En la década de los 90, un ‘affaire’ del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky causó un furor global y condujo a un juicio político del mandatario.
¿Podría ahora el escándalo de Stormy Daniels y Donald Trump tener un impacto similar?
El presidente Trump ha negado el supuesto encuentro de 2006, pero igual que en el caso de Clinton, el punto crucial del asunto no depende tanto de sexo, sino de las mentiras que pudieron haberse dicho.
¿Cuáles son las similitudes y las diferencias? ¿Cómo el escándalo Clinton/Lewinsky impactaría ahora en 2018?
El affaire Clinton/Lewinsky
"No tuve relaciones sexuales con esa mujer": fue la declaración enfática del presidente Clinton en 1998 que pasó a la historia como una de las citas más memorables de la política estadounidense.
No sólo fue una frase extraña, también fue falsa.
Después se comprobó que el presidente sí tuvo "relaciones" con Monica Lewinsky, una aprendiz de 22 años. Su amiga Linda Tripp había estado grabando en secreto conversaciones cuando ella confesó los detalles.
Cuando Lewinsky fue citada a comparecer por escrito en un caso de acoso sexual presentado contra el presidente por la empleada Paula Jones (que después fue desestimado), ella negó que hubieran tenido una relación sexual.
Clinton también negó haber tenido "relaciones sexuales" bajo juramento. Eso es lo que condujo a la acusación de perjurio.
La estrella de porno Stomry Daniels dice que mantuvo relaciones sexuales consensuales con Donald Trump en 2006, mucho antes de su candidatura presidencial, cuando él presentaba el reality show de TV The Apprentice.
Ella afirma que ocurrió una vez en la habitación de un hotel durante un torneo de golf, pero que se mantuvieron en contacto.
Trump niega el affaire, que supuestamente tuvo lugar cuando su esposa, Melania, estaba embarazada.
A principios de este año, surgieron informes de que Daniels había recibido US$130.000 del abogado personal de Trump, Michael Cohen, en un acuerdo para silenciarla, justo antes de la elección de 2016.
Desde entonces, Trump y su equipo legal han estado haciendo declaraciones contradictorias sobre el pago, lo que plantea interrogantes sobre cuánto sabía el presidente sobre éste.
Daniels presentó una demanda contra el presidente para anular el acuerdo, alegando que era inválido porque Trump no lo firmó. También demandó al presidente por un tuit "difamatorio".
Mientras tanto, los abogados de Trump están demandando a Daniels por US$20 millones en daños argumentando que violó el acuerdo de confidencialidad.
Cierto. Pero el pago fue hecho durante su campaña presidencial y en esto se basa el caso legal.
Si el dinero surgió de los fondos de campaña, esto sería una violación de la ley federal.
Cierto. No te pueden llevar a un juicio político por engañar a tu pareja.
Sin embargo, en el caso de Clinton, la gente argumenta que si el presidente estaba dispuesto a mentir sobre esto bajo juramento también estaría dispuesto a mentir sobre otras cosas.
En el caso de Trump, los críticos expresan preocupaciones similares sobre la confianza, y dicen que pagar dinero para silenciar indica que el mandatario puede ser susceptible a extorsiones, incluidas las de adversarios extranjeros.
Hasta ahora. Muchos consideran que el affaire de Clinton fue la parte más memorable de su presidencial.
Sin embargo, en la presidencia de Trump están ocurriendo tantas cosas que el caso de Stormy Daniels parece una trama secundaria.
¿Podrá sobrevivir también a esto? Todavía es muy pronto para saber cómo terminará este capítulo particular.
Monica Lewinsky se ha llamado a sí misma "posiblemente la primera persona cuya humillación global fue motivada por internet".
La historia se dio a conocer en el sitio web Drudge Report, en momentos en que casi nadie leía noticias en internet.
El periodista Michael Isikoff, que entonces trabajaba en la revista Newsweek, consiguió primero la noticia pero sus editores decidieron detenerla, con lo cual otros ganaron la primicia.
Isikoff recuerda que Newsweek entonces se apuró a publicarla en el nuevo sitio web de la publicación.
"Fue el primer artículo en el sitio", cuenta. Y agrega que ellos se dedicaron a enviarla por fax a varias personas porque no estaba seguros de que la encontrarían.
Pero la atención que obtuvieron fue "alucinante", escribe la periodista estadounidense Jessica Bennett en una reevaluación del escándalo publicada recientemente en la revista Time.
"The Wall Street Journal se refirió a Lewinsky, en la publicación, como la ‘pequeña zorra’".
Además de la humillación de que su vida sexual apareciera analizada alrededor del mundo, Lewinsky también enfrentaba hasta 27 años en prisión por presentar una declaración falsa.
Su madre también fue amenazada con ir a la cárcel si no entregaba los detalles de las conversaciones que había mantenido con su hija.
Durante más de una década, Lewinsky se mantuvo fuera de la atención pública.
Después, en 2014, escribió un ensayo de 5.000 palabras en Vanity Fair titulado "Vergüenza y supervivencia".
Decía que había sido diagnosticada con trastorno de estrés post traumático, había luchado contra pensamientos suicidas durante los procedimientos legales y había tenido problemas para conseguir empleo debido a su mala fama en los años que siguieron.
"A diferencia de otras partes involucradas, yo era tan joven que no tenía una identidad establecida a la que podía volver", concluye.
"No dejé que esto ‘me definiera’, simplemente no tenía la experiencia de vida para establecer mi propia identidad en 1998. Si no te has dado cuenta de quién eres, es difícil no aceptar la imagen horrible que los otros tienen de ti".
Hoy, Monica Lewinsky ya encontró su voz: es usuaria regular de Twitter y activista antiacoso que no evita mencionar su pasado.
Recientemente retó a una revista estadounidense por retirarle la invitación a un evento después de que Bill Clinton confirmó su asistencia.
"Querido mundo: por favor no me inviten a un evento (especialmente a uno sobre cambio social) y -después de que acepté- me desinviten porque Bill Clinton decidió asistir", escribió Lewinsky en un tuit.
"Es 2018, Emily Post (que escribió sobre etiqueta) definitivamente no lo aprobaría", agregó.
Lewinsky también es vista ahora como ejemplo para algunos millenials que no leyeron las noticias en los 1990 y están aprendiendo sobre el caso desde una nueva perspectiva.
"Cuando supe más sobre el escándalo en mis años adolescentes, ella se convirtió en una figura con la que sentí empatía", le dice a la BBC Eve Peyser, una periodista de 24 años de Nueva York.
"Creo que las feministas de mi generación consideran a Monica Lewinsky como una víctima de la mala conducta sexual en los lugares de trabajo".
Como veterana de la industria de cine porno, Stormy Daniels, de 39 años, ha enfrentado desde hace mucho sucios insultos, por lo que al parecer no se ofende con facilidad.
Cuando le lanzan críticas misóginas por el caso Trump en internet, ella las enfrenta directamente en sus cuentas de redes sociales, a menudo respondiendo a sus críticos con una mezcla de groserías y buen humor.
Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, se embarcó en una gira llamada "Hagamos a Estados Unidos Caliente Otra Vez", y recientemente apareció en el programa satírico Saturday Night Live representándose a sí misma y dirigiéndose al presidente: "Yo sé que usted no cree en el cambio climático pero se avecina una tempestad nene (haciendo referencia a su nombre Stormy que significa "tempestuosa" en inglés)".
Sus críticos, los simpatizantes de Trump, la acusan de tratar de impulsar su carrera. Ella alega que ya tiene una carrera suficientemente exitosa.
Muchos estadounidenses no saben cómo tomarla.
Cuando CNN entrevistó a un grupo de simpatizantes de Trump, la mayoría no creían en ella y dijeron que su estatus de estrella porno le daba poca credibilidad. Aunque uno dijo: "Me da lástima. Le tengo compasión".
La académica Hinda Mandell, autora de Sex Scandals, Gender and Power en Contemporary American Politics ("Escándalos sexuales, género y poder en la política estadounidense contemporánea"),afirma que Daniels está rescribiendo el guión de los escándalos típicos.
"Ella no se avergüenza y eso es poderoso", le dijo Mandell a la BBC. "Se ha hecho responsable del hecho y desea expresar su propia historia".
El movimiento en redes sociales, que surgió después de una serie de alegatos en Hollywood ha hecho al público más consciente de los asuntos que rodean el consentimiento y el poder.
Ni Lewinsky ni Daniels dijeron nunca que sus affaires era no consensuales. Sin embargo, ambos hombres habían sido acusados de acoso sexual por varias otras mujeres, lo que ellos siempre han negado.
Daniels ha dejado en claro que su historia no pertenece al #MeToo. Asegura que eso la haría una víctima, cuando ella siempre estuvo totalmente consciente de lo que estaba haciendo.
Hace hace poco la voz de Lewsinsky rara vez se escuchó.
"Es tan decepcionante que feministas importantes en esa época no pudieron entender lo sexistas y humillantes que fueron los políticos y los medios contra Monica Lewinsky", afirma Eve Peyser.
Y menciona a la escritora Gloria Steinem, quien restó importancia a las acusaciones de acoso contra Clinton en un controvertido artículo en The New York Times.
El diario retiró el artículo de su archivo en internet y el año pasado Steinem le dijo a The Guardian que hoy no escribiría lo mismo.
"Tenemos que creer a las mujeres", declaró en 2017, en lo más álgido del furor sobre Harvey Weinstein.
¿Cómo sobrevivió Clinton? ¿Y sobrevivirá Donald Trump?
Bill Clinton nunca fue depuesto. Los republicanos de la Cámara de Representantes lo llevaron a juicio político pero fue exonerado en el Senado y siguió en su cargo hasta 2001.
¿Podrá el escándalo de Stormy Daniels llevar a la caída de Trump?
"Cohen podría", dice Michael Isikoff. "¿Fue ese pagó único o hubo otros arreglos que no conocemos? Esas son las grandes preguntas que esto plantea".
Sin embargo, afirma que si los demócratas logran recuperar el control del Congreso, se verán renuentes a llevar a un juicio político por el caso de Daniels después de la forma como lucharon para defender a los Clinton. "Tendrían que arrepentirse de todo lo que dijeron", dice Isikoff.
Estas son las dinámicas típicas de un escándalo político sexual, según Hinda Mandell.
"Algo provocador y lascivo puede tener serias consecuencias políticas y legales", afirma Mandell.
"La gente por lo general capta lo que es fácil de digerir sobre un escándalo sexual", agrega. "Y entonces se dividen en líneas partidistas. Se alinean basados en sus creencias políticas".
Mientras tanto, dice, le gustaría saber qué ocurriría si una política mujer se ve involucrada en un enorme escándalo sexual en Estados Unidos.
"Nunca ha ocurrido y me pregunto: ¿cambiarían las cosas si llega a ocurrir?".