"No pueden formar parte del gobierno los sujetos que (…) pertenezcan a la masonería", afirma el pacto de gobierno acordado por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas en Italia.
El documento, que sienta las bases de formación de gobierno por los dos partidos más votados en las elecciones generales italianas el pasado 4 de marzo, sitúa a los masones en el mismo plano de los delincuentes, corruptos y mafiosos.
Quedan descartados automáticamente por el código ético de la posible coalición para llevar las riendas políticas del país.
El Gran Oriente de Italia -la congregación masónica más numerosa del país con alrededor de 18.000 miembros– pidió la intervención del presidente de la República ante esta medida, que consideran una "discriminación odiosa" y "una ofensa a la historia de Italia".
"La idea de insertar una cláusula antimasónica en el contrato entre la Liga y el M5S es contraria a los principios constitucionales. Recuerda a las leyes fascistas que los masones siempre denunciaron y que son la consecuencia de una peligrosa deriva liberticida", afirmó el grupo en un comunicado.
Las negociaciones entre la euroescéptica y antiinmigración Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas -el partido fundado por el cómico Beppe Grillo, a menudo calificado de populista- duraron más de dos meses y medio.
Este miércoles, el candidato propuesto como primer ministro, Giuseppe Conte, un profesor universitario sin experiencia previa en la gestión política, recibió el mandato del presidente, Sergio Matarella, para formar gobierno.
Pero, dentro de este contexto de negociaciones políticas, ¿a qué se debe la inclusión de la masonería en el código ético de la posible coalición como una de las razones que invalidan a cualquier posible miembro del gobierno?
Una de las razones hay que buscarla en la historia reciente italiana, en uno de los escándalos más graves de las últimas décadas, el de la logia P2 o Propaganda Due en 1981.
"Aquí tenemos una especie de reactualización de un tema que estuvo muy presente en la esfera pública italiana en los últimos 30-40 años. Y las raíces están en el famoso escándalo del P2 que fue una especie de logia masónica descrita normalmente como desviada", le dice a BBC Mundo Marco Posi, profesor asociado de historia de la filosofía hermética en la Universidad de Ámsterdam.
"Fue un gran escándalo cuando se descubrió que en esta logia había muchas personas que estaban en altas posiciones en política, en el ejército, en los medios de comunicación. El grupo tenía unos intereses políticos, una agenda para transformar las instituciones italianas", agrega este experto en relaciones entre grupos esotéricos y política.
La logia P2 se fundó en 1945, pero fue expulsada del principal grupo masónico italiano, el Gran Oriente de Italia, en 1976.
Desde entonces, siguió operando de forma clandestina con el objetivo de reconducir la política italiana a posiciones más conservadoras.
El artículo 38 de la Constitución Italiana prohíbe la existencia de sociedades secretas, por lo que las actividades de P2 se encontraban fuera de la ley.
En 17 de marzo de 1981, en el marco de la investigación sobre la quiebra del Banco Ambrosiano -participado por el Vaticano-, se encontró una lista en la casa de Lito Gelli, gran maestre de la logia secreta.
El documento contenía los nombres de 961 presuntos miembros de la logia, entre ellos ministros, parlamentarios, jueces, banqueros y hombres de negocios como Silvio Berlusconi, quien en aquel momento aún no había dado el salto a la política.
Aunque muchos de los señalados negaron su pertenencia a la logia, el escándalo sacudió la política y llevó a la dimisión del gobierno del primer ministro Arnaldo Forlani.
"Este fue un momento definitorio para la historia de la masonería en Italia porque el escándalo afectó mucho su imagen pública en los años siguientes. La idea de la masonería como un problema político ha emergido una y otra vez en el país", apunta Posi.
"Pero probablemente nunca fue tomada como un tema del discurso retórico por un partido grande antes del Movimiento 5 Estrellas. Y esto es lo nuevo ahora (…) La historia de la masonería es muy compleja y hay que evitar simplificaciones. Y para el M5S es muy fácil generalizar y simplificar porque para hablarles a sus votantes suelen usar un lenguaje muy simple", agrega.
El experto asegura, sin embargo, que el M5S no es el primer partido en plantear la "incompatibilidad" entre su militancia y la masonería.
"El Partido Comunista durante la mayor parte de su historia y la Democracia Cristiana, el partido más importante de Italia después de la II Guerra Mundial, también lo hicieron. Y antes de la guerra, el fascismo tuvo una historia larga de persecución de la masonería. Lo que es nuevo quizá es que en el pasado esta incompatibilidad era más sobre el papel", señala el profesor.
Pero, más allá de los escándalos que dañaron la imagen de la masonería en las últimas décadas, otra razón para entender por qué la masonería figura el "Contrato para el gobierno del cambio" (este es el nombre completo del documento suscrito por el M5S y la Liga Norte) son los vínculos entre esa asociación y la mafia.
A finales de 2017, una comisión del parlamento italiano encargada de investigar la infiltración mafiosa en las organizaciones masónicas presentó los resultados de su investigación.
Cerca de 200 masones, según el informe, estaban implicados en investigaciones antimafia, especialmente en Calabria y Sicilia, en el sur del país, y seis habían sido condenados por asociación mafiosa.
La comisión antimafia también señaló que los mafiosos utilizan reuniones secretas de las logias para hacer negocios y establecer contactos con políticos y empresarios, y denunció la falta de transparencia de estas organizaciones que, según datos de la investigación, tienen cerca de 3.000 miembros cuya identidad se desconoce.
"La cuestión de la relación entre mafia y masonería aflora de una forma recurrente en las investigaciones judiciales de las últimas décadas, con una intensificación en tiempos recientes", señaló el informe de la comisión.
Frente a estas acusaciones, desde las organizaciones masónicas se alegó que esos casos individuales únicamente representan una minoría dentro los miles de miembros de la masonería y se aseguró que es injusto acusar al colectivo en su conjunto.
"Nosotros hacemos controles de forma rigurosa y los seguiremos haciendo, pero nuestras inspecciones no tienen las funciones de la policía judicial y no podemos actuar como si lo fuéramos", aseguró en aquel momento Stefano Bisi, gran maestro del Oriente Italiano, en una entrevista citada por la agencia de noticias italiana Ansa.
Marco Posi relativiza la influencia de la relación entre la masonería y la mafia en la decisión de la Liga Norte y el M5S, un grupo que ya mantenía un discurso antimasónico antes de la publicación de los resultados de la comisión antimafia.
"La forma misma en que se organiza la masonería hace fácil que organizaciones criminales intenten infiltrarse en ella y que, en ocasiones, tengan éxito. Esto sucede con mayor frecuencia en zonas de Italia donde la criminalidad organizada tienen un cierto control del territorio", reconoce el historiador.
"Pero en este caso, la mafia no solo se infiltra en la masonería, sino en todas las capas de la sociedad, incluidas las instituciones públicas. En este contexto, la masonería es parte de una imagen más amplia", concluye.
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