Altos Hornos de México, propiedad del empresario Alonso Ancira, transfirió más de 3 millones 700 mil dólares a las cuentas de Grangemouth Trading Company, firma offshore de la constructora Odebrecht, desde la cual también se distribuyeron decenas de millones de dólares para sobornar a la élite política de los países en los que la empresa brasileña tenía operaciones, reveló una investigación de Quinto Elemento Lab.
La empresa Grangemouth no existe, pues solo servía como intermediaria para realizar las transferencias de “pagos indebidos”, según confesó ante los fiscales brasileños Olívio Rodrigues, su creador, a cuyo testimonio tuvo acceso Quinto Elemento Lab.
Los cinco millones de dólares transferidos a Zecapan SA, la offshore en donde se depositaron los sobornos dirigidos a Emilio Lozoya Austin, exdirector de Pemex, según los testimonios ante la justicia brasileña de tres ex altos ejecutivos de Odebrecht, también salieron de las cuentas de Grangemouth.
Grangemouth Trading Company, no tiene empleados ni oficinas, pero si un “domicilio virtual” ubicado en un edificio de departamentos de Edinburgo, Escocia.
Las operaciones financieras de Grangemouth se dieron un mes después de que Pemex anuncia la compra por 475 millones de dólares de Agro Nitrogenados, una empresa que tenía 14 años sin operar y con equipos de más de 30 años de antigüedad y propiedad de Altos Hornos,
Un mes después de esta compra, en el 17 de febrero de 2014, Altos Hornos de México realiza una transferencia de un millón 481 mil dólares a la cuenta bancaria de la empresa Grangemouth Trading Company LP.
Tras algunas semanas más, Altos Hornos de México hace dos traspasos adicionales a Grangemouth, cada uno por un poco más de un millón 110 mil dólares.
Ambas transferencias llegan a la cuenta número 244087 que Grangemouth mantiene en el Meinl Bank, banco con sede en la isla caribeña de Antigua comprado por funcionarios de Odebrecht con el propósito de evadir los controles del sistema financiero internacional, señala Quinto Elemento Lab.
Desde ese banco, y utilizando compañías de papel, se operaron libremente los sobornos destinados a presidentes, ministros, viceministros, congresistas, directores de empresas públicas y prominentes políticos en una docena de países de América Latina y África.