Aunque el empresario Ricardo Salinas Pliego las presume con orgullo en México y el extranjero, las Orquestas Infantiles de TV Azteca no son un ejemplo de filantropía corporativa. Constituyen un modelo en el que Estado aporta la inmensa mayoría de recursos para un programa privado.
Desde 2009 y hasta el primer trimestre de 2018, se han entregado al menos mil 689 millones de pesos de recursos públicos a ese proyecto de Grupo Salinas. Y el dinero le llega desde muchos lados: Congreso, la SEP, Conaculta y 29 gobiernos estatales, de acuerdo con la investigación de Quinto Elemento Lab, difundida por Animal Político, Aristegui Noticias y el espacio noticioso de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, entre otros medios.
Mientras tanto, los programas oficiales de cultura, festivales y compañías artísticas independientes de teatro, cine, danza, literatura, han pasado malas y oscuras horas porque invariablemente reciben una respuesta: no hay recursos, no hay dinero.
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El otoño ha llegado este 2010 a la Cámara de Diputados y en uno de los pasillos que conducen al salón del pleno, Ninfa Salinas Sada se topa con Armando Báez Pinal, legislador del PRI y uno de los integrantes de la Comisión de Cultura. No desaprovecha la ocasión, lo toma del brazo derecho y lo mira de frente.
–Oye, te encargo mucho nuestro proyecto.
–Seguro, seguro. Ya lo estamos revisando –responde Báez Pinal, músico y virtuoso ejecutante de guitarra. Sonríe y asiente con la cabeza.
Pero la joven diputada, hija del multimillonario empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca y Grupo Elektra, entre otros consorcios, insiste.
–Te lo encargo. ¡Que se atienda! –reitera Ninfa, según recuerda hoy el músico.
Ninfa se despide y sigue su camino. Antes de ingresar al salón del pleno, ubica en el vestíbulo a la diputada panista Kenya López Rabadán, presidenta de la Comisión de Cultura.
Se acerca y la saluda con efusividad para recordarle.
–No lo olvides, Kenya. Nuestro proyecto es transversal porque beneficia a muchos estados y no sólo a uno. Ahí te lo encargo.
Ninfa le planta un beso en la mejilla a manera de despedida y se aleja. Continúa cabildeando con intensidad.
Es la segunda quincena de noviembre y los diputados están listos para discutir y aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación 2011.
Un documento titulado Programa de Apoyo a Orquestas Infantiles Esperanza Azteca ha llegado desde hace un par de meses a los escritorios de cada uno de los integrantes de la Comisión de Cultura.
No es cualquier papel, en él la Asociación Azteca Amigos de la Cultura y las Artes AC solicita la asignación de 100 millones de pesos para crear 50 orquestas en 29 estados y en el Distrito Federal.
Por eso Ninfa Salinas, legisladora por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y un elemento clave de la telebancada, como se llama comúnmente a los legisladores que responden a los intereses de las televisoras y radiodifusoras privadas, tiene poco tiempo para conseguir que en el Presupuesto de Egresos se etiqueten esos millones para sus orquestas.
La joven diputada lo logrará: el 15 de diciembre de 2010 las orquestas infantiles Esperanza Azteca se anotan los primeros 100 millones de pesos de recursos públicos. En el futuro habría muchos más.
De eso trata esta historia.
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Esos 100 millones de pesos se multiplicarán aceleradamente. Es dinero público fresco. Y con él se pueden hacer maravillas.
Al fin y al cabo, Salinas Pliego ya había convencido previamente a un par de gobernadores de las bondades de su proyecto musical. El primero que se dejó seducir fue el poblano Mario Marín Torres, quien en 2009 decidió sacar 2.5 millones de pesos de la tesorería y entregárselos a la Fundación TV Azteca para crear la primera orquesta.
El segundo gobernador que corrió a abrazar con dinero público el proyecto de TV Azteca fue el de Nayarit: Ney González Sánchez, quien firmó en diciembre de 2009 un convenio y le entregó 5 millones de pesos para crear la Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca Nayarit.
El tercero en la fila fue el entonces gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, quien firmó un acuerdo el 26 de enero de 2010 para entregarle 6 millones de pesos al brazo filantrópico del consorcio de Salinas Pliego.
Ya se sumarían muchos más. Unas cuantas palabras bastaban para que lo hicieran.
Lo explicó el propio Ricardo Salinas Pliego unos meses más tarde, en noviembre del año 2011, en un encuentro que tuvo en Nueva York con los integrantes del Council on Foreign Relations:
“Estoy presionando a todos mis amigos en el gobierno. Les digo: ‘¿Oigan, están gastando muchísimo en educación, pero con pobres resultados. ¿Por qué no gastan algo de ese dinero en las orquestas, que realmente están formando a seres humanos?’. Y eso está teniendo eco. Estoy muy contento por ello”.
Tenía razón en estarlo. Los recursos públicos empezaron a fluir en oleadas.
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El músico Armando Báez Pinal, diputado del PRI en la LXI Legislatura (2009-2012), recuerda con claridad lo que ocurrió hace unos ocho años y confirma que la asociación de TV Azteca ha obtenido recursos públicos para formar sus orquestas.
–No sólo pide apoyo en la Cámara de Diputados, también a los gobernadores. Formar una orquesta es un proceso complejo. En ese tenor fue como la Comisión de Cultura acordó asignar el dinero solicitado.
El ex diputado, que ahora preside la sociedad de gestión colectiva Músicos Ejecutantes, justifica la decisión de entregar dinero a esos ensambles:
–Las orquestas requieren mantenimiento todos los años. Claro que eso levantó polémica porque [al siguiente año] se le volvió a otorgar a la Fundación Azteca otros 130 millones de pesos.
Báez Pinal se muestra un poco incómodo.
–Para mí es loable que TV Azteca haya hecho las orquestas, aunque reconozco que la Secretaría de Cultura federal debe asumir esa responsabilidad. Que sea esa instancia, y no una televisora, la que diseñe la política.
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Como pequeños que siguen al flautista de Hamelin, los gobernadores hacían metafóricamente una fila para entregar los recursos públicos a la empresa de Salinas Pliego.
Siguiendo el ejemplo de sus compañeros de Nayarit, Puebla y Veracruz, los gobernadores priistas Andrés Granier, Francisco Olvera, Enrique Peña Nieto, César Duarte, Ivonne Ortega, Humberto Moreira y Rodrigo Medina, entre otros, ordenaron transferir dinero público a la cuenta de las Orquestas Esperanza Azteca, mediante la firma de convenios de colaboración.
A los anteriores se fueron sumando gobernadores de otros partidos: Juan Sabines, Leonel Godoy, Mario López Valdez, Juan Manuel Oliva, Rafael Moreno Valle, Gabino Cué y hasta Miguel Ángel Mancera.
La influencia de Salinas Pliego y su capacidad de presión demostraron ser efectivos. La Secretaría de Educación Pública, el Conaculta, 30 gobiernos estatales, varios municipios, universidades públicas y hasta la Comisión Federal de Electricidad entregaron dinero y donaciones en especie a TV Azteca, según muestran diversos documentos oficiales.
Pero de todos los donantes con dinero público, las palmas se las llevan los diputados federales, quienes desde 2011 y durante ocho años consecutivos, incluso en los mayores momentos de crisis económica y a costa de los programas oficiales del sector cultura, han apoyado firmemente el proyecto “filantrópico” de Salinas Pliego.
Con este furor por entregar recursos públicos pronto se formó una bolsa cuantiosa.
Estas son las donaciones que el Congreso, los gobiernos estatales y dependencias federales han hecho con dinero de los contribuyentes a las orquestas Azteca:
Año Cantidad
2009 $7.5 millones
2010 $54 millones
2011 $401.6 millones*
2012 $122 millones
2013 $275.6 millones**
2014 $156 millones
2015 $187.5 millones
2016 $264.5 millones
2017 $146 millones
2018 $74 millones***
Total $1,689.5 millones
* Incluye los 265 millones invertidos para la recuperación y adecuación de la sede nacional de las Orquestas Azteca.
** La cifra incluye los 140 millones de pesos aportados para la Casa de la Música de Viena en Puebla.
*** Cifras al primer trimestre del año.
Fuente: elaboración propia con base en la Cuenta Pública de esos años, contratos con los gobiernos estatales y reportes de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados.
La cantidad podría ser mucho mayor. Los gobiernos de ocho estados se negaron a proporcionar a Quinto Elemento Lab la información de sus donativos y 23 más entregaron muy incompletos los convenios que firmaron con la televisora.
Ricardo Salinas Pliego declinó conceder una entrevista para esta investigación o responder un cuestionario con preguntas sobre las actividades de Fundación TV Azteca y el financiamiento de sus orquestas infantiles y juveniles. “Agradecemos mucho su interés, pero me informan que no podrá atender la entrevista”, respondió la asistente del empresario en un correo del 2 de abril de este año.
* * *
Salinas Pliego jaló todos los hilos disponibles para conseguir tantos recursos como le fuera posible. Y le resultó porque no sólo captó donaciones en efectivo sino en especie. Había necesidad de ello.
El proyecto de las Orquestas Azteca requería una sede nacional de relevancia, así tuvo que recurrir de nueva cuenta a instancias públicas. Su magnífica relación con el entonces gobernador poblano Rafael Moreno Valle fue la clave.
En Puebla, precisamente, había un lugar idóneo para la sede nacional: las viejas instalaciones de La Constancia Mexicana, la primera fábrica textil de México y Latinoamérica, construida en 1835, catalogada por el INAH como Monumento Histórico de la Nación.
Sólo que había un detalle: la remodelación y adecuación del predio de 52 mil metros cuadrados demandaba mucho dinero.
La solución llegó: el gobierno de Puebla y el Ejecutivo federal aportaron 265 millones de los 295 millones que costó la remodelación del inmueble. La Fundación TV Azteca contribuyó con 10 por ciento del total, como detalló el secretario de Finanzas y Administración del gobierno de Puebla en su comparecencia del 24 de febrero de 2014 ante el Congreso local.
La magnificencia y la relevancia histórica de la construcción del siglo XIX no habían pasado inadvertidas. El ex gobernador Mario Marín había anunciado ya que él se encargaría de rescatar la fábrica y que buscaría que se nombrara a La Constancia como monumento nacional. Todo quedó sólo en palabras.
Hasta que Moreno Valle la entregó en febrero de 2012 a las Orquestas Azteca para que la usaran como su sede nacional, donde más tarde se dio cabida también a la Casa de la Música de Viena en Puebla, una iniciativa de TV Azteca y Andrés Roemer, creador de varios programas de la televisora y socio de Salinas Pliego en ésta y otras iniciativas como el Festival Internacional la Ciudad de las Ideas.
Inaugurada en 2014, la construcción de la Casa de la Música de Viena también contó con muchos recursos públicos: el gobierno poblano aportó 53 millones de pesos, el Conaculta 50 millones más y la Secretaría de Turismo federal 37 millones de pesos. En total: 140 millones de pesos.
Mientras, decenas y decenas de compañías artísticas independientes, orquestas sinfónicas, el Centro de Capacitación Cinematográfica, los programas de culturas comunitarias, la red de librerías Educal, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, festivales de teatro, cine o danza, por ejemplo, pedían unos cuantos pesos más de presupuesto.
Cada caso variaba. Algunos hacían público su desconcierto, como los cineastas y profesores del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), una de las 15 escuelas de cine más reconocidas del mundo: al recortar “dinero a la cultura y la educación también [se] apagan los sueños de muchos jóvenes mexicanos. Entiéndanlo: la cultura no es un lujo ni un privilegio”.
La respuesta del Conaculta (hoy Secretaría de Cultura) y de la Cámara de Diputados era la misma: no hay recursos.
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Una exhaustiva investigación de Quinto Elemento Lab desarrollada durante ocho meses, con cientos de peticiones de acceso a la información al gobierno federal, a la Secretaría de Cultura, a los 32 gobiernos estatales y a decenas de municipios, así como una revisión de los reportes entregados por la Fundación Azteca al SAT, muestra que el programa de orquestas infantiles y juveniles que se presenta como un “modelo” de intervención filantrópica-empresarial no existiría sin recursos públicos.
Las aportaciones hechas durante una década por los gobiernos y el Congreso a la Fundación Azteca han corrido a la par de un drástico recorte al presupuesto público destinado a la cultura.
La síntesis de esta política pública se refleja en el siguiente dato: los recursos asignados al Conaculta han tenido un recorte de 60 por ciento entre 2012 y 2018.
El florecimiento de las Orquestas y Coros Infantiles Esperanza Azteca –a la fecha existen 86 en el país, integradas cada una por 200 niños y adolescentes– ha ido de la mano de la cancelación de festivales de teatro, música, danza y cine, la desaparición de orquestas sinfónicas, la difícil sobrevivencia de programas para atender las culturas comunitarias, entre otros fenómenos.
Este hecho no ha cambiado ni en situaciones extremas. Luego del terremoto del 19 de septiembre de 2017, los diputados cancelaron la convocatoria para que estados, municipios y asociaciones civiles inscribieran sus proyectos artístico-culturales con el fin de obtener recursos de una bolsa de mil 500 millones de pesos.
Argumentaron que darían prioridad a las labores de reconstrucción por los sismos y sólo asignaron 350 millones de pesos para 14 proyectos culturales “de alto impacto”.
De esos 350 millones, unos 70 millones (23 por ciento del total) fueron asignados a las Orquestas Azteca, tal como muestra el Presupuesto de Egresos 2018.
“Se ha violentado la Ley de Presupuesto que establece la convocatoria pública obligatoria para acceder a recursos etiquetados. Los proyectos fueron seleccionados a discreción. La asignación se hizo con base en acuerdos cupulares”, cuestiona Jorge Álvarez Máynez, diputado federal de Movimiento Ciudadano e integrante de la Comisión de Cultura.
No sólo eso, sino que el Conaculta (ahora Secretaría de Cultura) y la Secretaría de Hacienda han entregado a las Orquestas Azteca muchos millones más de los que los diputados aprueban.
En 2016, por ejemplo, casi le duplicaron la asignación: le entregaron 105 millones de pesos adicionales. Y lo mismo ocurrió en 2017: la Secretaría de Cultura canalizó 44 millones de pesos más de lo que el Congreso aprobó.
No es ninguna especulación. Está reportado en las cuentas públicas de esos años.
Eso tiene una explicación: el gobierno pasó por encima de los diputados gracias a la reconducción presupuestal prevista en un artículo “inconstitucional” incluido en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
Y eso es lo que molesta al diputado Álvarez Máynez: “El gobierno federal, el Ejecutivo, puede modificar el presupuesto aprobado por el Legislativo. Eso es lo que ocurrió por lo menos en 2016: nosotros [los diputados] de por sí asignamos una cantidad ya alta al programa de orquestas infantiles y el gobierno federal decidió incluso aumentar discrecionalmente esa cantidad”.
Sí, los aumentos discrecionales fueron de 83 y 47 por ciento, respectivamente. Y nadie supo de ellos.
Bueno, sólo las secretarías de Hacienda y Cultura, así como la Fundación TV Azteca.
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Egresada de la Universidad Anáhuac, donde estudió Mercadotecnia, Ninfa Salinas se convirtió en el artífice de la campaña más importante de las tiendas Elektra, propiedad de su padre: “Abonos más chiquitos, Pago puntual”, el slogan.
Apenas un año antes de ingresar a la Cámara de Diputados, Jorge Emilio El Niño Verde González, presidente del PVEM, la invitó a unirse a sus filas y luego le ofreció una diputación plurinominal.
Aunque en el periodo 2009-2012 funge como presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, su influencia deja huella en muchas áreas, como la de cultura.
[La actual senadora rechazó conceder, a través de su oficina de prensa, una entrevista para comentar sobre su papel en la asignación de recursos a las Orquestas Azteca.]
Jaime Oliva Ramírez, diputado por el PAN e integrante de la Comisión de Cultura 2009-2012, la recuerda y tiene muy presente el cabildeo de su colega Salinas Sada, aunque él lo llama de otro modo.
–Como todos le temen a la televisora, porque les puede hacer una campaña de desprestigio, la presión es superior. Pensamos que 100 millones sólo eran para 2011.
Sin embargo, al año siguiente se le volvió a entregar hasta un poco más de la cantidad anterior –concede en entrevista Oliva Ramírez, cuyo hermano Juan Manuel era gobernador de Guanajuato en 2011, cuando accedió a la petición de la Fundación Azteca y aportó 6 millones de pesos del presupuesto para formar orquestas de la televisora.
El ex diputado Oliva no niega los hechos. Recuerda que se formó la Sinfónica Esperanza Azteca Guanajuato y luego empezaron a pulular más en otros estados.
–Nunca pensamos que se seguirían con ese esquema de financiamiento público. Esto debe ser revisado. La Cámara de Diputados ya no debe mantener ese programa como si fuera parte del gasto federal. No lo es.
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No se sabe si en esa ocasión Ricardo Salinas Pliego usó un vuelo comercial o dispuso de su jet Gulfstream V matrícula XA-AZT para viajar a la ciudad de Tepic, lo que es un hecho es que el 3 de agosto de 2010 asistió a la firma del convenio para crear la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Esperanza Azteca Nayarit.
El entonces gobernador Ney González Sánchez era el anfitrión de la ceremonia, durante la cual se deshizo en elogios para Salinas Pliego, considerado el quinto hombre más rico de México, con una fortuna estimada por la revista Forbes en 7.1 mil millones de dólares.
Con “gran emoción”, Ney le dijo muchos piropos y le expresó su agradecimiento por lo que consideraba un acto desinteresado de Fundación Azteca al crear las orquestas infantiles y juveniles:
“Le doy las gracias a un gran mexicano. A Ricardo Salinas le digo que ojalá muchos aprovecharan su energía y su dinero, como lo hace Fundación Azteca, como lo hace el Grupo Salinas”.
Nada habría de malo con el agradecimiento del gobernador, sólo que cometió un error: a las Orquestas Esperanza Azteca llegan, si acaso llegan, muy escasos pesos de la bolsa de Salinas Pliego.
Ese programa “filantrópico” vive, en realidad, de los recursos de los mexicanos.