Fue una de las mayores sorpresas en la elección presidencial del pasado 1º de julio en México.
Apenas se confirmaba el triunfo de López Obrador cuando, en su cuenta de Twitter, el presidente de Estados Unidos lo felicitó.
Un mensaje que llamó la atención por el tono cordial del mandatario.
“Felicidades a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México. Espero con ansias trabajar con él. ¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a los Estados Unidos como a México!”, escribió.
Congratulations to Andres Manuel Lopez Obrador on becoming the next President of Mexico. I look very much forward to working with him. There is much to be done that will benefit both the United States and Mexico!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 2 de julio de 2018
Al día siguiente Trump llamó a AMLO, como se conoce en el país al candidato de izquierda.
Una conversación de media hora donde hablaron de lograr un “acuerdo integral” para reducir la migración y crear empleos en el país, según AMLO.
“Hubo trato respetuoso”, dijo, algo muy distinto a las conversaciones de Trump con el presidente Enrique Peña Nieto.
Y poco después se anunció la visita a México de los secretarios de Estado, del Tesoro, de Seguridad Interior y el yerno y principal asesor del presidente estadounidense.
Se trata, en ese orden, de Mike Pompeo, Steven Mnuchin, Kirstjen Nielsen y Jared Kushner.
Este viernes los funcionarios se reúnen con López Obrador y su equipo en su casa de campaña en la capital del país.
Es la primera vez desde que asumió el poder, en enero de 2017, que Trump envía una delegación de tan alto nivel a México.
Los inesperados gestos de amabilidad sorprendieron a muchos, sobre todo por la complicada relación del magnate con el presidente Enrique Peña Nieto.
¿Es el anuncio de una relación distinta con el próximo gobierno de López Obrador?
No se sabe, coinciden analistas, sobre todo por el carácter impredecible del mandatario estadounidense.
Pero queda claro que al parecer Trump encuentra en AMLO algo que no percibe en el actual gobierno mexicano.
“Está viendo una personalidad más fuerte, el estilo de López Obrador y su retórica de no tener miedo de criticarlo”, dice a BBC Mundo Maureen Meyer, directora para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, en inglés).
“Ve un presidente mexicano que va a tomar una postura más fuerte frente a él, pero también reconoce que México tiene problemas que debe resolver, incluyendo el tema de migración”.
Además el magnate tiene claro que el histórico respaldo de AMLO en las votaciones lo convertirá en uno de los presidentes con más poder en la historia reciente de México.
“Llega con una gran legitimidad y un gran apoyo“, explica a BBC Mundo Gustavo Vega Cánovas, secretario general de El Colegio de México.
“Y con una agenda donde reconoce que si bien Estados Unidos es un socio importante, buscará enfatizar un poco como hizo él (Trump) que México es primero”.
“De algún modo se identificó con la agenda de AMLO, y por eso quiere tratar de por lo menos tener una relación mejor”.
Estas similitudes ya se habían notado en la Casa Blanca, dice Mark Feierstein, asistente especial del expresidente Barack Obama y director principal de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional.
En un artículo publicado en la revista Americas Quarterly el pasado 3 de julio, aseguró que la administración de Trump “no está demasiado preocupada por la presidencia de AMLO y su impacto en las relaciones entre Estados Unidos y México”.
Algo que también resultó sorprendente. Durante la campaña presidencial, algunas consultoras financieras advertían problemas económicos en México si AMLO resultaba ganador.
Antes, en abril de 2017, el entonces secretario de Seguridad John Kelly dijo que un presidente de izquierda “no sería bueno para México ni para Estados Unidos”.
Hoy el escenario es otro. Según Feierstein “Trump mismo ve un poco de su ser renegado en AMLO”, a quien, según cita a un alto funcionario del gobierno estadounidense, el mandatario desde varios meses le llama en privado “Juan Trump”.
Una simpatía que reconoce el presidente estadounidense. En un encuentro con periodistas tras la llamada telefónica a López Obrador, el magnate aseguró que el mexicano “tuvo unas elecciones excelentes”.
“Mejores de lo que anticipamos cuando lo vi haciendo campaña en otro momento, en otro año. Le dije en algún momento será presidente de México, él recordaba esto y resultó ser correcto”.
Un gesto que encontró respuesta. AMLO dijo a periodistas que agradecía “la actitud respetuosa de Trump y el interés de que haya entendimiento entre México y Estados Unidos”.
Y además anunció que Donald Trump será uno de los invitados a la ceremonia donde asumirá el gobierno de la República.
Más allá de los mensajes amables, lo cierto es que el entendimiento inicial puede ser útil para mejorar el ríspido ambiente diplomático entre los dos países.
Y es allí donde puede haber una agenda parecida.
López Obrador, por ejemplo, reconoce la necesidad de encontrar un buen arreglo en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
También insiste en establecer una buena relación con el gobierno de Trump. “Somos vecinos, nos unen muchas cosas, queremos una relación de amistad, de respeto mutuo y de cooperación para el desarrollo”, dice.
En cuanto a la migración irregular a Estados Unidos el planteamiento de AMLO es abordar el problema desde una perspectiva regional.
La idea es terminar con los problemas de inseguridad y desarrollo en las comunidades expulsoras de personas.
“Lo que queremos es que desde Panamá hasta la frontera con Estados Unidos la gente tenga oportunidades de trabajo, para que no haya necesidad de migrar“.
El gobierno de Trump, por su lado, pretende que la migración se detenga desde Centroamérica.
De hecho propone programas de ayuda para combatir a los traficantes de personas y las pandillas que provocan la migración.
También plantea un acuerdo seguro de un tercer país, para que las personas con planes de solicitar asilo en Estados Unidos realicen el trámite en la nación por donde crucen su frontera sur.
Es decir, México. Sobre esta propuesta el equipo de López Obrador no define su postura.
“Tiene que ver con la solución de fondo del problema migratorio y de la seguridad pero vamos a esperar” a la reunión con la delegación estadounidense, insiste el candidato ganador.
Hasta ahora lo que prevalece es el intercambio de señales, como la decisión de Trump de enviar a una delegación de alto perfil para conversar con AMLO en su casa de campaña.
“Es un reconocimiento a la importancia de México como socio, y que en el nuevo mandato se puede pensar en un acuerdo con fórmulas que satisfagan al nuevo gobierno y la estrategia de Trump”, dice Gustavo Vega.
Otros como el politólogo Javier Tello ve un asunto más pragmático.
“La estrategia es: vamos a encontrar un tema donde estamos de acuerdo y ahí nos vamos a parar los dos. Fuera de ese tema tratemos de no entrar en conflicto”.
Hasta ahora en México se ve este entendimiento inicial entre AMLO y Trump como una especie de luna de miel. ¿Cuánto puede durar?
Quizá la respuesta se encuentre en Twitter. “No nos queda claro qué tanto de este buen inicio va a perdurar”, recuerda Maureen Meyer.
“O qué tanto puede determinarse una relación a mediano plazo por unos tuits de Trump y la reacción negativa a las críticas de López Obrador”.
En tal escenario AMLO “no podría no responder a comentarios negativos de Trump hacia él o los mexicanos”.