Lo buscaron durante décadas hasta que, en noviembre de 2015, un esfuerzo conjunto del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), la Armada de Colombia y un equipo de científicos internacionales, dio sus frutos.
El descubrimiento de los restos del galeón español San José frente a las costas de Cartagena, Colombia, hundido por un cañonazo hace más de tres siglos, fue anunciado como uno de los hallazgos de patrimonio sumergido "más grande de la historia".
Tan valioso era el cargamento de oro, plata y esmeraldas extraídas de minas en Perú, que llevaba en sus bodegas —valuado en más de US$1.500 millones— que se lo conoce como "el Santo Grial de los naufragios".
Pero la polémica en torno a quién le pertenecen sus tesoros —se lo disputan Colombia, España y empresas privadas— hicieron que los responsables del hallazgo mantuvieran en secreto muchos de los detalles sobre lo encontrado.
Sin embargo, a casi tres años del descubrimiento, la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI, por sus siglas en inglés), una de las entidades que participó en la tarea de búsqueda, recibió autorización para revelar imágenes y nuevos detalles sobre este legendario galeón español de tres mástiles y 62 cañones.
Las imágenes muestran vasijas de cerámica y otros objetos, así como restos de sus cañones de bronce.
¿Pero cómo se logró encontrar a este barco que se hundió a más de 600 metros bajo la superficie con su botín y cerca de 600 hombres?
Clave para el hallazgo fue un robot submarino autónomo llamado REMUS 6000.
Este vehículo contiene cámaras y sensores, y es capaz de sumergirse hasta una profundidad de más de 6.000 m.
REMUS 6000, operado por WHOI, utiliza un sonar de largo alcance para identificar objetos en el lecho marino y luego comienza a rodear lo que encuentra para tomar fotografías, que más tarde son analizadas por investigadores que determinan si vale o no la pena observar el hallazgo en mayor detalle.
"REMUS 6000 fue la herramienta ideal para el trabajo, ya que es capaz de llevar a cabo misiones de larga duración en áreas amplias", señaló Mike Purcell, ingeniero de WHOI y líder de la expedición.
La búsqueda de naufragios de alto perfil no es algo nuevo para REMUS.
Fue justamente este robot el que jugó un rol crucial para encontrar en 2011 los restos del avión del vuelo Air France 447, que se había estrellado y hundido a cientos de kilómetros de la costa noreste de Brasil en 2009.
El vehículo también fue utilizado para mapear y fotografiar los restos del Titanic, durante una expedición de 2010.
Para confirmar la identidad del naufragio, REMUS se acercó a 10 metros.
Una vez allí logró tomar fotos de una característica clave distintiva de los cañones de San José.
Aunque los restos están parcialmente cubiertos de sedimentos, las cámaras de las misiones subsiguientes que se acercaron más al lecho marino mostraron detalles del naufragio en una resolución suficiente como para identificar grabados de delfines en los cañones de bronce, que permitieron confirmar que se trataba del San José.
El gobierno colombiano anunció, cuando se produjo el hallazgo, que tiene pensado construir un museo y un laboratorio de conservación de primera clase en Cartagena para preservar y exhibir los contenidos del naufragio, incluidos los cañones, las piezas de cerámica y otros artefactos.
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