A mediados de los 90, cuando muchos pensaban que su destino sería la cárcel o el cementerio, Evo Morales ya vaticinaba que iba a ser presidente.
Lo que en ese entonces no anticipó fue que se convertiría en la persona que más tiempo gobernaría en la historia de Bolivia.
Récord que acaba de establecer este martes 14 de agosto, al llegar a los 4.587 días consecutivos como presidente: 12 años, 6 meses y 22 jornadas.
Dejó atrás al exmandatario Víctor Paz Estenssoro que alcanzó 4.586 días en el poder tras cuatro gestiones a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
Se trata de todo un logro si se considera la accidentada historia política de ese país, pero al "primer presidente indígena" le parece insuficiente.
Él mismo ya lo dijo en diciembre del año pasado: "Ahora estoy decidido, voy a ser candidato en 2019".
Si triunfa, Morales, de 58 años, se mantendrá en el poder hasta 2025, nada menos.
¿Cómo logró un dirigente cocalero que nació en un diminuto pueblo que ni siquiera aparecía en los mapas de Bolivia mantenerse tanto tiempo en el poder en un país donde algunos presidentes no llegaron a cumplir un año de mandato?
¿Por qué, tras todos estos años, Evo otra vez se alista con todo para buscar un cuarto período?
144 meses después de esa tarde en la que Morales entró por primera vez al Palacio de Gobierno de La Paz convertido en la máxima autoridad de su país, BBC Mundo conversó con personas que lo conocieron en diferentes etapas de su vida para, a través de sus relatos, responder estas preguntas.
Es abril de 1995 y el dirigente de los sembradores de hoja de coca Evo Morales está detenido en una base militar en Copacabana, una población de La Paz muy cercana a la frontera con Perú y a las orillas del Lago Titicaca.
Entre los varios recluidos está Ricardo Soberón, investigador peruano y defensor de la coca que muchos años después llegaría a ser zar antidrogas de su país.
Pasan la gélida noche altiplánica en la cárcel, entre insultos e indagaciones.
"En plena madrugada y en medio de los interrogatorios, el jefe de la base me quiso tranquilizar diciéndome que no me preocupara, que los peruanos le caíamos bien, que incluso él estaba casado con una arequipeña", recuerda Soberón, quien ahora es experto en políticas públicas sobre drogas.
Sin embargo, aquel oficial soltó una frase más…
"El verdadero problema es ese indio de mierda", dijo el jefe de la base señalando a Evo, quien se encontraba aparentemente dormido, con su rostro cubierto por un sombrero.
Soberón recuerda bien ese momento hace 22 años.
"Evo levanta la cabeza, como si hubiese estado atento a toda nuestra conversación y contesta rápidamente: ‘Oficial, este indio de mierda va a ser tu presidente‘", cuenta el peruano a BBC Mundo.
Todos los oficiales y policías presentes soltaron una estruendosa carcajada.
Luis Arce Catacora fue parte del gobierno de Morales "todo lo que pudo". Y no fue poco.
Fue ministro de Economía desde 2006 hasta 2017, casi 11 años y medio.
Es la persona que más tiempo permaneció en el gabinete y se le considera uno de los principales responsables del crecimiento de la economía boliviana en los últimos años.
Su salud lo obligó a abandonar el cargo.
Durante sus años de ministro conoció lo que es seguirle el ritmo al presidente, quien inicia sus actividades antes de las 05:00 am y las cierra pasada la medianoche.
"Confieso que en el gabinete muchas veces le hemos pedido postergar las reuniones a las 06:00 de la mañana y él nos decía que no, porque así teníamos más horas para trabajar durante el día", señala Arce a BBC Mundo.
El economista añade que, a pesar de las frecuentes madrugadas, tampoco era raro para ministros y otras autoridades recibir llamadas del presidente después de la medianoche en las que les pedía informes de los asuntos del día.
El exministro recuerda que en los primeros días de mandato de Morales todo el personal del Palacio de Gobierno tuvo que cambiar sus ritmos de trabajo porque estaban acostumbrados a ingresar mucho más tarde.
"Al principio tuvo que cambiar a varios jefes de gabinete y además crear varios turnos de secretarias porque era imposible que una sola pudiera abastecer toda la jornada del presidente", indica la exautoridad.
Consultado por los momentos más extenuantes de trabajo que tuvo que vivir junto a Morales, Arce recuerda especialmente los años de mayor crisis política en Bolivia entre 2007 y 2008, cuando el presidente casi no salía del Palacio de Gobierno y la oposición gobernaba en más de la mitad de los departamentos de Bolivia.
"Fue una de las peleas en las que más tuvimos que trabajar", añade el exministro antes de señalar que, pese los sacrificios, los recuerdos que tiene de su paso por el gabinete son felices.
Ganarle varias horas al Sol y dormir pasada la medianoche tiene sus consecuencias.
El periodista argentino Martín Sivak, uno de los biógrafos más cercanos de Morales, fue testigo de esa natural factura en 2009, en Nueva York.
"Llegó de mal humor. Su oído derecho estaba fallando y le costaba hablar. Venía de interrumpir en La Paz cinco días de huelga de hambre.
‘No puedo escuchar de este lado’, repetía. En su cachete izquierdo se dibujaba una almohada", recuerda el autor de "Jefazo: retrato íntimo de Evo Morales" (2008).
En aquella oportunidad, a regañadientes y después de muchos intentos por recuperarse, el presidente boliviano tuvo que cancelar una concentración masiva en el emblemático barrio neoyorquino de Harlem, donde lo esperaban miles de seguidores.
Anécdotas como esta hay varias.
Morales tuvo múltiples, pero no tan graves, problemas de salud en estos años.
Sin embargo, tiene que cumplir permanentes rutinas de ejercicio, dietas y dormir cada vez que puede. No importa si es en medio de un vuelo o en un ambiente especial en el Palacio de Gobierno.
El mejor consejo de Evo a sus agotados ministros siempre es: "Duerman mucho y coman poco".
Es la fórmula con la que ese hombre no delata ningún síntoma de desgaste como sí lo hicieron otros mandatarios de su época.
Por eso Sivak afirma que la "revolución boliviana reposa excesivamente sobre el cuerpo de Morales".
"El cuerpo es el proceso. Y hoy asoman con más énfasis sus achaques. Aún así, intentará cruzar un nuevo límite: conseguir una nueva reelección", concluye el biógrafo que confirmó a BBC Mundo que prepara una edición actualizada de "Jefazo".
Una de las cosas que más se le critica a Evo Morales es su afán por jugar fútbol y que sus partidos se transmitan en la televisión estatal, sin importar el día, la hora o el lugar.
Por si fuera poco, la inauguración de canchas y coliseos deportivos es una de las actividades más constantes en sus más de 12 años de mandato.
"Los que lo critican no entienden el lugar que le da Evo Morales al fútbol en la política y en su vida", afirma Wálter Chávez, quien fuera uno de los principales estrategas de las exitosas campañas electorales del mandatario.
Chávez, ahora distanciado del partido de Evo por conflictos internos, fue de los primeros en creer en que ese dirigente cocalero tenía futuro presidencial cuando la gran mayoría de la izquierda boliviana apostaba por otros liderazgos.
"Él siempre tuvo muy claro que la gente quiere más a los futbolistas y también siempre fue muy claro en que valora por sobre cualquier otra obra un espacio donde la comunidad se encuentre, donde los niños sueñen, y eso es una cancha de fútbol", explica Chávez a BBC Mundo.
El exasesor añade que los que lo critican, aún hoy en día, "tal vez no entienden la vida en comunidad; en cambio él sí porque vivió en una".
Por eso fue que en la primera elección que Morales ganó, en 2005, su equipo de campaña tuvo que redoblar esfuerzos para que Evo se encontrara con Diego Maradona en Argentina.
El futbolista argentino participaba en ese entonces de una enorme movilización encabezada por Hugo Chávez y Néstor Kirchner para impedir la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos.
"Ahí hay que ir, si Maradona nos apoya, arrasamos", afirmó Morales a sus asesores, según el relato de Wálter Chávez.
Lo que sucedió después confirmó las expectativas.
Evo y Diego se saludaron afectuosamente rodeados de cámaras, protagonizaron la derrota definitiva del ALCA frente a George W. Bush y el mundo los vio juntos por primera vez.
Pocas semanas después, el 18 de diciembre de 2005, Evo sorprendía ganando la elección presidencial con más del 50% de los votos a su favor.
Aquella primera victoria de Evo Morales fue celebrada por los campesinos de Bolivia con una consigna que se extendió por todo el país: "Somos presidentes".
Era una frase con la que enaltecían que uno de sus iguales, uno de ellos, había llegado al Palacio de Gobierno.
Eran tiempos en los que se exaltaba la figura de Morales como un cocalero más, un indígena más, un excluido más.
Evo asumió las riendas de Bolivia entre multitudes y no pudo disimular sus lágrimas y timidez en sus primeros minutos como mandatario.
Sus primeros tres años en el gobierno fueron muy difíciles y Morales no vaciló en aplicar sus viejas estrategias de líder sindical desde la primera magistratura del país.
Marchó como uno más de los millones de indígenas y campesinos que reclamaban la refundación de Bolivia e incluso hizo una huelga de hambre como en los viejos tiempos, pero desde el Palacio de Gobierno.
4.587 días después muchas cosas han cambiado.
Morales cuenta con un museo prácticamente personal en el que se exhiben desde sus estatuas hasta su colección de camisetas de fútbol.
El "somos presidentes" lentamente cedió paso al "Evo o ninguno" que ahora claman sus seguidores que lo señalan como el único indispensable.
En 2016 perdió por primera vez en las urnas, en un referendo que en teoría le pone un candado a su nuevo intento de ser elegido (el cuarto), pero una acción judicial que todavía desata una enorme polémica en Bolivia falló a favor de que busque la presidencia cuantas veces quiera.
El mismo Morales admite en público sentirse como un predestinado a ser el único hombre capaz de llevar a Bolivia a la liberación y al desarrollo.
"Siento un destino para seguir siendo presidente", le dijo a BBC Mundo en diciembre pasado.
12 años, 6 meses y 22 días al mando de un país no son poca cosa (y cambian a cualquiera).
*Este artículo fue publicado originalmente el 22 de enero de 2018, cuando Morales cumplió 12 años como presidente y actualizado debido al récord que estableció este 14 de agosto.
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