En su primer mensaje tras conocer que la tendencia electoral le favorece, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que su proyecto apuesta a “auténtica” democracia y no a construir “una dictadura abierta ni encubierta”.
Su prioridad, dijo, será “erradicar” la corrupción y prometió que quien cometa actos ilegales será castigado, incluyendo a “compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares”.
Reconoció al presidente Enrique Peña Nieto por su comportamiento en el proceso electoral, que fue “muy diferente porque me consta el maltrato que nos dieron los pasados titulares del poder Ejecutivo”.
En un discurso de 15 minutos, frente a simpatizantes y parte de las personas que propuso para conformar su gabinete, llamó a la reconciliación y poner por encima de los intereses personales el interés general.
Aseguró que los cambios serán profundos, pero con apego al orden legal establecido, por eso, prometió que en su gobierno habrá “libertad empresarial, libertad de expresión, de asociación y creencias”.
Como parte del combate a la corrupción, adelantó que revisará los contratos con particulares realizados en materia energética para prevenir actos ilegales. “Si encontramos anomalías que afecten interese se acudirá al Congreso de la unión y Tribunales Internacionales. Siempre por la vía legal no actuaremos de manera arbitraria, no habrá expropiación de bienes”.
Afirmó que la corrupción “no es un fenómeno cultural sino el resultado de un régimen político en decadencia” y es la causa principal de la desigualdad social, económica. Por eso, el ahorro en materia de corrupción será invertido en el desarrollo.
“No habrá necesidad de aumentar impuestos ni endeudar al país, no habrá gasolinazos, se bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública para impulsar actividades productivas y crear empleos”.
López Obrador abordó siete temas, uno de ellos relacionado con cambiar la “estrategia fallida” del combate a la seguridad y violencia porque deberá estar enfocada en el combate a la desigualdad y la pobreza. “La paz y tranquilidad son frutos de la justicia”.
Por eso, dijo, a partir de este lunes 2 de julio convocará a representantes de derechos humanos, líderes religiosos y la ONU para elaborar “el plan de reconciliación y paz para México”.
Además prometió “mando único” y coordinación, perseverancia y profesionalismo con el gabinete de seguridad pública, con quien se reunirá todos los días desde las 6 de la mañana.
Reiteró que gobernará para todos, ricos y pobres, pobladores del campo la ciudad, migrantes, creyentes y no creyentes, seres humanos de todas las corrientes y preferencias sexuales, “pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados, en especial a los pueblos indígenas de México”.
Sobre la relación internacional, dijo que México será “amigo de todo el mundo” porque no habrá “nada por la fuerza, todo por la razón y el derechos”. Mientras que con Estados Unidos habrá una relación de amistad y cooperación para el desarrollo, fincada en el respeto mutuo y defensa de los compatriotas.
Aseguró que gobernará con “rectitud y justicia; no les fallaré. No voy a decepcionarles, no voy a traicionar al pueblo. Mantengo ideales, pero tengo una ambición legítima: quiero pasar a la historia como un buen presidente de México”.
Con información de Nayeli Roldán, Manu Ureste y Agustín Salgado