Más de 50 palestinos han muerto y unos 2,200 resultaron heridos por tropas israelíes, según autoridades palestinas, en los que ha sido el día más violento en la región desde la guerra en Gaza, en 2014.
La violencia se desató en torno a la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, una medida que ha enfurecido a los palestinos.
Los manifestantes lanzaron piedras y proyectiles, e incendiaron neumáticos creando gruesas columnas de humo.
La apertura de la embajada en la ciudad que Israel considera su capital indivisible fue celebrada con una ceremonia que incluyó al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y la alta asesora de la Casa Blanca Ivanka Trump, en representación de su padre, el presidente Donald Trump.
Sin embargo, la medida ha sido rechazada por la mayoría de los aliados de Israel y Estados Unidos.
Los palestinos ven el traslado de la embajada a Jerusalén como un espaldarazo de Washington al control israelí de toda la ciudad, cuyo sector oriental es considerado parte de un futuro estado palestino.
La manifestaciones han sido organizadas por Hamas, la facción más activista del liderazgo palestino que gobierna la Franja de Gaza.
La inauguración de la embajada de EE.UU. coincidió con el 70 aniversario de la creación de Israel.
Los palestinos han realizado protestas semanales en anticipación de la conmemoración anual de los que ellos llaman la “Catástrofe”, cuando centenares de miles de ellos tuvieron que abandonar sus hogares tras la fundación de Israel, el 14 de mayo de 1948.
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