería imposible”, por lo que podrían funcionar Santa Lucía y el AICM al mismo tiempo, si hay un ánimo positivo de las partes involucradas, para lograr soluciones.
“Mitre es una empresa muy seria, muy válida. Ellos han planteado que existe una diferencia en relación a los patrones de descenso y las normas internacionales, que los aviones se podrían cruzar”, expresó.
“No dudo de Mitre, lo que pasa es que Mitre tiene una posición y nuestros técnicos, donde hay pilotos, empleados, antiguos empleados del Senear, que es el servicio de control del espacio aéreo mexicano, e ingenieros, dicen que sí hay forma de resolver el problema… viendo la orientación de las pistas”, agregó Jiménez Espriú.
El ingeniero incluso aceptó que el diseño del Nuevo Aeropuerto en Texcoco, de los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero, “es bellísimo”, y que tener un solo aeropuerto en lugar de dos complementarios sería conveniente, en términos de logística.
Sin embargo, criticó que el gobierno de Peña Nieto se cierre a decir que el Nuevo Aeropuerto es la única opción, y que no haya otras alternativas, más económicas.
“Es una aberración gastar 250 mil millones de pesos en un elefante blanco, que nos va a tener hipotecados, manteniendo sus instalaciones toda la vida, y que no es justo para un país que tiene tantas deficiencias, cuando se pueden resolver los problemas en forma menos onerosa, de forma austera, pero digna”, dijo Jiménez Espriú.
“Aparentemente, hay todo un entramado de negocio, que ya se ve muy complicado destrabar, si se decidiera cancelar el aeropuerto”.
– ¿Puede haber incluso una tercera opción, además del proyecto de López Obrador y el Aeropuerto en Texcoco?, se le preguntó
“Para los ingenieros no hay soluciones únicas. Hay opciones. Unas tienen unos beneficios y otras tienen otro”, respondió el ingeniero, que hace unos años participó en la propuesta de Tizayuca, como opción aeronáutica ante la saturación del AICM.