El último caso se registró a finales de la década de los 70. Y en 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó la erradicación de la viruela.
Desde entonces no se han vuelto a registrar casos de la enfermedad, fatal para casi un tercio de las personas que la contrajeron.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) acaba de aprobar un medicamento para combatir el virus.
¿La razón? Precaución. Las autoridades estadounidenses temen que la viruela pueda utilizarse como arma biológica y quieren estar preparadas.
"El tratamiento que se acaba de aprobar es un recurso para combatir el virus en caso de un ataque bioterrorista", dijo Scott Gottlieb, representante de la FDA.
La preocupación radica en la posibilidad de que algún extremista pudiera usar técnicas de manipulación genética para reconstruir el virus.
Como la campaña de vacunación masiva que permitió la erradicación de la enfermedad se suspendió en los 80, las personas menores de 40 años no son inmunes a la viruela.
Otro escenario sería que se produjera un accidente en un laboratorio.
Según el periódico The New York Times existen muestras del virus en dos laboratorios, uno se encuentra en Estados Unidos y otro en Rusia.
Se teme, sin embargo, que haya más muestras.
En 2014 se descubrieron varios frascos de vidrio olvidados en los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.
En ambos casos, bien fuera por accidente o a propósito, podría desatarse una pandemia.
La medicación, TPOXX, fue probada en 359 voluntarios saludables. Los efectos secundarios que se presentaron con mayor frecuencia fueron dolores de cabeza, náusea y molestia abdominal.
Con anterioridad se realizaron ensayos clínicos en animales infectados con virus similares a la viruela para probar su efectividad.
La OMS explica que la enfermedad se propaga por contacto directo. Los síntomas aparecen entre 10 y 14 días después del contagio e incluyen fiebre, cansancio, dolor de cabeza y espalda.
Al principio aparece una erupción con protuberancias pequeñas y de color rosa que aumentan de tamaño y se llenan de pus. Posteriormente se forma una costra.
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