La pequeña empresaria Silvana Siqueira, de 39 años, se unió a otras cuatro mujeres en un automóvil y atravesó la frontera entre Brasil y Venezuela a principios de este año con un objetivo: someterse a una cirugía plástica.
No son las únicas. Según le dijeron a BBC News Brasil médicos y otros trabajadores de esa industria, en los últimos años ha crecido el número de brasileños que viajan a países colindantes como Bolivia o Venezuela para hacerse operaciones estéticas.
Y así fue como creció todo un mercado en torno a ese negocio.
En internet y en Facebook hay un sinnúmero de páginas y grupos dedicados al asunto.
Los interesados crean grupos de WhatsApp, formados en su mayoría por mujeres, en los que intercambian experiencias y organizan estos viajes, atraídos fundamentalmente por la oferta de precios más bajos que en Brasil.
Pero además, han proliferado los brasileños intermediarios entre pacientes, médicos y cuidadores para el postoperatorio.
No existen cifras estadísticas sobre cuántos son los brasileños que van a operarse a los países vecinos, pero el cambio de divisa favorable es uno de los principales atractivos.
Algunos procedimientos llegan a costar menos de la mitad de lo que valen en Brasil.
Siqueira se animó a ira a Venezuela después de escuchar las historias de éxito de varias amigas.
Ella pagó en total unos US$3.500 por los procedimientos.
Además, le pagó a una brasileña un paquete extra de unos US$530 para cubrir el viaje en carro y los cuidados del postoperatorio.
Pero existen riesgos. Desde caer en las manos de alguien que opera sin ser cirujano plástico, hasta ser sometido a operaciones en clínicas clandestinas que no pueden ofrecer cuidados postoperatorios adecuados.
De hecho en 2017 al menos dos brasileñas murieron en Venezuela y Bolivia.
Claro que estos riesgos también los corren quienes se operan en Brasil.
Tanto en Bolivia como en Venezuela, muchos médicos y clínicas tienen un equipo dedicado específicamente a conquistar clientes en Brasil.
Lo hacen a través de intermediarios brasileños que anuncian el trabajo del profesional, divulgando por redes sociales fotos de supuestos resultados de las operaciones, o incluso promocionándolos personalmente en las zonas fronterizas.
Esos intermediarios generalmente cobran un porcentaje por cliente conquistado y suelen cerrar paquetes que incluyen todos los gastos, como transporte, estadía, cirugía y cuidados postoperatorios.
Después, los detalles de los viajes, los pagos y los procedimientos se comentan por WhatsApp, en grupos que reúnen a gente que va en las mismas fechas, normalmente entre 5 y 10 personas.
Entre quienes promueven las operaciones al otro lado de la frontera también están quienes ofrecen sus servicios como "cuidadores" para el postoperatorio. Suelen ser brasileños y no suelen estar adscritos a un médico específico.
Ellos ayudan a los pacientes a buscar a un profesional y cobran hasta US$800 por sus cuidados tras el procedimiento durante unos 15 días, que incluyen alojamiento, alimentación, acompañamiento y ayuda durante esa recuperación.
Pero las Sociedades oficiales de Cirugía Plástica alertan sobre el peligro que estos intermediarios presentan.
"Hay que tener cuidado porque existe el riesgo de que los pacientes sean captados por gente que trabaja a base de comisiones y porcentajes para llevar a los clientes a falsos cirujanos", le dijo a BBC News Brasil Javier Ruiz Barea, el presidente de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica.
Según la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica, la práctica de llevar a brasileños a hacerse cirugías plásticas a otros países es ilegal.
"Ellos engañan a la gente. Se trata de un tráfico de pacientes. Tienen un interés exclusivamente mercantil. El paciente es el objeto de mercancía", dijo Denis Calazans, el secretario general de esa entidad.
Sin embargo, desde el anonimato, una persona que recibe a pacientes brasileños en Venezuela niega que la práctica sea criminal.
"Los médicos brasileños tratan de desacreditarnos. Dicen que somos engañosos pero nosotros no obligamos a nadie. La gente llega aquí de propia voluntad, ellos son los que nos buscan".
Gran parte de los brasileños que acuden a operarse a Bolivia, a Colombia y a Venezuela viven en los estados próximos a las respectivas fronteras.
En Venezuela, muchas de esas cirugías plásticas se hacen en Puerto Ordaz, la ciudad más grande próxima a Brasil.
La crisis económica del país empujó a muchos profesionales venezolanos a buscar clientes al otro lado de la frontera.
Enzo Troisi, formado hace 20 años, dice que opera entre 8 y 12 brasileños al mes. Pero matiza que la llegada de todo tipo de extranjeros aumentó en Venezuela en los últimos años.
"Hoy, además de los brasileños, también recibimos pacientes colombianos, dominicanos, estadounidenses y europeos".
Una de las pacientes con las que habló BBC Brasil, una peluquera que pidió mantenerse en el anonimato, elogió a los médicos venezolanos que la operaron. "Fueron muy cuidadosos y me exigieron muchas pruebas. Salió todo bien conmigo y con las otras chicas de mi grupo", contó.
Entretanto, en Bolivia, es la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, también próxima a la frontera, donde más se ha expandido el mercado de las cirugías plásticas.
El empresario y periodista brasileño Peterson Prestes, de 36 años, dice que se hizo más de 22 procedimientos estéticos en Bolivia desde 2011.
"Todo fue muy tranquilo y nunca tuve ninguna complicación", afirma.
Pero no siempre es así para todos los pacientes.
Aunque los pacientes con los que habló BBC Brasil para este reportaje dieron cuenta de experiencias positivas, el sueño de una cirugía estética no siempre termina bien.
En los últimos cincos años se registraron al menos ocho muertes de brasileñas en Venezuela tras una cirugía plástica. En Bolivia, murieron al menos 7 en 20 años, según datos de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica.
Los riesgos a los que se enfrentan los pacientes no solo están presentes en los procedimientos en sí, sino también en los periodos del post operatorio.
"Una de las características que percibimos, principalmente en las cirugías hechas en Venezuela, es que los brasileños que tienen complicaciones hacen la recuperación en los hospitales públicos de Brasil", dice Calazans, de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica.
Por su parte Javier Ruiz Barea, de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, recomienda que los brasileños tengan cuidado a la hora de contratar a supuestos profesionales.
"Hay personas que no son médicos pero se hacen pasar por cirujanos plásticos. También existen médicos que no poseen esa especialidad pero se ofrecen para hacer este tipo de intervenciones".
En cualquier caso no hay manera de afirmar que las intervenciones en los países vecinos son más arriesgadas que las realizadas en Brasil. Los riesgos son los mismos-
Por eso todos los especialistas recomiendan siempre ponerse en manos solo de cirujanos que pertenezcan a las sociedades oficiales de cirugía plástica de cada país.
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