Irlanda se pronunció este viernes sobre el que muchos consideran uno de sus "últimos tabús": la legalización del aborto.
Cerca de 3,2 millones de irlandeses estaban llamados a las urnas para participar en el referendo que puede acabar -o mantener- una de las leyes sobre el aborto más restrictivas de Europa, que únicamente permite esta práctica en caso de riesgo para la vida de la madre.
El gobierno irlandés publicó un borrador de ley que, de ganar el sí, permitiría la interrupción voluntaria del embarazo a demanda de la madre -sujeta a consulta médica- durante las primeras semanas de embarazo.
El recuento oficial de votos se realiza este sábado, pero dos encuestas a pie de urna ya apuntaron este viernes a que una abrumadora mayoría (entre 68 y 69%) habría apoyado la reforma de la Constitución para liberalizar la legislación vigente.
La cuestión plateó un debate encendido en un país de honda tradición católica. Miles de emigrantes irlandeses volvieron a la isla para tomar parte de un momento que consideran histórico.
58 países en el mundo permiten el aborto a petición de la mujer, mientras que 134 lo autorizan bajo condiciones más o menos estrictas. Solo 5 lo prohíben bajo cualquier circunstancia.
Pero esta realidad no siempre fue así. Si miramos esta cuestión desde un punto de vista histórico, ¿cuál fue el primer país en el mundo en despenalizar esta práctica? Y, ¿bajo qué argumentos los hizo?
Sólo tres años después del inicio de la Revolución de 1917, el 18 de noviembre de 1920, el Comisariado del Pueblo para la Salud y la Justicia publicó un decreto sobre la terminación artificial del embarazo.
Y la Rusia soviética se convirtió el primer país en autorizar el aborto voluntario y gratuito.
La ley -que no especificaba un límite de semanas para el aborto- autorizaba la práctica únicamente en hospitales, realizados por un médico, y sin fines lucrativos.
"La legislación de todos los países combate este mal mediante el castigo a las mujeres que deciden abortar y a los médicos que llevan a cabo la operación. Sin haber obtenido resultados favorables, este método de combatir el aborto condujo estas operaciones a la clandestinidad y convirtió a la mujer en una víctima de mercenarios, a menudo ignorantes, que hacen de las operaciones secretas su profesión", argumentaba el preámbulo del decreto.
Durante la época zarista, bajo una fuerte influencia de la Iglesia ortodoxa, la interrupción voluntaria del embarazo estaba prohibida.
En aquella época, aunque los abortos ilegales se practicaban, tener una gran descendencia se consideraba entre los campesinos, la mayoría de la población, como un síntoma de prosperidad.
Tras la Primera Guerra Mundial y el triunfo de la Revolución, esta percepción fue cambiando poco a poco.
"Marcadas por la consolidación del nuevo régimen soviético, se dieron las primeras etapas de una transición democrática con una bajada progresiva de la fecundidad y una disminución de la mortalidad infantil", cuenta Hélène Yvert-Jalu, profesora de la Universidad Paris I, en su trabajo "El aborto en la Unión Soviética", publicado en 1991.
Sin embargo, como puede observarse en el texto del decreto, las autoridades soviéticas de los primeros años consideraban el aborto como un "mal", un problema grave de la sociedad.
"Para la División de Mujeres del Partido no había ninguna inconsistencia en apoyar el decreto del aborto de 1920 y en defender al mismo tiempo la maternidad (…). En cambio, la elección era entre abortos legales (y seguros) y entre abortos clandestinos. En cuanto las condiciones económicas mejoraron, los firmantes del decreto se plantearon que el aborto podría ser innecesario", escribió Susan Gross Solomon, profesora de la Universidad de Toronto, en Canadá, en su artículo "El argumento demográfico en los debates sobre la legalización del aborto en los años 20", publicado en 1992 por la revista francesa Cuadernos del mundo ruso.
En este sentido, al tiempo que legalizaba el aborto, "el gobierno de trabajadores y campesinos" se comprometía a luchar contra esa práctica con "propaganda" entre las "mujeres trabajadoras" y con la introducción de medidas de protección de la maternidad y la infancia.
El gobierno soviético argumentaba que la mejora de las condiciones de vida aumentaría y reduciría el número de abortos.
La legalización del aborto hay que entenderla dentro de los primeros años de la Unión Soviética, cuando el nuevo sistema lanzó una serie de medidas encaminadas a transformar la sociedad.
"La institución tradicional familiar se consideraba ‘uno de los tres pilares que sostienen el edificio burgués‘, siendo los otros dos el antiguo Estado y la propiedad privada", sugiere Yvert-Jalu.
Junto a la legalización del aborto, señala la historiadora, la URSS tomó medidas como "la supresión del matrimonio religioso, la abolición de la autoridad marital y paternal, divorcio libre e igualdad absoluta de los niños legítimos y naturales".
Pero el decreto de 1920, señalan los expertos, conllevó un aumento de la práctica de abortos que no estuvo acompañada de una mejora de las condiciones sanitarias adecuada.
"El número de abortos registrados creció rápidamente (…). Como los hospitales sufrían de un déficit de camas y eran incapaces de dar abasto, en 1924, el gobierno restringió el acceso al aborto gratuito", aseguran Victoria I. Sakevich y Boris P. Denisov, de la Universidad Nacional de Moscú, en su artículo "Control de la natalidad en Rusia: vencer la resistencia del sistema estatal", publicado en 2014.
La consolidación en el poder de Joseph Stalin condicionó un cambio sobre la percepción del aborto -fundamentalmente por razones de fomento de la natalidad- que se consumó en junio de 1936 con la publicación de un decreto de prohibición.
Desde entonces, y hasta 1955, únicamente se permitió el aborto en casos en los que existía un peligro para la vida de la madre o cuando se detectara una enfermedad congénita.
Tras la muerte de Stalin, el aborto volvió a legalizarse durante el primer trimestre de embarazo.
Casi 30 años después de la caída de la URSS, el aborto sigue siendo una práctica legal y común en Rusia -el país de Europa con mayor índice de interrupciones voluntarias del embarazo y uno de los primeros del mundo- y en buena parte de los países exsoviéticos.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud de 2011, por cada mil partos en Rusia se produjeron 551 abortos, más del doble de los alrededor de 220 que tienen lugar en Estados Unidos.
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