"La primera vez que vi a mi hermano me quedé helada. No pude decir nada. Nos sentamos en el sofá de su casa. Hubo un silencio. Entonces comencé a llorar".
"Las primeras palabras que me dijo fueron ‘no llores’. Luego me tomó de la mano. Todos los que estaban allí lloraron también. Fue un momento mágico".
Kiran Gustafsson tenía 33 años cuando conoció a su mellizo por primera vez.
Fue un giro inesperado en un viaje ya de por sí muy emocionante. Kiran había regresado a la India para buscar a su madre biológica. Lo último que esperaba encontrar era un hermano perdido.
Creciendo en Suecia con su familia adoptiva, Kiran dice que tuvo padres cálidos y amorosos que le dieron todo lo que un niño puede desear.
Sus padres, la maestra jubilada Maria Wernant y el empresario Kjell-Ake, siempre habían sido abiertos sobre el hecho de que había sido adoptada de un orfanato en Surat, una ciudad en el estado indio de Gujarat, cuando tenía tres años.
Kiran cuenta que no tiene recuerdos de esos primeros años.
"Mis padres nunca me hicieron sentir diferente. Siempre me dijeron que me enorgulleciera de lo que soy. No podría pedir nada más de mi crianza", le dijo a la BBC.
Sin embargo, admite que siempre sintió que faltaba algo. Por ejemplo, estaba celosa de la conexión entre sus dos hermanos menores, un varón y una mujer. Sentía que ellos tenían una cercanía entre sí que nunca tendrían con ella.
A medida que crecía, dice que esa sensación de vacío se intensificó. Finalmente habló con su familia al respecto. Fueron muy comprensivos y en 2000 toda la familia emprendió un viaje a Surat.
Ella viajó de nuevo en 2005, esta vez con su clase de la universidad, como parte de un curso de sociología y derechos humanos.
Pero estos viajes la dejaron con más preguntas.
De vuelta a casa en Suecia investigó más sobre su adopción y descubrió más detalles sobre el orfanato donde pasó sus primeros años.
En 2010, tomó la decisión de buscar a su madre biológica, pero no estaba segura de cómo hacerlo.
"Mis padres estaban de acuerdo con mi decisión. Me dijeron que estaban orgullosos de mí y que me amaban", afirmó.
Tardó seis años en avanzar con su búsqueda. En 2016, Kiran, quien para entonces ya trabajaba como consejera vocacional, asistió a una conferencia que dio Arun Dohle, cofundador de la organización holandesa ONG Contra el Tráfico de Niños.
Al igual que ella, Dohle era de origen indio. Y al igual que ella, había sido adoptado.
En su charla, Dohle reveló su propia batalla legal para obtener información sobre su madre biológica en India.
Inspirada en su historia, Kiran comenzó a comunicarse con Dohle. Él la puso en contacto con la trabajadora social de protección infantil Anjali Pawar, quien aceptó ayudarla.
A través de sus investigaciones, Pawar pudo descubrir la identidad de la madre de Kiran. Su nombre era Sindhu Goswami y había trabajado como empleada doméstica en Surat.
También descubrió que Kiran tenía casi dos años cuando su madre la dejó en el orfanato. Y que hacía visitas frecuentes para verla. También que le había dado a los encargados del orfanato su dirección de trabajo.
Armada con esta información, Kiran regresó a India en abril de 2018 acompañada por un amigo.
Conoció a los antiguos empleadores de su madre, pero la información que le dieron no fue suficiente para continuar su búsqueda. No podían decirle dónde estaba ahora o si estaba viva. Pero le dieron una fotografía de su madre sosteniéndola.
"Nos parecemos", dice Kiran.
Fueron días muy emocionantes para Kiran. Pero el mayor shock estaba por llegar.
Anjali Pawar había logrado encontrar el certificado de nacimiento de Kiran. Y fue entonces cuando descubrió que tenía un hermano mellizo.
"No lo podía creer. Todas esas dudas que tenía sobre conectar y pertenecer fueron respondidas. Estaba en shock. Fue increíble", recuerda Kiran.
Decidió comenzar a buscar a su hermano.
Afortunadamente, no fue una búsqueda difícil. Él había sido adoptado por una familia en Surat y actualmente es un hombre de negocios.
Sin embargo, conocerlo no fue fácil. Resultó que su familia nunca le había dicho que fue adoptado. Eran reacios a decírselo. Se requirió de mucha persuasión para lograr que estuvieran de acuerdo.
Finalmente, los mellizos se encontraron en una reunión emocionante.
"Nos hallamos el uno al otro pero todavía tenemos muchas preguntas. Todavía hay tristeza", dice Kiran.
Ella cuenta que su hermano, que pidió no ser identificado en los medios de comunicación por el momento, le dijo que "tenía la misma sensación de que algo faltaba en su vida".
"Cuando nos despedimos aquel día todavía todo era surrealista, así que no dijimos mucho".
Los hermanos decidieron reunirse en el hotel de Kiran al día siguiente para hablar un poco más.
"Me dijo que tenía miedo de perderme de nuevo. Y que no quería verme partir al aeropuerto, así que se fue temprano", afirma Kiran.
"Cuando nos separamos me dio un abrazo y se fue con su padre. En ese momento sentí un enorme vacío. Pero me prometió que celebraríamos nuestro próximo cumpleaños juntos en Suecia".
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