La sombra de la xenofobia y el odio hacia la inmigración planean sobre parte de Alemania desde el pasado domingo.
En esta ocasión se trata de Chemnitz, en el este del país, una ciudad considerada bastión de los extremistas de derecha y neonazis.
Por segundo día consecutivo, miembros de extrema derecha se reunieron este lunes en el centro de la ciudad después de que un ciudadano sirio y otro iraquí fueran detenidos como sospechosos de haber asesinado el domingo a un hombre alemán.
Al mismo tiempo, activistas antinazis se congregaron a pocos metros de distancia, acusando a la extrema derecha de utilizar esta muerte para fines políticos.
Las protestas enfrentadas terminaron con varias personas heridas después de que se comenzaran a lanzar objetos desde ambos lados, dijo la policía.
La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió que no se tolerarían las acciones de "justicieros" al margen de la ley.
La policía investiga cuál fue el motivo que desencadenó una pelea el pasado domingo en un festival de calle y que acabó con el apuñalamiento de un hombre alemán de 35 años que murió después en el hospital.
Otros dos hombres alemanes que estaban con él, de 33 y 38 años, resultaron gravemente heridos, según la policía.
Los ciudadanos sospechosos de haber cometido el crimen detenidos son un sirio de 23 años y un iraquí de 22.
La policía ha negado rumores publicados en redes sociales apuntando a que la pelea estaba relacionada con el acoso sexual a una mujer.
Según la policía, tras el crimen se realizó una convocatoria por redes sociales entre los neonazis de la ciudad para concentrarse con el objetivo de "cazar extranjeros" y mostrar "a los inmigrantes quién manda aquí".
Inicialmente, unas 100 personas se reunieron en una marcha que transcurrió sin incidentes.
Sin embargo, unas 800 personas se concentraron más tarde en el monumento a Karl Marx, un punto neurálgico en el centro de Chemnitz.
El periodista independiente Johannes Grunert le dijo al medio Spiegel Online que había visto cómo algunos manifestantes usaban botellas para atacar a personas "que no parecían alemanas".
La policía investiga los supuestos ataques a un ciudadano afgano, un sirio y un búlgaro durante los disturbios del domingo.
Los informes hablan de manifestantes persiguiendo a ciudadanos a extranjeros, aunque trascendieron pocos detalles de lo ocurrido. La policía ha pedido a los testigos de los asaltos que entreguen cualquier video que pudieran haber grabado como prueba.
Pegida, el movimiento callejero de extrema derecha, convocó a una nueva manifestación el lunes por la tarde.
Markus Frohnmaier, diputado del partido de extrema derecha AfD, tuiteó: "Si el Estado ya no protege a los ciudadanos, entonces las personas toman las calles y se protegen a sí mismas. ¡Es tan simple como eso!".
"¡Hoy es un deber de los ciudadanos detener la letal ‘migración de cuchillos’!" escribió, aludiendo a la afluencia de inmigrantes en los últimos años. "¡Podría haber tenido como objetivo a tu padre, hijo o hermano!"
Este lunes por la noche, mientras coronas de flores y velas se amontonaban en el lugar donde ocurrió el asesinato, los manifestantes de extrema derecha se volvieron a congregar en el monumento a Marx y los contramanifestantes se reunieron a poco metros.
La policía informó que se vieron saludos fascistas entre los grupos nazis, donde también había pancartas contra la inmigración con mensajes como "Detengan la inundación de asilo".
"No toleramos esas reuniones ilegales ni la persecución de personas que se ven diferentes o tienen orígenes diferentes y que intentan expandir el odio en las calles", dijo a los periodistas el portavoz de Merkel, Steffen Seibert.
"Eso no tiene cabida en nuestras ciudades y nosotros, como gobierno alemán, lo condenamos en los términos más enérgicos. Nuestro mensaje fundamental para Chemnitz y el resto del país es que no hay lugar en Alemania para justicieros, para los grupos que quieren diseminar el odio las calles, para la intolerancia y el extremismo".
Martina Renner, diputada del partido La Izquierda, acusó a la extrema derecha de tratar de explotar el asesinato con fines políticos.
"Un terrible asesinato, cuyo trasfondo aún no está claro, se está instrumentalizando de la manera más repugnante para [justificar] los disturbios racistas en Chemnitz", dijo en un tuit.
En 2015, Angela Merkel permitió la entrada en Alemania de alrededor de 1,3 millones de inmigrantes y refugiados indocumentados, principalmente de países del Medio Oriente como Siria e Irak.
Ella y sus aliados fueron castigados por los votantes en las elecciones generales del año pasado cuando el partido antiinmigrante AfD ingresó al parlamento por primera vez, consiguiendo el 12,6% de los votos y más de 90 escaños.
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