¿Ves esa bella porción de salmón crudo? Es parte del tejido cerebral. Y aquel trozo de tekka maki de atún es una papila gustativa, un órgano sensorial en la lengua que reconoce el sabor de los alimentos.
Estos manjares educativos son la especialidad de la investigadora Janelle Letzen, PhD en psicología clínica y estudiante de posdoctorado de la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos.
Letzen estudia la relación de la depresión y la ansiedad con el dolor crónico.
Y para relajarse los fines de semana explica en Instagram el funcionamiento de las estructuras del cerebro usando sushi.
“Quería traducir esos conceptos en algo más fácil de entender que las descripciones en los libros. Algo que pudiera ayudar a estudiantes como yo a motivarse. Y fue así que tuve la idea de usar redes sociales”, dijo Letzen a BBC News Brasil, en una entrevista telefónica.
La científica comenzó a hacer sushi inicialmente como un hobby, parte de una resolución de Año Nuevo de aprender una actividad cada año. Pero lo que comenzó como una broma fue más lejos de lo que Letzen esperaba.
En pocas semanas, su perfil @the_sushi_scientist ya tenía miles de seguidores.
“Lo más sorprendente fue que tantas personas encontraran esto interesante. Yo pensaba que solamente mis amigos y mi familia seguirían mi cuenta, pero varios profesores me contactaron pidiendo permiso para usar las imágenes en sus clases“.
“Descubrí además una red enorme de otros científicos —muchos alumnos de doctorado o posdoctorado— que también usan las redes sociales para explicar lo que investigan”.
Luego de descubrir el universo de la ciencia educativa en Instagram, Letzen pasó a colaborar con otros científicos. Y así fue que nacieron algunos de sus “platos” más complejos, sobre ondas gravitacionales, células madre y paleontología, entre otros.
“Lo que suele suceder es que los científicos me dan una idea del tema que les interesa, me mandan un video o ilustraciones que pueden ayudarme y luego yo elaboro un sushi en base a sus ideas”, señaló la científica.
“Acabé descubriendo cómo usar la técnica de stop motion para hacer un video sobre ondas gravitacionales. Fue muy difícil, porque requería tener un trozo de sushi girando en torno de su eje y granos de arroz moviéndose en la dirección opuesta”.
Dependiendo de la complejidad de la imagen, Letzen demora entre media hora y una hora en cada creación, sin contar el tiempo que le lleva planear el plato en cuadernos de dibujo.
“El ejercicio más importante para mí es dibujar el esquema antes —mis dibujos son horribles— y visualizar mentalmente el plato en 3D. Solo una vez que logro esto puedo pensar en cuáles son los mejores ingredientes”.
Letzen aprendió a elaborar sushi leyendo en internet y viendo videos en YouTube. Y cuando comenzó sus primeros platos científicos, sus amigos fueron sus conejillos de India.
“Nada de lo que aparece en Instagram es solo para las fotos. Debo tener mucho cuidado con la manipulación de los ingredientes porque todo es comestible. No quiero desperdiciar nada así que acabo invitando luego amigos para comer”.
La investigadora ya recibió pedidos para reunir todos sus gráficos educativos en un sitio en internet, donde no haya límite para el tamaño de los textos y las referencias que expliquen cada imagen.
“Nuestros cursos universitarios, especialmente en los primeros años de posgrado, son problemáticos para muchos alumnos. Estos jóvenes sienten que no logran lidiar con la complejidad de los temas.”
“Creo que cuanto más claras y divertidas sean las explicaciones más podremos mejorar las cosas”.
Letzen no recibió aún invitaciones para cocinar profesionalmente. Pero la científica cree que eso sucederá pronto.
“La verdad es que es muy difícil trabajar con el arroz de sushi, porque es muy pegajoso”, dijo la investigadora.
“Yo intento ser lo más organizada posible, pero a veces no me sale”.
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