Vanessa Rubio, coordinadora de la oficina de campaña de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-Panal), conoce bien a su candidato, José Antonio Meade.
Fue tres veces subsecretaria de Estado en las administraciones de Meade en las Secretarías de Desarrollo Social, Relaciones Exteriores y Hacienda durante este sexenio.
Sabe que para hacer crecer a su candidato – quien está en segundo lugar según sus encuestas – es importante desmarcarlo de los exgobernadores señalados por desvío de recursos y que un día formaron parte de una generación de políticos que enorgullecía al mismo partido que ahora postula a Meade: el PRI.
“En México existe un tema de impunidad y corrupción, independientemente del partido. José Antonio Meade está indignado con la impunidad, con la corrupción y si ese personaje es del partido x o y, da lo mismo, igual se va a combatir y se tendrá que someter a la justicia”, asegura Vanessa Rubio, coordinadora de la oficina del candidato.
Aunque el combate a la corrupción no forma parte de alguna de los “siete compromisos para la nación” anunciados en su arranque de campaña y publicados en su página http://meade18.com/, Rubio explica que dicho tema forma parte de una política integral que va desde mejor educación cívica, policías mejor pagados, códigos penales homologados y reforma a la ley de extinción de dominio, hasta “hacer acuerdos políticos para que el Sistema Nacional Anticorrupción sea plenamente instrumentado”.
Por eso todo el equipo insiste en cada evento que los priistas buenos son los más, que quienes presuntamente fueron corruptos están siendo investigados y enfrentarán a la justicia.
“Hay una serie de imputados y encarcelados porque justamente se ha hecho justicia. Es mucho más allá de un partido, de una persona, es que nadie en México esté por encima de la ley y nadie tenga impunidad. Por eso Meade dice: voy a ser el primer presidente sin fuero”.
En entrevista con Animal Político, Rubio explica con vehemencia los mensajes que el equipo ha intentado colocar entre el electorado: que Meade es el mejor candidato, el único con 20 años en la administración pública sin un escándalo por corrupción y el único que “sabe diagnosticar con método y rigor pero que también sabe planear con efectividad”.
Vanessa Rubio ha sido parte de eso años “sin escándalos” en la carrera de Meade.
Aunque su carrera se concentró en áreas internacionales desde 1997, como subdirectora para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la Secretaría de Relaciones Exteriores y como directora para la América del Norte, Asia Pacífico y el Caribe de la Secretaría de Hacienda en el año 2000, con Meade como secretario, alcanzó la subsecretaría de América Latina y el Caribe en la Cancillería en 2013.
Luego fue subsecretaria de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de la Secretaría de Desarrollo Social en 2015 y renunció a su último cargo en la subsecretaría de Hacienda en enero de 2018 para integrarse a la campaña y convertirse en una de las estrategas clave. Incluso, independientemente de los resultados, Rubio será senadora, pues ocupa el tercer sitio en la lista de plurinominales, sólo después después del primer círculo priista.
“Vamos bien y cada día mejor”, dice. Seis encuestas internas les confirman que Meade va en segundo lugar. “Es el único candidato que empezó de cero a hacer campaña, mientras que López Obrador lleva 18 años en campaña y Anaya se hizo del partido un año antes y también hizo y difusión. Era lógico que la base sobre la cual comenzamos no fuera equitativa”.
A la campaña se han sumado los escándalos de corrupción y desvío de recursos de exgobernadores priistas como Javier Duarte documentados en la investigación de Las empresas fantasma de Veracruz,y los de César Duarte en Chihuahua.
También los señalamientos sobre los malos manejos de recursos ocurridos en Sedesol, a la que Meade llegó en agosto de 2015, sustituyendo a Rosario Robles. Los desvíos en dicha dependencia a través de La Estafa Maestra ocurridos entre 2013 y 2014 ascendieron a más de 2 mil millones de pesos.
-¿No tuvieron la alerta en Sedesol al respecto?, se le pregunta a Rubio.
“Cuando llegas a tu función, te da vista la Auditoría Superior de la Federación de cuando hay casos abiertos que vienen de administraciones anteriores. Cuando llegó José Antonio Meade, le dan vista de auditorías que venían y uno de los resultados es que le tocó inhabilitar los 469 funcionarios, entonces actúo. Pero tú no eres la ASF, tu no eres la auditoría interna, tu eres el Ejecutivo que hace los programas y demás. Cuando las auditorías te dan vista de las auditorías que se están llevando a cabo es cuando te involucras, porque corre en tu gestión y ahí están los inhabilitados. Y ahí están las denuncias penales”.
Los 469 funcionarios a los que Rubio se refiere corresponde a irregularidades cometidas en el programa de Adultos Mayores, pero ningún involucrado en La Estafa Maestra ha recibido alguna sanción hasta el momento.
“En la gestión de José Antonio Meade en la Sedesol no se firmó ningún convenio con alguna empresa fantasma, eso está plenamente acreditado. En todos los casos donde ya venían convenios con universidades, en la gestión de Meade existieron entregables en contrapartida” y, por tanto, se entregaron los recursos, explica Rubio.
Aunque durante la gestión de Meade sí se pagó uno de los convenios realizado entre la Sedesol y la Universidad Politécnica de Chiapas firmado en la administración de Robles, con vigencia del 6 de mayo al 31 de diciembre de 2015.
Dicho convenio era para realizar la supervisión, control, mejora y monitoreo de los comedores comunitarios en el Estado de México por lo cual la Sedesol pagó 400 millones de pesos. Cuando la Auditoría Superior de la Federación solicitó a información a la dependencia, ésta no entregó evidencia alguna que acreditara que recibió en tiempo y forma los servicios e incluso desconoció incluso la firma de los convenios.
Rubio señala que para evitar casos como estos se deben tener mayores controles de supervisión de gasto en los estados. “A nivel federal hay parámetros de mucha transparencia y de cómo se debe gastar el recurso federal, (pero) debemos tener más controles locales, de los Congresos locales para que se pueda ejercer un mayor control del gasto público. No sólo en la Federación, sino también en los estados”.
Esto debería ir de la mano con una declaración patrimonial 7 de 7, como lo hizo José Antonio Meade, para comprobar que los gobernantes viven acorde a sus salarios. No basta con entregar un formulario como sucede con la 3 de 3, “necesitas que te auditen”, dice.
También se requiere “mayor coordinación e intercambio entre varias instancias. La unidad de inteligencia financiera, pero también el SAT, la PGR. En época de Meade, como secretario de Hacienda, se hacían reuniones todos los lunes con estas instancias (…) Se tiene que institucionalizar esa coordinación y sobre todo, intercambio de información, de bases de datos que permitan señalar alarmas”.
En marzo pasado, el grupo de priistas Democracia Interna, encabezadas por el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, envió una carta en la que pedían un cambio de estrategia en la campaña de José Antonio Meade porque “hasta hoy nada le ha dado resultado: las encuestas no mienten, estamos en segundo lugar (hay) una coordinación de campaña que no sabe del PRI, lo están hundiendo”.
La campaña tiene como coordinador a Aurelio Nuño, exsecretario de Educación, exjefe de la Oficina presidencial y coordinador de difusión en la campaña de Enrique Peña Nieto en 2012. Del total de los 43 integrantes del cuarto de guerra, ocho son excolaboradores cercanos del candidato y 22 son priistas de larga trayectoria en el partido.
Están, por ejemplo, Manlio Fabio Beltrones o Beatriz Paredes como coordinadores de circunscripción, mientras que Miguel Ángel Osorio Chong es coordinador de senadores priistas para la campaña.
Sin embargo, a diferencia de Paredes que ha estado en diferentes actos con el candidato y movilizando la estructura priista, Beltrones ni siquiera estuvo presente en los actos de la primera semana de campaña realizados en Sonora, entidad que él coordina. Tampoco se vio a Osorio Chong en el evento de arranque de campaña, ni a la exgobernadora de Yucatán, pese a que dicho acto se realizó en Mérida. Él era una figura que se mencionaba como posible presidenciable y ella había externado su intención de competir por la candidatura.
Al respecto, Vanessa Rubio asegura que el PRI es un partido de muchas corrientes e ideologías distintas y eso “es parte de su riqueza”. “Ese grupo de priistas (Democracia Interna) hablan por ellos, no por la gran mayoría del PRI. Y así como ellos tienen esa opinión, también tienes a los cinco coordinadores regionales que son priistas de mucha experiencia que piensan completamente diferente”.
Pero “al final del día lo que hay es mucha disciplina cuando se decide de manera democrática hacia dónde ir, cuáles son las prioridades, caminan todos juntos. Es muy común que en el PRI hayan estos debates sobre todo cuando se eligen candidaturas. Siempre que se elige a un candidato, hay 200 que hubieran querido ser y no van a estar contentos con que sea esa persona”.