Doña Amalita, como la conocen en Xochimilco, se dedica a sanar a través de la medicina tradicional, una labor que aprendió de su abuelo. Uno de los ejes fundamentales de la sanación, según esta mujer de 82 años, es la buena alimentación: muchas verduras, hierbas, hortalizas, frutas y semillas, y nada de carne, lácteos, refrescos ni alimentos procesados.
“Yo me quiero, yo me cuido y yo me respeto” es el mantra de doña Amalita, y alimentarse de lo que brinda la tierra es parte de quererse, cuidarse y respetarse. Aún recuerda cuando todavía le gustaban los taquitos de longaniza, pero ya no los añora.
Lo que sí recuerda con cariño son las botanitas que preparaban sus abuelos, desde habas, huesos de capulín, pepitas de calabaza y maíz tostado con piloncillo, hasta grandes camotes fritos o asados.