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“Mi mujer nunca me puede llamar por mi nombre en público”
“Mi mujer nunca me puede llamar por mi nombre en público”
8 minutos de lectura

“Mi mujer nunca me puede llamar por mi nombre en público”

11 de julio, 2018
Por: BBC News Mundo
Una joven en Hijab observa la pantalla de vuelos de llegada en el aeropuerto JFK de Nueva York.
Getty Images
Es un nombre que pasa desapercibido en Medio Oriente, pero no otros países, principalmente Estados Unidos.

Imagina que estás en un aeropuerto, en alguno de Europa o Estados Unidos.

Estás esperando a tu mujer (llamémosla Layla) después del trabajo y juntos van a coger un vuelo para irse de vacaciones. Ella llega tarde, así que la esperas en una cafetería.

Pronto te quedas perdido en tus pensamientos, así que no la ves alzando la mano desde el otro lado de la terminal. ¿Cómo puede captar tu atención?

Gritar tu nombre podría funcionar. Pero si lo hace, las personas que están en la terminal entrarían en pánico. Y los equipos de seguridad en alerta.

Tu querida esposa puede acabar en una habitación oscura y ser interrogada durante horas.

¿Cuál es el problema?

Tu mujer es musulmana practicante y tu nombre es Jihad.

línea corta.
BBC

¿Cómo puede ser tu vida si tus queridos padres deciden ponerte un nombre que deja a la gente en shock y provoca bromas raras o groseras en gran parte de Occidente?

La BBC les preguntó a tres hombres llamados Jihad —un médico de Chicago, un famoso actor sirio y un joven ingeniero de los territorios palestinos que reside en Londres— para averiguarlo.

línea corta.
BBC

En los países de lengua árabe, Jihad -a veces escrito Jehad- es un nombre bastante común. La palabra significa "una batalla por una causa noble". Y en los días previos a los ataques del 11-S y la Guerra contra el Terror lanzada por Estados Unidos funcionaba como cualquier otro.

Para Jihad Abdo, uno de los actores sirios más conocidos, era el nombre por el que le seguían sus millones de fans. El que las autoridades monitoreaban. El que provocó que aplastaran su coche cuando se consideró que había criticado al gobierno sirio en el diario LA Times.

Jihad
Getty Images
Jihad Ando, aquí con su su esposa, la artista Fadia Afashe, decidió cambiarse el nombre a Jay.

A Abdo le ordenaron que diera una entrevista en televisión para apoyar al presidente Assad. Pero se negó y escapó del país.

Estados Unidos fue su santuario, pero su nombre pronto se convirtió en un lastre.

"Escapé a Estados Unidos en octubre de 2011", explica Abdo por teléfono desde París, en un descanso de la filmación de la película Patriot. "Pronto comencé a presentarme a la gente y empecé a ver esa… reacción…".

"Especialmente en el centro-oeste del país, cuando escuchaban que mi nombre era Jihad, lo primero que les venía a la cabeza era la imagen de suicidas, de yihadistas que atacaron al Ejército en Afganistán o Irak".

Abdo, cuyo programa más popular de televisión tiene una audiencia de 50 millones, la pasó mal en Los Ángeles. Perdió 100 audiciones y sobrevivió repartiendo pizzas de Domino’s.

Repartidor de Domino´s Pizza
Getty Images
Durante un tiempo Jihad se vio obligado a sobrevivir repartiendo pizzas.

El actor pronto se dio cuenta de que, para mantener su carrera, debía deshacerse de su nombre.

"Me imagino a alguien al revés: con un nombre que en mi país provoque miedo. No podría llegar alto en la industria del entretenimiento", explica.

"Como dijo Shakespeare hace 400 años: ‘¿Qué hay en un nombre?’. Yo digo: ‘Cámbialo’. Me encanta mi nombre, pero también quiero sobrevivir".

"Me considero una persona de mente abierta y mi mujer también. Modestamente, no nos preocupamos por tener este nombre u otro. Lo que nos preocupa es nuestro objetivo en la vida, nuestra ética y nuestros logros".

El actor consideró ponerse Jude, pero se quedó con el nombre Jay… Simple, inocuo, estadounidense.

Y las cosas cambiaron de la noche a la mañana, "porque Jay para ellos es un tipo agradable, les recuerda a Jay Leno o… gente buena. Gente con la que están a gusto", dice.

Jay Leno
Getty Images
"Jay para ellos es un tipo agradable, les recuerda a Jay Leno", explica el actor.

Su familia piensa que es divertido.

"Pero lo entienden totalmente, porque lo mismo ocurrió con el nombre Osama hace años. Y lo mismo pasó en Rusia con el nombre Koba después de que Stalin muriera. Y lo mismo con Adolf en Alemania".

"No quiero tener problemas por mi nombre cuando mi mente es totalmente diferente, y mi corazón".

Abdo, de 55 años, aún utiliza su nombre original en Siria y en gran parte de Medio Oriente. Y algunos de sus amigos en Estados Unidos rechazan el cambio.

"Me dijeron: ‘¿Puedo seguir llamándote Jihad?’. Porque odio este tipo de malentendidos sobre cosas que son de fuera de EE.UU.".

"Si un niño de ocho años puede decirlo…"

Esta es una filosofía que Jihad Shoshara, de 49 años, comparte. Él ha vivido en Chicago toda su vida y trabaja como pediatra.

Hijo de una mexicana-americana y un damasceno, sufrió de niño a causa de su "extraño" nombre.

Jihad Shoshara examinando un paciente durante sus viajes de misión médica en Jordania para la Sociedad Médica Sirio Estadounidense.
Cortesía de Jihad Shoshara
Jihad examina a un niño durante una misión médica en Jordania.

"En Siria y Líbano (y en Medio Oriente en general) no es como Jacob u otro nombre que escuchas cada cuatro o cinco personas, pero no es poco común de ninguna manera," explica.

"También es unisex. he conocido a mujeres que se llaman Jihad. Y no es ni siquiera explícitamente islámico, así que hay cristianos que se llaman Jihad también".

¿Pero en los Estados Unidos de 1970? Olvídalo.

Así que Jihad Shoshara tomó la misma decisión de su tocayo, el actor, cuando tenía 12 o 13 años.

"Durante la escuela secundaria, e incluso en la universidad, usé Jay," dice. "Yo no quería esconder mi nombre verdadero, pero sencillamente era mejor no tener que lidiar con las dificultades".

Osama Bin Laden
AFP
El de Jihad no es el único nombre popular en el mundo árabe que puede resultar incómodo en EE.UU.

Jihad Shoshara recuerda particularmente cuándo y por qué comenzó a usar Jihad de nuevo.

"Me había acabado de graduar de la universidad y estuve un año sin hacer nada, entre el tiempo en que terminé la universidad y la escuela de medicina. Pasé el verano como consejero en un campamento para jóvenes desfavorecidos", cuenta.

"Fui a este campamento en una parte rural de Wisconsin el día después de graduarme. Llegué y me presenté al personal, a los niños…".

"Y dije, ‘Hola, mi nombre es Jihad‘, y antes de que pudiera decir, ‘…pero me pueden llamar Jay’, ellos dijeron, ‘¡Oh, Jihad. Muy bien. Genial!’ Y yo pensé —’Bueno, si un niño de ocho años puede decir mi nombre sin problemas, entonces yo también debería poder.’"

Hoy en día dice: "¡Es una gran manera de comenzar una conversación!".

Fotografía en primer plano de Jihad Shoshara, sonriendo vestido de traje y corbata.
Cortesía de Jihad Shoshara
El pediatra Jihad Shoshara dice que su nombre es una genial manera de comenzar una conversación.

Aunque sus razones difieren, ambos Jihads están de acuerdo en que no llamarían así a un hijo suyo.

"Superficialmente no, porque según las tradiciones musulmanas, ‘Jnr’ en verdad no existe," explica el doctor.

"De ninguna manera", declara el actor.

Mientras que Jihad Abdo no se considera religioso, Jihad Shoshara dice que él intenta ser un musulmán practicante.

Pero apenas tiene suficiente tiempo entre su trabajo como médico y su labor humanitaria con la Sociedad Médica Sirio Estadounidense, que incluye misiones de ayuda a Jordania para asistir a refugiados sirios.

"Trato de se un practicante y me identifico como musulmán. Pero, ¿hago todos mis rezos? ¡No!", se ríe.

"No es una barba musulmana"

El hombre más joven con que la BBC conversó —Jehad Fadda, 32 años—, siente que su nombre ha hecho más complicada su relación con la religión, por las cosas que la gente asume.

"No soy una persona muy religiosa y para mí hay una pregunta que responderme a mí mismo: ¿Dónde deseo estar en la escala de las cosas? Sé que la religión juega un papel en mi vida, pero aún estoy tratando de decidir dónde ubicarla", reflexiona.

Imagen de Jehad Fadda de espaldas a la cámara, apoyado a una baranda mientras observa un río.
Cortesía de Jehad Fadda
Jehad Fadda dice que lo nombraron así por su abuelo, así que su nombre tiene un valor sentimental para él.

"Cuando estoy frente a las personas siento que no tengo control de mis elecciones personales. ‘Entonces no bebes porque eres musulmán.’ Está bien. No bebo. Pero no es necesariamente porque soy musulmán. Quizás tengo otras razones", explica.

Nacido en Nablus en la ocupada Ribera Occidental, Jehad vino a Reino Unido hace siete años para perseguir su segundo título universitario —Ingeniería en Telecomunicaciones— en la universidad de Newcastle.

Está orgulloso de llevar el nombre de su abuelo y cuando surgió la pregunta "¿ser o no ser Jehad?", decidió quedarse con su nombre.

Como muchos hombres treintañeros en Londres, Jehad luce una tupida barba, una moda implantada por los hipsters de la ciudad. Se podría decir que eso está dando de comer a los troles, le pregunto.

Y mi pregunta genera una risita en su cara: "Es irónico, porque es una idea estúpida. nadie la apoya en mi familia".

"Si eres musulmán y observas mi barba te darás cuenta que no es una barba musulmana, porque las barbas musulmanas no permiten un bigote. ¡Es algo que merece atención! Y es considerado antihigiénico".

Barbería
Getty Images
No hay que confundir barbas hispter con barbas musulmanas.

Los aeropuertos pueden llegar a ser lugares estresantes para los pasajeros musulmanes, pero Jehad se considera uno de los pocos afortunados.

"Nunca me ha sucedido nada dramático," reflexiona, "pero que te seleccionen al azar ‘no tan al azar’ es común", dice.

Jehad evita hablar su idioma en las terminales de aeropuertos y considera que el hecho de que su esposa no usa un pañuelo en la cabeza les ha facilitado las cosas.

¿Y qué hay del (hipotético) escenario con el que comenzamos? ¿Se preocupa él por situaciones como esa?

"Lo que es interesante es que, si pierdo de vista a mi esposa en algún sitio, ella nunca gritaría mi nombre. Eso aplica para cualquier lugar". Nuevamente hay una sonrisa en la voz de Jehad.

Entonces, si la señora Fadda necesita llamar a su esposo en un lugar público, ¿cómo lo llama?

"Ella usa un apodo".

¿El cual es…?

"Jhu-Jhu! No creo que lo hayamos escrito nunca…", se ríe cariñosamente. "¡Soy un hombre de seis pies con una barba y me llaman Jhu-Jhu!".

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