La renuncia de los 34 obispos chilenos fue un movimiento sin precedentes que sumió a la Iglesia católica del país en la que es seguramente la peor crisis de su historia.
La decisión llegó después de tres días de reunión en el Vaticano en los que el papa Francisco les informó sobre los resultados de la investigación de la Santa Sede sobre el caso de presunto encubrimiento por el obispo Juan Barros de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.
BBC Mundo explica en cinco claves cómo la jerarquía eclesiástica chilena llegó hasta este punto.
Fernando Karadima desarrolló su carrera como sacerdote en la parroquia El Bosque, en la comuna de Providencia, en el noreste de Santiago, uno de los barrios más exclusivos de la capital chilena.
Tanto la justicia ordinaria como la eclesiástica lo consideraron responsable de abuso sexual de menores cometidos durante las décadas de 1980 y 1990.
A finales de 2003, el cardenal Francisco Errázuriz recibió una queja formal, pero trató de persuadir a los agraviados de retirar las acusaciones.
Cuando estos insistieron, el cardenal suspendió la investigación por tres años. Luego la remitió al Vaticano.
Pero hasta 2011 -cuando algunas víctimas hicieron público el caso con la intención de realizar acusaciones criminales- no hubo reacciones.
Ese mismo año, Karadima "fue retirado a una vida de oración y penitencia por el Vaticano". De acuerdo al informe publicado en aquel momento, Karadima sigue siendo sacerdote.
El religioso, sin embargo, no recibió una condena judicial ya que sus crímenes habían prescrito.
Juan Barros, obispo de la diócesis de Osorno, en el sur del país, fue duramente cuestionado por sus vínculos con el sacerdote Fernando Karadima y fue señalado como encubridor de sus abusos sexuales.
En marzo de 2015, cuando Barros asumió su cargo en Osorno, una multitud vestida de negro lo recibió con protestas.
En sus declaraciones, los denunciantes de Karadima aseguraron que fue Barros quien, como secretario del cardenal Juan Francisco Fresno, recibió las primeras denuncias contra el sacerdote en 1984, años antes de que explotara el caso.
"Simplemente las rompía", le dijo a BBC Mundo Juan Carlos Cruz, uno de los denunciantes del "Caso Karadima".
"Juan Barros estaba parado ahí, mirando, cuando me abusaban a mí. No me lo contaron, me pasó", aseguró Cruz.
Barros fue sacerdote durante 30 años y también ocupó el puesto de obispo castrense antes de su nombramiento en Osorno.
3. Por qué fue polémica la visita de Francisco a Chile
En enero de 2018, el Papa visitó Chile, el país de la región donde, según la encuestadora Latinobarómetro, más desconfianza genera la Iglesia católica.
"No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", dijo el Sumo Pontífice en el primer acto de su visita al país ante las autoridades en la Casa de la Moneda (sede del Ejecutivo).
"Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir", señaló Francisco, quien evitó decir la palabra abusos.
Esa misma tarde, Jorge Bergoglio mantuvo un encuentro privado con víctimas de pederastia.
Pero la visita del Papa a Chile no estuvo exenta de polémica.
La presencia de Juan Barros en la misa del papa Francisco en el parque O’Higgins en la ciudad de Santiago desató duras críticas. Barros, sin embargo, insistió en su inocencia.
"Se han dicho muchas mentiras respecto de lo mío", se defendió el en aquel momento Barros. "Una cosa es haber participado de una parroquia y otra cosa muy distinta es haber sido testigo de cosas por las cuales se condenó a un sacerdote. Jamás fui testigo de eso", afirmó.
En la misma línea se manifestó Francisco en aquel momento.
"El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar", dijo en la ciudad de Iquique, donde celebró la última misa de su viaje a Chile. "No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia", aseguró.
Al finalizar su gira, Bergoglio pidió disculpas por estas declaraciones. "Debo pedir disculpas porque la palabra ‘prueba’ ha herido a muchos abusados, fue sin querer", afirmó.
4. Por qué cambió de opinión el Papa
Después de su viaje a Chile, a finales de enero, el Papa dio un nuevo paso para esclarecer supuesto papel de Barros como encubridor en el "Caso Karadima".
Para ello, el Vaticano envió al país a Charles Scicluna, arzobispo de Malta, considerado el "mayor experto en crímenes sexuales en el interior de la Iglesia católica". Su misión era "escuchar" a los denunciantes.
La Santa Sede explicó ese movimiento asegurando que había surgido "información nueva" sobre el caso.
En febrero, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, denunció ante los medios que en 2015 le había enviado una carta a Francisco en la que detallaba los abusos sexuales que sufrieron él y otros menores, y el presunto encubrimiento del caso durante años por parte de la Iglesia chilena y por Juan Barros.
En ese momento, se informó que la carta había sido recibida en abril de 2015 por el asesor del Papa en la lucha contra los abusos, el cardenal Sean O’Malley, quien días después supuestamente aseguró a las víctimas y sus representantes que el Papa la había recibido.
Después de que se hiciera pública esa carta, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo -todos víctimas de Karadima y denunciantes de Barros- fueron invitados a reunirse con el Papa a finales de abril.
Días antes de esa invitación, al concluir la investigación de Scicluna, Francisco reconoció haber cometido "graves equivocaciones de valoración" respecto a Juan Barros y anunció que en mayo celebraría una reunión en el Vaticano con los obispos chilenos para comunicarles sus conclusiones.
Durante tres días, del 14 al 17 de mayo, los 34 obispos en activo de Chile acudieron al Vaticano para escuchar y evaluar los resultados. Francisco les entregó un documento de 10 páginas y, el último día, le dio una carta a cada uno de ellos.
"A la luz de estos acontecimientos dolorosos respecto a los abusos -de menores, de poder y de conciencia-, hemos profundizado en la gravedad de los mismos así como en las trágicas consecuencias que han tenido particularmente para las víctimas. A algunas de ellas yo mismo les he pedido perdón de corazón, al cual ustedes se han unido en una sola voluntad y con el firme propósito de reparar los daños causados", escribió Francisco.
Al día siguiente, los prelados le presentaron su dimisión a Bergoglio en un acto sin precedentes.
"Hemos puesto nuestros puestos en manos del Santo Padre y dejaremos que él decida libremente por cada uno de nosotros", informaron los obispos en una rueda de prensa desde el Vaticano.