El evento dejó a muchos perplejos. El iceberg más grande del mundo, un bloque de hielo de 6.000 km2 de superficie, se desprendió de la Antártica hace justamente un año. Pero ¿qué ocurrió después?
Con un peso de un billón de toneladas, el coloso de hielo se desprendió de la Plataforma de Hielo Larsen C, la extensión flotante de glaciares localizada a lo largo de la costa oriental de la península Antártica.
El gigantesco iceberg, bautizado como A-68, pasó los últimos 12 meses meciéndose en el mismo lugar tratando de desplazarse hacia algún sitio, pero sin mucho éxito.
En algunas ocasiones ha chocado contra la plataforma de hielo de la cual se separó. Su desplazamiento solo funcionó en parte al dirigirse hacia el norte, el trayecto que se esperaba que siguiera en su camino hacia el océano Atlántico.
"Un iceberg tan masivo como el A-68 es lento y, por lo tanto, necesita tiempo para acelerar", explica Thomas Rackow, del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina de Alemania.
"Comparado con icebergs mucho más pequeños, el A-68 también es menos sensible a los vientos del litoral que potencialmente podrían expulsarlo del continente".
"De hecho, desde su separación a principios de julio del año pasado, hemos podido ver el iceberg yendo hacia adelante y hacia atrás debido a los vientos prevalecientes", agrega.
El doctor Rackow afirma que la superficie congelada del océano probablemente también ha jugado un rol para limitar el movimiento del iceberg, y se pregunta si acaso la parte inferior del mismo permanece atrapada en el lecho marino.
Suzanne Bevan, de la Universidad de Swansea, Reino Unido, también lo piensa. "Sabemos muy poco sobre la batimetría (profundidad) en esa zona del Mar de Weddell", le dice a la BBC.
Pero con el tiempo, el A-68 podría empezar a acelerar la marcha a medida que las corrientes marinas lo atrapen.
El iceberg no se ha derretido debido a que esa parte del mundo es extremadamente fría. Y aunque sí se ha desecho de algunas de sus orillas afiladas, su tamaño sigue siendo prácticamente el mismo: 150 km de largo y 55 km de ancho.
Dos trozos grandes se han separado del A-68. Tanto, que uno de ellos es lo suficientemente grande para tener su propia designación (A-68b) en la lista de icebergs gigantes que establece el Centro Nacional de Hielo de Estados Unidos.
En esta lista, el A-68 ocupa el puesto número seis. Y para aquellos que se lo estén preguntando, el iceberg llamado B15 es el más grande que ha existido en la historia, con 11.000 km2 de superficie.
Ella Gilbert, de la British Antarctic Survey (Investigación Antártica Británica), fue la primera que filmó el iceberg desde cerca.
La científica estaba en un pequeño avión reuniendo datos atmosféricos cuando voló de cerca a lo largo de su orilla.
"Nos tomó una hora u media ir de un lado al otro", explica. "Su escala es impresionante, fascinante, es como otro mundo. Posiblemente es lo más estimulante que he hecho en mi vida".
Una pregunta que se le hace constantemente es por qué se separó el iceberg. "Es complicado", explica. "La región claramente está sufriendo un cambio pero no puedes solamente decir ‘es el clima’. La separación del iceberg es, de cualquier forma, un proceso natural".
"Si pones más nieve en una orilla, esta tiene que aparecer en la otra orilla como icebergs".
Pero con el desprendimiento de un iceberg tan masivo como el A-68 ¿qué futuro le espera a la plataforma Larsen C?
Primero, los científicos tienen que entender cómo responderá la plataforma al desprendimiento de un iceberg tan grande.
Los científicos ya lograron establecer que la superficie del Larsen C se puede derretir incluso durante el congelamiento profundo de la noche permanente en el invierno de la Antártida.
Las observaciones por satélite y desde estaciones de clima muestran que un tipo particular de viento cálido de Occidente, llamado "foehn", soplará desde las montañas de la península para producir estanques en la superficie de la plataforma.
"Ves esto en mayo, que en la Antártica es equivalente a fines de noviembre [en Reino Unido]. El 40% del derretimiento en 2016 ocurrió en este período invernal, y todo debido al efecto del ‘foehn’", explica Adrian Luckman, de la británica Universidad de Swansea.
Este es un proceso que los científicos necesitarán observar de cerca. Algunas de las plataformas de hielo en el norte que se han colapsado se vieron desestabilizadas por la presencia en su superficie de grandes números de lagos de agua derretida.
La Larsen C está lejos de llegar a esa situación pero todo podría cambiar en las próximas décadas si el calentamiento global avanza como se espera y sus efectos impactan de forma más profunda en la Antártica.
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