Este lunes, la poderosa Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos (NRA, por sus siglas en inglés) designó a un nuevo presidente.
¿Su nombre? Oliver North.
"Oliver North es un guerrero legendario de la libertad en Estados Unidos, un comunicador talentoso y un líder habilidoso", explicó Wayne LaPierre, director ejecutivo de la NRA, en un comunicado tras el nombramiento.
Lo cierto es que North, un militar retirado del ejército, no es un rostro ajeno para los estadounidenses.
En la década de los 80, cuando ejercía como asesor del entonces presidente Ronald Reagan, estuvo envuelto en uno de los principales escándalos de la historia reciente de Estados Unidos: el caso de los Irán-Contra.
El asunto acaparó la audiencia global cuando el propio North compareció en 1987 ante el Congreso de EE.UU. para explicar cómo el gobierno de Washington le vendía armas a Irán de forma secreta para financiar a la guerrilla de la Contra, que luchaba contra el gobierno sandinista en Nicaragua.
"En estos tiempos no creo en alguien más ideal para ocupar la presidencia de la NRA", agregó LaPierre en la presentación del flamante presidente.
North, de 74 años, reemplazará a Peter Brownell, quien había sido elegido el año pasado y decidió no buscar un segundo mandato al frente de la NRA.
La designación del excoronel ocurre pocos meses después de que un francotirador matara a 57 personas en Las Vegas, Nevada, y un joven acabara con la vida de 17 estudiantes en un tiroteo de un colegio en Parkland, Florida.
Estos ataques fomentaron un movimiento estudiantil que ha alcanzado eco global en su campaña por pedir restricciones al uso de armas en EE.UU.
Pero, ¿cómo fue el escándalo que puso al nuevo presidente de la NRA en las portadas de todos los diarios del planeta a mediados de los años 80?
A principios de esa década, varios asesores del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan -y North entre ellos- organizaron una operación de venta de armas a Irán para financiar a la Contra nicaragüense, la guerrilla de derecha que se oponía al Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido en el poder.
La idea era luchar contra el movimiento que había depuesto en 1979 el régimen de Anastasio Somoza y que había implementado en Nicaragua un modelo de izquierda que tenía vínculos con Cuba y la Unión Soviética.
En apariencia, no existía ningún inconveniente con el plan de los asesores de Reagan, pero en realidad había uno y era muy delicado: el Congreso estadounidense había prohibido a organizaciones gubernamentales financiar las actividades de la Contra nicaragüense.
Entonces, lo que hicieron North y el resto de los ayudantes para evadir la prohibición fue recurrir al Consejo Nacional de Seguridad (NSC, por sus siglas en inglés), que no se mencionaba explícitamente en la ley elaborada por el Congreso y de esa manera recaudaron fondos para la Contra.
Los integrantes del NSC también participaron en el envío ilegal de armas a Irán, y allí también había otro obstáculo debido a que en ese momento existía un embargo comercial impuesto por EE.UU.
Durante varios años, las cosas parecieron marchar sin que nadie lo notara, hasta que en noviembre de 1986 el diario libanés Ash-Shiraa publicó la historia.
Y se desató un escándalo mayúsculo, que incluía la posibilidad de que el propio presidente de EE.UU. fuese destituido.
El Congreso de EE.UU. realizó una investigación que tuvo como punto máximo la declaración de North ante la comisión investigadora.
En su declaración, que fue ampliamente televisada, North no sólo confirmó la ejecución del plan, sino otro asunto mucho más grave: que había destruido los documentos oficiales en los que se ordenaba la venta de armas a Irán y la financiación de la Contra.
Y en los que podría haber quedado involucrado el presidente Reagan.
North fue destituido y posteriormente condenado, pero finalmente nunca fue a la cárcel debido a la inmunidad que le otorgó su testimonio.
En 1994 se compitió por un escaño en el Senado de EE.UU. por el partido Republicano, pero fue derrotado en las elecciones de ese mismo año.
Entonces se volcó a la escritura y desde hace más de una década se ha convertido en panelista invitado en varios programas de la cadena de televisión Fox.
Y también ha sido un animador constante de las asambleas anuales de la NRA. Tanto que en la que tuvo lugar este fin de semana en Dallas, Texas, fue uno de los oradores invitados.
"Estoy ansioso por comenzar a trabajar como presidente de la NRA", dijo North después de que se hizo público su nombramiento.
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