Cuando a principios de este año Ciudad del Cabo anunció que estaba cerca de convertirse en la primera ciudad del planeta que se queda sin agua, acaparó la atención del mundo.
Las predicciones iniciales indicaban que en esa ciudad sudafricana de 4 millones de habitantes, afectada por una severa sequía, los grifos se secarían en abril.
Al final llegaron las lluvias y las represas nunca redujeron sus niveles por debajo del 13,5% de su capacidad, evitando que se llegara al "Día Cero".
Pero ¿qué lecciones se aprendieron de esa crisis hídrica?
En momentos como estos, lo mejor es pensar de forma creativa.
Cuando Nick Sloane -un sudafricano capitán de salvamento conocido por haber reflotado el crucero Costa Concordia en el Mediterráneo- anunció que podía resolver el asunto arrastrando un iceberg de 100 millones de toneladas desde el océano Antártico, causó asombro.
El capitán Sloane le aseguró a la BBC que esto es totalmente posible.
"En este momento hay miles de icebergs a la deriva en el Antártico", explicó.
"La mayoría de los icebergs están siendo empujados hacia el sur por la corriente de Agulhas. Vamos a tratar de guiar al iceberg hacia una corriente diferente: la de Benguela".
La corriente, explica, es fría así que el iceberg podría conservarse.
Lo más importante es que viajaría unas 1.200 millas náuticas hacia el norte hasta cerca de Ciudad del Cabo, donde, en teoría, debería parar en el lecho marino.
Pero ¿para qué llevar a cabo todo este esfuerzo?
Uno de estos icebergs podría suministrar suficiente agua para una tercera parte de los residentes de Ciudad del Cabo durante todo un año.
El vicealcalde de la ciudad, Ian Neilson, todavía necesita convencerse, especialmente porque mover icebergs miles de kilómetros conlleva riesgos y definitivamente no es barato.
"Las preguntas son: ¿cuál es el precio? y ¿cuánto tiempo tomará?", le dijo a la BBC. "Así que debe presentarse un caso realmente convincente".
Y de cualquier forma, la ciudad ya tiene sus propios planes para aumentar sus reservas de agua.
"Estamos llevando a cabo proyectos basados en agua subterránea, reutilización del agua y desalinización, y hasta que veamos algo mejor esto es lo que vamos a seguir haciendo", explica.
Esto parece sugerir que otra idea, discutida hace más de una década, para trasladar agua desde 4.000 km de distancia desde el rio Congo hasta Ciudad del Cabo, probablemente no va a ocurrir.
Lo cual es bueno porque esa fuente de agua también está siendo considerada como una posible solución para un lago que está desapareciendo en África.
La crisis de Ciudad del Cabo realmente acaparó la atención del mundo después de que se anunciara que los ciudadanos sólo tendrían permitido vivir con 50 litros de agua al día.
Los habitantes de la urbe sudafricana se adaptaron rápidamente.
Las duchas de 90 segundos, los retretes en los que no se tira de la cadena y los autos sucios son un motivo de orgullo en la ciudad.
Hay restaurantes que han clausurado los grifos de sus baños, forzando a los clientes a que usen gel antiséptico para lavarse las manos, y muchas piscinas públicas están vacías.
Y ha funcionado.
"Hemos disminuido nuestro consumo general en 50%", dice Neilson. "Esto no pudo haberse logrado con sólo un número pequeño de personas. Está claro que ha habido un cambio en el enfoque de la gente hacia el agua".
Por supuesto, hay lugares en los que todavía se ve el césped perfectamente verde y cuidado. Pero por lo general, en ellos hay un cartel que aclara -a veces de forma defensiva- que utilizan "agua de pozo".
La perforación de pozos se ha convertido en un buen negocio en Ciudad del Cabo y los postes de luz están llenos de anuncios de empresas que ofrecen perforarlos.
Y si sospechas que tu vecino no está haciendo su parte para enfrentar esta crisis hídrica, hay un útil mapa interactivo que muestra exactamente cuánta agua está utilizando cada calle.
Los residentes más pobres ya lo hacían
Cuando se anunció la llegada del "Día Cero" hubo quien señaló a los asentamientos informales de la ciudad, asegurando que allí algunos de los grifos se utilizaban sin parar.
Esto simplemente no es verdad, dice Neilson. Según el canal News24 de Sudáfrica, incluso antes de la sequía, los hogares de los asentamientos informales de la ciudad utilizaban sólo 40 litros de agua al día.
"Los asentamientos informales usan menos del 4% del agua. Ese no es el lugar donde está el problema", afirma Neilson.
"El mayor uso es el que tiene lugar detrás de los enormes muros" de los barrios residenciales, apunta.
Ciudad del Cabo, admite Neilson, fue tomada por sorpresa por la sequía que la ha afectado los últimos tres años.
"Las precipitaciones que habíamos tenido disminuyeron drásticamente y eso ocurrió de forma instantánea, de la noche a la mañana", afirma.
"Un cambio puede ocurrir y golpearte más rápida y dramáticamente de lo que anticipas. Así que ¿cómo te preparas para ello?".
"Si dependes de sólo una fuente de abastecimiento de agua, necesitas cambiar y diversificarte. Debes poner las cosas en orden antes de que el desastre ocurra para que estés preparado y puedas enfrentarlo".
Ciudad del Cabo ahora debe ser capaz de prepararse para soportar otra sequía como esta, estableciendo también nueva legislación para asegurar que los hogares son más eficientes en el gasto de agua en el futuro.
Pero más que eso, se espera que la gente continúe moderando su consumo del preciado líquido, como ha ocurrido en los últimos meses.
Después de todo, tras la gran última sequía se necesitó una década para que el consumo de agua alcanzara sus niveles anteriores, indica Nielson.
Y además, ahorrar agua ahora se ha convertido en un símbolo de orgullo para los residentes de la ciudad.
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