El presidente Donald Trump se revolvió contra sus socios en el G7, el club que agrupa a los países más industrializados del planeta, después de reunirse en la reciente cumbre de Canadá.
El mandatario estadounidense escribió en su cuenta de Twitter comentarios muy críticos como respuesta a unas declaraciones del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
El gobernante canadiense había anunciado que Canadá respondería con nuevos aranceles a los impuestos por Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio.
Trump también retiró su apoyo al comunicado conjunto que había sido negociado durante la cumbre.
El presidente reiteró sus protestas porque, a su juicio, el gasto en defensa de los aliados de Estados Unidos es escaso y las barreras comerciales que imponen en sus aduanas demasiado altas.
También le recordó al mundo que está sopesando la posibilidad de imponer aranceles adicionales a la importación de automóviles.
¿Realmente tiene razón Trump al quejarse?
Lo que tuiteó Trump: "¡Debido a las falsas afirmaciones de Justin en una rueda de prensa y al hecho de que Canadá está imponiendo aranceles masivos a nuestros granjeros, trabajadores y compañías de EE.UU., he ordenado a nuestros representantes de EE.UU. no apoyar el comunicado mientras estudiamos aranceles sobre los automóviles que inundan el mercado de EE.UU!".
La realidad: Trump aludió a "los automóviles que inundan el mercado de Estados Unidos".
Es cierto que Estados Unidos importa más autos de los que exporta. El año pasado, el país vendió al exterior vehículos por valor de US$52.000 millones, pero sus importaciones suponen más de tres veces esa cantidad.
También lo es que las tarifas aduaneras de Estados Unidos a los vehículos importados son relativamente bajas (2,5%) si se las compara con las de la Unión Europea (10%), aunque Japón no aplica ninguna.
Si se fija la mirada en algunos productos en particular, se puede calibrar mejor si de verdad un país está siendo injusto en sus políticas comerciales.
En el caso de Estados Unidos, podríamos fijarnos en su arancel a las camionetas ligeras, que llega hasta el 25%.
Para hacerse una idea de cuánto un país protege a su industria local tiene mas sentido fijarse en el promedio de los aranceles. Hay varias formas de calcular un promedio, pero la impresión general que surge del análisis de las cifras es la de que las tasas arancelarias de Estados Unidos están entre las más bajas.
Otros países ricos tienen, en general, aranceles ligeramente más altos. No demasiado en cualquier caso.
Lo que tuiteó Trump: "¿Por qué debería yo, como presidente de Estados Unidos, permitir a otros países continuar haciendo un masivo superávit comercial, como han hecho durante décadas, mientras nuestros granjeros, trabajadores y contribuyentes tienen que pagar un precio tan grande e injusto? ¡No es justo para la gente de Estados Unidos! US$800.000 millones de déficit comercial…".
La realidad: Si escogemos la agricultura, entonces los países desarrollados, incluido Estados Unidos, suelen tener aranceles más altos que los que se aplican a los productos industriales.
En cuanto a los productos agrícolas, el promedio de Estados Unidos es más bajo que el de otros países ricos por una margen más amplio.
Trump protestó en uno de sus últimos tuits por el arancel del 270% que Canadá impone sobre los lácteos. Canadá tiene, efectivamente, un sector lácteo altamente regulado y protegido.
Según consta en la base de datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el tipo que aplica a un producto lácteo en concreto es exactamente ese. Hay otros que se acercan a ese elevado porcentaje.
Pero los aranceles que los países cobran en sus aduanas son en gran medida resultado de negociaciones, a nivel global en el seno de la OMC o entre grupos más pequeños de países mediante acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que une a Estados Unidos, Canadá y México.
Esa es la razón por la que el presidente Trump suele criticar a gobiernos anteriores respecto a los acuerdos comerciales que firmaron.
También suele recurrir a los desequilibrios en la balanza comercial como prueba de que, como sostiene, Estados Unidos recibe un trato injusto.
De hecho, es cierto que Estados Unidos tiene un déficit en relación con el resto del mundo, ya que importa en torno a medio billón de dólares más en mercancías de lo que exporta.
Trump ofreció una cifra mayor, US$800.000 millones, que es el déficit comercial solo por bienes, excluyendo los servicios.
En cualquier caso, la mayoría de los economistas entienden la balanza comercial basándose más en los ahorros y la inversión que en las políticas comerciales.
Si un país ahorra menos de lo que invierte, se considera que tiene un déficit comercial.
Lo que tuiteó Trump: "Por qué la Unión Europea y Canadá no están informando al público de que durante años han usado aranceles y barreras no monetarias en masa contra EE.UU. Totalmente injusto para nuestros granjeros, trabajadores y empresas. Desmantelen sus aranceles y barreras o haremos más que igualarlos".
La realidad: El presidente protesta por lo que denomina "barreras no monetarias contra Estados Unidos".
Todos los países tienen lo que habitualmente se conoce como barreras no arancelarias. Hay un amplio abanico de ellas. Incluyen restricciones basadas en motivos de seguridad o medioambientales, restricciones en el etiquetado y a los proveedores de servicios.
Las barreras no monetarias son mucho más difíciles de cuantificar y comparar que los aranceles.
Suelen argüirse buenas razones para las regulaciones, pero también pueden hacer más difícil para los proveedores de otros países y también es posible que en algunos casos eso sea precisamente lo que se persigue.
Por citar algunos ejemplos de barreras no monetarias en agricultura y alimentación, aunque los hay en otras muchas áreas, las asociaciones de granjeros de Estados Unidos se quejan de que sus productos son excluidos del mercado europeo por las reglas que limitan el uso de hormonas en la cría de ganado, cultivos genéticamente modificados y el ahora famoso pollo lavado con cloro.
Estados Unidos también tiene sus propias barreras regulatorias, entre otras la restricciones a las vísceras de animales al queso elaborado con leche sin pasteurizar. El Haggis y otros muchos quesos europeos están vetados en el país norteamericano.
Lo que tuitéo Trump: "…Y añadan a eso el hecho de que Estados Unidos pagó casi el coste completo de la OTAN, protegiendo a muchos de esos países que nos tangan con el comercio (¡solo pagan una fracción del coste y se ríen!) La Unión Europea tuvo un superávit de US$151.000 millones. ¡Debería gastar mucho más en fuerzas armadas!".
La realidad: Trump cree que su país paga casi toda la factura de la OTAN.
El gasto en defensa de Estados Unidos suma más de dos tercios del total del de los estados miembros de la alianza. La OTAN acordó que sus integrantes deberían alcanzar un 2% del Producto Interno Bruto. Estados Unidos es uno de los seis miembros que cumplen ese objetivo mayoritariamente ignorado.
Llamarle a eso "casi el coste total" es quizá un poco exagerado, pero no hay duda de que Washington soporta con más de lo que le corresponde de la carga financiera.
Las cifras que dio el presidente respecto a Estados Unidos (4% del Producto Interno Bruto) y Alemania (1%) son correctas aunque redondeadas por exceso.
Según las cifras de la OTAN, para 2017 son exactamente el 3,58% en el caso estadounidense y el 1,22% en el alemán. Hay una gran diferencia entre ambas, pero al redondearlas al alza parecen aún mayores.
Esos datos se refieren a todo el gasto en defensa. En lo que respecta a su aportación a la OTAN, Estados Unidos pone el 22,1% del total, mientras Alemania se queda en un 14,8%.
Pero tiene más sentido fijarse en los presupuestos totales en este campo. En palabras de un dirigente de la OTAN: "Estas cifras nacionales pueden ser consideradas contribuciones indirectas a la alianza, porque las fuerzas armadas aliadas contribuyen a nuestra seguridad colectiva".
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.