El autobús escolar regresaba este jueves de una excursión cuando el chofer se detuvo por una bebida en el mercado de Dahyan, en la norteña provincia yemenita de Saada, controlada por la oposición.
Fue entonces cuando ocurrió el ataque: un avión de la coalición dirigida por Arabia Saudita, que encabeza la guerra contra los rebeldes hutíes, disparó contra "lanzadores de misiles" en el área, resultando impactado el vehículo escolar.
Como resultado, al menos 29 niños menores de 10 años murieron y otras 48 personas resultaron heridas, entre ellos otros 30 menores, según informó la Cruz Roja.
El bombardeo provocó protestas de organizaciones internacionales, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Unicef o Save the Children.
"Según el derecho internacional humanitario, los civiles deben estar protegidos durante el conflicto", afirmó el CICR.
La agencia de la ONU, por su parte, calificó el ataque como "absolutamente horrible" y llamó a detener "la crueldad" contra los niños y pidió que no se dieran más excusas para justificar esta violencia.
El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, lo calificó de "grotesco, vergonzoso" y mostró "evidente desprecio por las reglas de la guerra".
El CICR informó que tras el ataque decenas de personas fueron enviadas a los hospitales y que se estimaba que el número de víctimas podría aumentar.
Mientras, medios locales daban otras versiones sobre el número de muertos y heridos.
La cadena de televisión Al-Masirah, de los rebeldes hutíes informó que 47 personas murieron y 77 resultaron heridas, y emitieron imágenes gráficas que mostraban los cuerpos de varios niños pequeños, algunos de ellos con uniforme escolar.
La coalición, por su parte, defendió el ataque y lo consideró una "acción militar legítima, llevada a cabo de conformidad con el derecho internacional humanitario".
Riad alegó que la incursión se tomó en represalia por un ataque con misiles ocurrido el miércoles en la ciudad saudita de Jizan.
Alegó, además, que el ataque había golpeado a "militantes responsables de planear y atacar a civiles" y acusó a los rebeldes hutíes de usar niños como "herramientas y cubiertas para sus actos terroristas".
Hace una semana, al menos 55 civiles murieron y otros 170 resultaron heridos en Yemen en una serie de ataques contra la ciudad portuaria de Hudaydah, controlada por los rebeldes.
La coalición negó haber llevado a cabo ataques aéreos en la zona, y culpó de las muertes al fuego de mortero rebelde.
Yemen ha sido devastado por un conflicto que se intensificó a principios de 2015, cuando los hutíes tomaron el control de gran parte del oeste del país y obligaron al presidente Abdrabbuh Mansour Hadi a huir al extranjero.
Alarmados por el surgimiento de un grupo que vieron como un poder iraní, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y otros siete estados árabes intervinieron en un intento de restaurar el gobierno.
Casi 10.000 personas, dos tercios de ellas civiles, han muerto y otras 55.000 han resultado heridas en los combates, según Naciones Unidas.
La lucha y el bloqueo parcial de la coalición también han dejado a 22 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria, han creado la mayor emergencia de seguridad alimentaria del mundo y han provocado un brote de cólera que se cree que afectó a 1 millón de personas.