Han pasado más de cuatro meses del asesinato de Aarón Varela Martínez, candidato de Morena a la presidencia municipal de Ocoyucan, Puebla, y hasta el momento el homicidio sigue siendo un misterio.
Aarón recibió al menos cinco disparos, el pasado 1 de marzo, mientras manejaba su vehículo. Su cuerpo fue encontrado dentro del auto, todavía con el cinturón de seguridad puesto, en la calle 16 de septiembre de la junta auxiliar de San Antonio Cacalotepec, perteneciente a San Andrés Cholula, a menos de 30 minutos de la capital de Puebla.
La Fiscalía General del Estado (FGE) descartó de inmediato el móvil de robo, pues todas las pertenencias del candidato estaban intactas, y a la fecha se desconoce si existen avances en la investigación de su asesinato. La FGE no respondió a la solicitud de Animal Político para conocer sobre el estatus y la actualización del caso.
Si bien no hay líneas de investigación claras, militantes de Morena del municipio creen que fue por razones políticas.
La familia de Aarón, además, se ha alejado de los medios y la opinión pública, y sus compañeros de partido han tratado de seguir adelante con el proyecto para lograr el prometido cambio en Ocoyucan. El principal: sacar al PRI de la alcaldía y quitarle dominio a la organización Antorcha Campesina.
Ocoyucan está pegado a la zona metropolitana de Puebla capital, y tiene una posición privilegiada entre San Andrés Cholula –uno de los municipios con más ingresos en la entidad por la cantidad de desarrollos inmobiliarios y universidades– y la zona sur de la capital de la entidad.
Dentro de Ocoyucan está el fraccionamiento de lujo Lomas de Angelópolis; algunas de las propiedades en este exclusivo desarrollo, que es prácticamente una mini ciudad, se venden hasta en 15 mil pesos el metro cuadrado.
En Ocoyucan está la junta auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan, cuyo nombre saltó a la escena publica por haber sido el escenario donde fue asesinado el niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo en 2014, en el marco de la polémica y entonces recién aprobada “Ley Bala” del ex gobernador Rafael Moreno Valle, y las protestas contra la pérdida de autonomía de las juntas auxiliares, derivada de una reforma a la Ley Orgánica Municipal.
Junto al lujo de los desarrollos inmobiliarios, los habitantes originarios de Ocoyucan viven con carencias. La Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) lo tiene catalogado como un municipio con presencia indígena, con un alto grado de marginación, y de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) en sus indicadores de 2015 el rezago educativo, la carencia por acceso a servicios de salud, por hacinamiento, acceso a agua entubada y drenaje en las viviendas son mayores en el municipio que en la entidad.
Ocoyucan lleva casi tres décadas controlado por el PRI y Antorcha Campesina, conocida como “la organización”. Integrantes de Morena y habitantes de Ocoyucan coincidieron en que si te afilias a ellos tienes beneficios, pero si no el drenaje no llega a tu colonia.
En algunas de las nuevas colonias de antorchistas, dice Pascual Tenahua, quien suplió a Aarón Varela como candidato de Morena, te reciben a pedradas sino eres aliado del PRI o de Antorcha Campesina. Pero quienes toman las piedras y se las avientan son los niños de las escuelas. “¿Y qué hace uno contra un niño?”, se cuestionó.
Con el asesinato de Aarón el panorama político a nivel municipal se complicó y la fuerza que tenía Morena disminuyó, reconocieron los militantes del partido.
Violeta Becerril, Isauro Mécatl Mones y Pedro Juárez, los tres originarios de Ocoyucan y militantes de Morena, coinciden en que Aarón Varela era la figura con más fuerza y que representaba una posibilidad real de acabar con el dominio de Antorcha Campesina, organización que en un comunicado de prensa condenó el crimen del candidato y se deslindó de las acusaciones en su contra que los relacionan con el asesinato.
“Este crimen, condenable por todo ser humano bien nacido, sirvió como ariete a varios grupos de poder y sus medios de comunicación para acusar a nuestra organización de la autoría, usando para ello la táctica de la desinformación: primero algunos medios afirmaron que Varela era critico de Antorcha Campesina y que, en Santa Clara Ocoyucan, la población tiene diferencias con Antorcha, con el objetivo de poner el foco de atención mediático en nosotros”, escribió Antorcha Campesina en su comunicado.
Violeta Becerri dijo que lo que Aarón buscaba era que los ciudadanos tuvieran lo que por derecho les corresponde: los servicios básicos como agua potable, drenaje y recolección de basura. Algo que puede parecer muy evidente pero que en la realidad de este municipio no está al alcance de todos.
Isauro Mécatl y Pedro Juárez explicaron que los servicios en Ocoyucan no son de fácil acceso para cualquier persona: las principales carencias son de agua potable, drenaje y pavimentación, y generalmente llegan sólo a las colonias donde sus habitantes son afiliados a Antorcha Campesina.
Si no son de la organización, dijeron, no tienen acceso a los servicios.
Y es que el municipio lleva tres décadas con una fuerte presencia de la organización Antorcha Campesina y el PRI.
Aunque no hay ninguna declaración oficial ni línea de investigación concreta, los compañeros de Aaron Varela creen que el homicidio tiene un móvil político, porque era la única oposición fuerte y verdadera en este municipio, actualmente gobernado por el PRI.
Pascual Tenahua, candidato a la presidencia municipal por Morena, dijo que él y todo el partido buscan lo mismo que Aarón: hacer un cambio en la comunidad.
Pascual dijo que no ha tenido amenazas como tal, pero en dos ocasiones la policía municipal ha intentado pararlo sin ninguna orden ni operativo para revisar su vehículo.
Durante los últimos cuatro años ha habido fuertes conflictos en el municipio por Antorcha Campesina: el exalcalde Francisco Simarrón Ocotoxtle, del PRI, tuvo un desacuerdo con Antorcha por lo que lo destituyeron y encarcelaron. En su lugar entró José Santos Gregorio Tecuatl; la presidencia estuvo tomada durante meses por personas afiliadas a la organización.
Chalchihuapan es otro de los ejemplos más evidentes de la división y tensiones que ha provocado la presencia de Antorcha en el municipio, pues los habitantes que no simpatizaban con la organización no eran bienvenidos en la iglesia de la localidad.
Aarón era abogado –trabajó un tiempo en el Ministerio Público– pero casi no litigaba; a lo que se dedicaba de lleno era a su negocio, un taller de costura en el que hacía playeras.
Era casado y tenía tres hijos, una persona muy reservada con su vida privada, dicen, pero conocida y querida en el municipio. Tanto que una semana después de su asesinato un grupo de habitantes de Ocoyucan se manifestaron frente a la FGE para exigir justicia.
Cuando se afilió a Morena empezó a hacer el trabajo de brigadeo, yendo de casa en casa a invitar personas. Aarón hizo un gran trabajo político para posicionar al partido a nivel local y cuando tuvo la oportunidad de ser candidato se anotó, como otras personas.
Violeta Becerril, militante de Morena en Ocoyucan y compañera de trabajo de Aarón, dijo que al principio no estaba tan bien posicionado pero después tomó mucha fuerza, pues los ciudadanos veían en él a una persona que buscaba el cambio.
“Honestamente no sabemos, a la fecha yo no puedo explicarme cómo es que sucedió, fue algo que nos tomó por sorpresa a todos, a todos, a todos sus cercanos en el equipo y a todo el pueblo, al municipio en general. Su muerte nos sorprendió a todos y lamentablemente con él se fueron las esperanzas de que el municipio pues tuviera otra cara”.