El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) aseguró que, hasta el momento, no hay indicios o pruebas científicas que confirmen la muerte violenta de Javier Salomón Aceves, Daniel Díaz y Marco Ávalos, estudiantes de cine desaparecidos en Tonalá, quienes posteriormente habrían sido asesinados por un grupo de la delincuencia organizada, según la Fiscalía estatal.
El pasado 23 de abril, autoridades de Jalisco informaron, con base en declaraciones de presuntos implicados, que los tres jóvenes fueron asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido.
El director del IJCF, Luis Octavio Cotero Bernal, dijo que nunca ha descartado que en la finca donde se encontraron los tinacos no se hayan disuelto los cuerpos de las víctimas, tal como lo publicó un medio local este jueves 3 de mayo.
“Hasta este momento no hemos encontrado ningún indicio que corresponda al perfil genético de Javier Aceves Gastélum, pero la policía científica federal, que también colabora en la investigación está realizando otras pruebas adicionales”, explicó el funcionario en una conferencia de prensa en la cual no se aceptaron preguntas de medios de comunicación.
Omar N, rapero conocido como QBA e integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Gerardo N, alias el Cochi, presunto líder de una célula delictiva del mismo cártel, aceptaron su participación en el crimen y detallaron la manera en la que detuvieron y asesinaron a los jóvenes estudiantes, a quienes presuntamente disolvieron en ácido.
Cotero Bernal explicó lo que ocasiona el ácido sulfúrico en el cuerpo de las personas o de un material orgánico debido a lo corrosivo de la sustancia.
“Debido a lo corrosivo de esta sustancia, la molécula de ADN se rompe y en estas condiciones es imposible obtener algún perfil genético. El ácido sulfúrico encontrado en la casa tres era (de) una concentración del 98 %, que es el grado más alto en el que se comercializa, el cual fue combinado con agua, lo que potencializa la corrosividad y el grado de destrucción de organismos. Son estas circunstancias las que hacen que la labor de los especialistas lleve aún más tiempo para el estudio de las pruebas”, expuso el director del instituto.
Recordó también que los elementos que tienen en el caso no son de los tinacos contenedores de ácido, sino de manchas de sangre localizadas en la casas de la calle Lechuga y la finca de la calle Amapola, la primera referente a Daniel y la otra a Marco; de Javier aún no hay información.
Detalló que casi 150 indicios o datos de prueba, incluido material genético y huellas, se siguen analizando junto con la policía federal, por lo que pidió “no caer en precipitaciones”, ni generar “confusiones apresuradas”.
Con información de Martha Hernández Fuentes