Hiram Almeida renunció a la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, cargo en el que estuvo desde el 15 de diciembre de 2014. No dio detalles del motivo de su renuncia, solo agradeció a los policías que estuvieron bajo su mando y deseo éxito a la nueva administración del Gobierno de la Ciudad de México; en su lugar llega Luis Rosales conocido como Jefe Apolo, exitular de la Subsecretaría de Operación Policial, la más importante en la Secretaría.
En 2014, Animal Político publicó una investigación que reveló cómo el exjefe de las policías tenía a10 familiares contratados en puestos directivos, como el caso de un hermano, primos, yerno y sobrinos, el llamado “Jefe Apolo” incurre en un conflicto de interés y sería objeto de una sanción que podría ir desde una amonestación hasta la destitución del cargo.
Almeida dijo que aún existen retos por cumplir para la policía, pero no solo eso, él también deja varios temas pendientes en su administración.
Uno de ellos es el caso del joven Marco Antonio Sánchez Flores, estudiante de la Prepa 8, a quien agentes detuvieron en el Metrobús Rosario, sin que lo presentaran al Ministerio Público. Por el hecho, la familia del joven denunció que fue víctima de desaparición forzada por parte de los oficiales.
Las autoridades, encabezadas por Almeida pasaron días sin informar qué fue lo que ocurrió con el joven durante el tiempo en el que no se conoció su paradero.
De acuerdo con la Defensoría de los Derechos de la Infancia, Save The Children y el Instituto para la Justicia Procesal Penal, tras encontrar a Marco “se le mantuvo en sujeción a su cama, revictimizándolo e ignorando la experiencia vivida en los 5 días que se mantuvo desaparecido”.
Marco Antonio ya está en su casa, sin embargo, organizaciones denunciaron que las autoridades han negado información sobre la investigación del caso, que es llevado con abogados de sus padres junto con la CNDH, ya que la familia hizo la petición tras las “irregularidades” detectadas en la CDHDF.
En 12 de las 16 demarcaciones los asesinatos han subido en los últimos cuatro años, es decir casi en el mismo periodo en el que Hiram Almeida estuvo al frente de la seguridad de la Ciudad de México.
Los datos oficiales de incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que desde 2014 comenzó el incremento de la violencia en la capital del país, y año con año la situación se ha ido deteriorando.
A nivel ciudad, de enero a mayo de 2014 se registraron 304 casos de homicidio doloso. Para el mismo periodo de 2015 crecieron a 319 casos; en 2016 se registraron 342; para 2017 se dispararon a 422; y de enero a mayo de 2018 la cifra ya alcanza las 480 carpetas de investigación por homicidio doloso.
Además, datos oficiales del secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que, de diciembre de 2012 a febrero de 2018, se han denunciado en la ciudad 958 mil 210 delitos de todo tipo ante las agencias del Ministerio Público.
Se trata de un promedio de más de 500 nuevos delitos cometidos en la capital, todos los días.
En el último año se han reportado hechos relacionados con el narcotráfico y en algunas zonas de la ciudad se han encontrado restos humanos. El caso más reciente ocurrió el pasado 18 de junio pasado, cuando fueron abandonados restos humanos, acompañados de un mensaje, en plena Avenida Insurgentes Norte.
La violencia armada se ha convertido en una constante en la capital del país. Solo por citar tres ejemplos este año: el pasado 23 de febrero dos personas fueron baleadas en el interior del campus de la UNAM en Ciudad Universitaria. Se presume que el homicidio podría estar relacionado con venta de drogas.
Luego, el 27 de febrero, dos personas murieron y siete resultaron heridas luego de ser atacados a balazos en una refaccionaria en la colonia Buenos Aires. No hubo detenidos y se presume que el asesinato estaría relacionado con extorsiones en la zona.
El 20 de junio hubo una balacera en la que participaron más de 100 policías contra un grupo delictivo, la cual dejó 4 personas muertas y 25 detenidos en la zona de los Culhuacanes. Tras el hecho, la SSP capitalina aceptó la disputa de dos bandas dedicadas a la venta y distribución de drogas: probablemente el Cartel de “El H” y el de Tláhuac.
Hasta mayo de 2018 hubo al menos 123 asesinados en la Ciudad de México, relacionados con el narco.
El pasado 19 de mayo el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, reconoció que narcomenudistas de la Ciudad de México tienen vínculos con cárteles del narcotráfico, que operan a nivel nacional.
El mandatario capitalino aceptó que estas agrupaciones “se han vinculado o relacionado con otros grupos que ejercen el narcotráfico a nivel nacional”, principalmente en estados como Jalisco, Guerrero y Morelos.
Amieva explicó que estos grupos criminales son los que proporcionan drogas y armas a los narcomenudistas que operan en la capital.
En enero de 2011, Miguel Ángel Mancera, entonces procurador de Justicia del Distrito Federal, y quien fuera posteriormente jefe de Gobierno, negó que grupos del crimen organizado se hubieran asentado en la capital.
Los asaltos a negocios de la Ciudad de México registraron en 2017 su nivel más alto en las últimas dos décadas.
De acuerdo con datos oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2017 se registraron un total de 17 mil 410 denuncias por robos a establecimientos comerciales de la capital mexicana, un promedio de mil 450 asaltos al mes, o 47 cada día.
Pero no solo destaca el asalto a negocios, también los ataques a negocios se han hecho cada vez más presentes. Por ejemplo, el pasado 16 de mayo, hombres armados ingresaron a la Cervecería de Barrio, ubicada sobre avenida Universidad y atacaron a dos comensales.
En promedio, durante la administración actual se denuncian diez nuevos casos de robo en la Ciudad de México cada hora. Esto sin contar todos aquellos robos que ocurren pero que las víctimas no denuncian ante el Ministerio Público.