La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que el Estado debe ordenar que se le realicen transfusiones sanguíneas a una niña de seis años que sufre leucemia, para salvar su vida, esto aunque sus padres rechacen dicho tratamiento, por sus creencias religiosas.
La niña, Saraí, vive en el estado de Chihuahua. Sus padres son indígenas rarámuris, y profesan la religión de los Testigos de Jehová, detalló el diario Reforma.
En abril de 2017, Saraí fue internada en el Hospital Infantil de Especialidades estatal, y entonces sus papás pidieron que le hicieran un tratamiento que no incluyera transfusiones.
Sin embargo, una trabajadora social del hospital consideró que el estado de la menor era grave, por lo que la Subprocuraduría de Protección Auxiliar de Niñas, Niños y Adolescentes de Chihuahua tenía que hacerse cargo del caso, y en efecto esa instancia inició un procedimiento de protección, autorizando las transfusiones.
La menor fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda y se indicó que requería quimioterapia, y más transfusiones. La Subprocuraduría, de nueva cuenta, autorizó los procedimientos, aunque los padres siguieron estando en contra, y solicitaron un amparo.
La madre de Saraí, de acuerdo con el reporte de Reforma, alegó que “los médicos y la Subprocuraduría la han hecho sentir que al ser indígena es ignorante y no puede tomar las decisiones adecuadas respecto a los tratamientos de su hija”.
Un juez, en mayo de 2017, concedió una suspensión y un amparo a favor de los padres, señalando que la Subprocuraduría había incurrido en prácticas discriminatorias, al no respetar sus decisiones sobre sus hijos.
A fin de cuentas, el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia.
En su resolución, a favor de que autoridades de Chihuahua intervengan y se ordene la transfusión para Saraí, la Primera Sala indicó que “si bien los padres tienen el derecho de tomar decisiones libres sobre sus hijos, tanto en el campo de la salud como en el ámbito de la educación religiosa, este derecho tiene como límite no poner en riesgo la salud y vida de sus hijos”.
Se pone en riesgo la vida de un niño cuando los padres, privilegiando sus creencias religiosas, se rehúsan a seguir un tratamiento que ya ha sido acreditado por la comunidad médica, como el procedimiento más efectivo, subrayó la Primera Sala.
El Estado debe dictar las medidas necesarias para proteger la salud de un menor, aun cuando sus padres rechacen el tratamiento: Primera Sala. https://t.co/8Wp29XRLE6 pic.twitter.com/RBkJgQ2DDW
— Suprema Corte (@SCJN) August 15, 2018