Todo cambió el 1 de julio. Hasta ese día las renegociaciones del tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) estaban virtualmente suspendidas.
Aunque existían avances en algunos temas, había incertidumbre sobre el destino del acuerdo comercial, el más importante para el país.
Pero la contundente victoria de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del 1 de julio movió por completo el escenario.
En pocos días las pláticas entre las delegaciones de México y Estados Unidos se reanudaron con celeridad, sobre todo en los temas más controvertidos que atoraron la negociación.
Así, este lunes el presidente Donald Trump anunció un acuerdo en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, como se le conoce por sus siglas en inglés).
Es un primer pacto bilateral que sería la base para un nuevo acuerdo que incluya a Canadá.
Detrás de este nuevo optimismo existe el efecto AMLO, como se conoce en México a López Obrador.
Según especialistas los mensajes y señales que envió el presidente electo fueron básicos para destrabar las negociaciones.
Por un lado la buena relación que mantiene con Trump, con quien conversó por teléfono al día siguiente de su elección.
Y después la apertura de AMLO para mantener una posición más flexible en algunos temas que habían atorado la renegociación.
El presidente Enrique Peña Nieto destacó el papel de López Obrador y su equipo en el acuerdo comercial anunciado este lunes.
“Reconocer la disposición del gobierno electo para que personas designadas por quien ha resultado ser presidente electo de México, fueran parte observadora de este proceso y nos permitiera hacer un frente común como nación”, dijo.
De acuerdo con especialistas, entre las razones para este nuevo escenario comercial es la forma como Trump define al próximo presidente de México.
Este lunes, por ejemplo, el magnate dijo que estaba “impresionado” con López Obrador.
Y antes, al responder una carta enviada por AMLO el mandatario estadounidense dijo que “le haría muy feliz” establecer acuerdos con el político mexicano.
Una posición vinculada con el fuerte respaldo de López Obrador en la reciente elección, lo que le convierte en uno de los presidentes más fuertes en la historia del país.
Con esa clase de personajes simpatiza Trump, le dice a BBC Mundo Maureen Meyer, directora para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, en inglés).
También por eso el mensaje en la carta enviada al presidente electo el pasado 20 de julio, en la que el magnate se dijo dispuesto a una renegociación exitosa del TLCAN “pero sólo si lo podemos hacer rápido”.
AMLO designó entonces al embajador Jesús Seade Kuri como parte del equipo negociador del acuerdo. Su papel, reconoció el secretario de Economía Ildefonso Guajardo, fue crucial.
“Manda un mensaje contundente de certidumbre sobre el compromiso de transición en un tema tan importante en la estrategia de vinculación con el principal socio comercial”, dijo en conferencia de medios.
“El embajador jugó un papel fundamental, sobre todo en momentos muy difíciles donde a veces no veíamos claramente si había espacio para transitar en esto”.
Otra de las señales que facilitaron la última etapa de conversaciones fue la disposición del equipo de López Obrador para explorar opciones distintas al TLCAN.
Seade Kuri, por ejemplo, dijo a mediados de julio que no sería “grave” para México establecer acuerdos por separado con sus socios.
“Nosotros queremos primero intentar el (acuerdo) trilateral”, dijo a la periodista Carmen Aristegui.
“Si es necesario el cambio de canal lo haremos con ellos, también es posible un acuerdo bilateral con Canadá y Estados Unidos”.
Luego, durante las seis semanas que duraron las negociaciones, el equipo de AMLO se mostró dispuesto a aceptar la renovación periódica del acuerdo, como había propuesto Trump.
Fue la llamada “cláusula atardecer”, con la cual el TLCAN expiraba cada cinco años.
Según el periodista Carlos Loret, los negociadores del presidente electo aceptaron que, de facto, esa disposición ya existe en el actual acuerdo pues los tres países tienen la posibilidad de abandonarlo en cualquier momento.
Otro tema donde hubo flexibilidad fue la explotación de hidrocarburos.
López Obrador dijo desde su campaña que no está de acuerdo con la Reforma Energética aprobada en el actual gobierno, y que permite la participación de capital privado en el tema.
Según Loret, los enviados de AMLO a la negociación aceptaron que en el tema México se comportaría con base en su Constitución, la cual incluye la presencia de empresarios en la búsqueda y venta de hidrocarburos.
“Es algo importante, este paso da estabilidad económica y financiera”, dijo el presidente electo sobre este punto del nuevo acuerdo.
“Se logró dejar de manifiesto que México es un país soberano y que en el tema energético sólo nos corresponde a los mexicanos decidir qué debemos hacer para el manejo, la administración de los recursos naturales”.