Después de casi dos horas a puerta cerrada y una hora más frente a la prensa, la cumbre de Helsinki entre Vladimir Putin y Donald Trump terminó y dio mucho que hablar.
Antes de la reunión celebrada este lunes, miembros del Partido Demócrata advirtieron al presidente de Estados Unidos que tuviera cuidado al tratar con su homólogo ruso.
Algunos sugirieron que no era prudente que Trump celebrara tal evento, teniendo en cuenta las acusaciones del Departamento de Justicia de EE.UU. contra 12 miembros de la inteligencia rusa por lanzar una guerra cibernética contra EE.UU. durante las elecciones de 2016.
Por otro lado, muchos republicanos se mostraron cautelosamente optimistas de que Trump manifestaría su oposición a de Putin en una serie de cuestiones.
El congresista Steve Scalise, líder de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes de EE.UU., dijo que Trump había llegado al encuentro "desde una posición de fuerza estadounidense para combatir la agresión rusa".
Pero las cosas salieron… un poco diferentes. Aquí hay algunos puntos clave.
Después de la reunión bilateral, un periodista estadounidense presionó a Trump para que explicara por qué había tuiteado que EE.UU. era el culpable de la actual tensión en las relaciones entre este país y Rusia.
En su respuesta, el mandatario defendió sus comentarios anteriores y dijo que consideraba a "ambos países responsables".
Dijo que ambas partes habían "cometido algunos errores", pero se negó a mencionar específicamente elementos como la intervención militar rusa en Ucrania y su anexión de Crimea, el ataque con el agente químico Novichok en Salisbury, en el sur de Inglaterra, y la acusación contra los rusos por supuestamente interferir en las elecciones estadounidenses de 2016 (y hackear la campaña electoral de Hillary Clinton, la excandidata del Partido Demócrata).
Más bien, insistió en que "no hubo colusión alguna" entre su equipo de campaña y Rusia.
Cuando se le preguntó si condenaría directamente a Rusia y Putin por la intromisión electoral, Trump dijo que sus funcionarios de inteligencia, incluido el director de Inteligencia, Dan Coats, le han dicho que "creen que es Rusia". Putin, continuó, le dijo que no había sido Rusia.
"No veo ninguna razón por la que debería ser (Rusia)", concluyó Trump, aparentemente inclinándose a favor de la inocencia rusas, por encima de las conclusiones de su propio gobierno.
Esto ha puesto a la comunidad de inteligencia de EE.UU. en una situación familiar, dadas las críticas pasadas de Trump.
Coats ha emitido un comunicado en el que dice que su comunidad de inteligencia respalda sus "evaluaciones basadas en hechos" de la intromisión rusa y sus "esfuerzos continuos y generalizados para socavar nuestra democracia".
Más tarde el lunes, el presidente hizo un esfuerzo, a través de Twitter, para calmar los ánimos de sus funcionarios.
"Como dije hoy y muchas veces antes, "tengo GRAN confianza en MI gente de inteligencia". Sin embargo, también reconozco que para construir un futuro mejor, no podemos centrarnos exclusivamente en el pasado. Como las dos potencias nucleares más grandes del mundo, ¡debemos llevarnos bien! # HELSINKI2018", tuiteó Trump después de reunirse con Putin.
Pese a que Robert Mueller, investigador especial de EE.UU. de la posible interferencia de Rusia, ha acusado a dos decenas de rusos, Trump todavía no está convencido de que tengan la culpa.
Más bien, plantea preguntas sobre la seguridad de los servidores informáticos del Partido Demócrata y el sesgo del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
Pero el Departamento de Justicia y el equipo de abogados especiales de Mueller se mantendrán firmes: el anuncio del arresto de María Butina, una mujer rusa acusada de ser una agente encubierta, es evidencia de ello.
Pero el esfuerzo de Trump para desacreditar su trabajo continuará.
La indignación de sus detractores
Como era de esperar, la actuación de Trump fue recibida con una mezcla de condena y burla desde la izquierda.
El líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, la consideró una "actuación vergonzosa" que fue "irreflexiva, peligrosa y débil".
John Brennan, director de la CIA durante la gestión de Barack Obama, dijo que Trump era culpable de traición.
El asesor político (y asesor de Jeb Bush) Mike Murphy calificó como un "día oscuro" al lunes en el que Trump y Putin se reunieron.
El ex candidato presidencial republicano de 2008, John McCain, dijo que había sido "una de las actuaciones más vergonzosas de un presidente estadounidense del que se tuviera en la memoria".
"El daño infligido por la ingenuidad, el egoísmo y la simpatía del presidente Trump por los autócratas es difícil de calcular", escribió en un comunicado el senador republicano de Arizona.
"Está claro que la cumbre en Helsinki fue un error trágico", añadió.
Quizás lo más notable es cómo Trump es visto entre los republicanos que están, o estaban volviéndose, más compasivos con él.
Abby Huntsman, comentarista republicana e hija del embajador de Estados Unidos en Rusia, Jon Huntsman, tuiteó que "ninguna negociación vale la pena como para arrojar a tu propio pueblo y país bajo el autobús".
El senador republicano Lindsey Graham de Carolina del Sur, quoen oscila entre ser crítico y confidente de Trump, calificó a la cumbre como una "oportunidad perdida", un "mal día para EE.UU." que será señal de debilidad para Rusia.
Otro alñido de Trump, el republicano Newt Gingrich, aseguró que las palabras de Trump sobre las agencias de inteligencia de su país son "el error más serio de su presidencia".
La columnista del New York Post Karol Markowicz fue franca.
"Puedes amar a Trump, puedes estar encantado de que haya vencido a Hillary, puedes tener razón en que la política exterior de Obama fue una payasada, pero acéptalo: esto fue atroz y ningún presidente estadounidense debería comportarse de esta manera", dijo.
La página web The Drudge Report, un agregador de noticias de tendencia conservadora, tenía un titular que decía "Putin domina" la cumbre.
Incluso en el canal Fox News, que normalmente defiende a Trump, los comentaristas parecían incómodos.
Neil Cavuto, presentador de esta televisora, calificó la actuación del presidente de "vergonzosa" y dijo que "nos hace retroceder mucho".
Mary Kissel, miembro del consejo editorial de The Wall Street Journal, dijo a la audiencia de Fox News que "no se logró nada" con la cumbre.
"El presidente dio la impresión de querer tener más reuniones, de acudir a Putin y pedir la ayuda de Putin, cuando deberíamos estar en la posición de que Putin venga a nosotros y nos pida que lo soltemos un poco", dijo. "Desafortunadamente, el presidente Putin obtuvo una gran victoria propagandística".
Esto podría cambiar, por supuesto. Con las batallas políticas internas en el horizonte —la confirmación de un juez del Tribunal Supremo y las elecciones para el Congreso— las líneas de batalla partidistas podrían volver a formarse rápidamente.
Por un momento, sin embargo, hubo un atisbo de duda y la posibilidad de que, en algún momento en el futuro, cuando la conveniencia política ya no sea primordial, Trump enfrente una oposición más significativa dentro de sus filas.
Trump y sus seguidores no lo ven así. Para ellos, la cumbre debe entenderse como el comienzo de un esfuerzo mayor para reparar las relaciones entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.
"Desde los primeros días de nuestra república, los líderes estadounidenses han entendido que la diplomacia y el compromiso son preferibles a los conflictos y la hostilidad", dijo el mandatario.
Putin hizo eco de esos sentimientos y calificó a la cumbre como un "primer importante paso".
Sin resultados tangibles de la cumbre, los dos líderes están enmarcando esta como la primera de muchas reuniones por venir.
Sin embargo, dada la reacción estadounidense desde todos los espectros políticos, puede ser difícil lograr reuniones futuras.
Después de una semana en el extranjero, Trump dio el lunes el golpe de gracia a lo que ha sido una semana altamente inquietante en los asuntos exteriores de EE.UU.
Los aliados europeos están intranquilos. Las relaciones entre EE.UU. y Rusia son inciertas, y el mundo político de EE.UU. está agitado.
¿Que viene después? No se sabe.