En Jalisco, el PRI no tiene un escenario electoral sencillo, en las últimas semanas el partido ha vivido la confrontación entre sus dirigentes locales y las fugas de militantes a otros partidos, que ya afectaron también la campaña del candidato a la presidencia, José Antonio Meade.
En las últimas semanas la dirigencia estatal tricolor ha intentado minimizar la renuncia de varios de sus militantes entre ellos la de Claudia Delgadillo González, excoordinadora de campaña de Meade en la entidad; de los alcaldes del Tonalá y El Salto, Sergio Chavez Dávalos y Marcos Godínez Montes; así como el regidor de Guadalajara, Salvador de la Cruz Rodríguez Reyes; son situaciones que la dirigencia estatal tricolor ha intentado minimizar.
El candidato a la gubernatura, Miguel Castro Reynoso, ha preferido no usar el logotipo y colores del PRI en su campaña. Él ha dicho que no es que reniegue del partido, sino que es estrategia para posicionar primero su imagen porque “yo no llevo nueve años en campaña”, en alusión a su rival y puntero en las encuestas, Enrique Alfaro Ramírez, del partido Movimiento Ciudadano (MC) al que por cierto se han sumado algunos expriistas.
En tanto, la dirigencia estatal cambió el timón ya con las campañas en curso. El presidente partidista saliente, Héctor Pizano Ramos, confirmó a Animal Político que sus diferencias con Castro fueron por la estrategia de campaña porque el Código Electoral Estatal obliga la colocación del “logo” en la publicidad; pero ahora que dejó el cargo se encargará de proceso electoral como candidato plurinominal al Congreso de Jalisco.
Por su parte, el nuevo dirigente del PRI en la entidad, Ramiro Hernández García trabajará en la operación cicatriz, llamando priistas a recapacitar y a la unidad.
Los partidos que a nivel nacional son aliados, en lo local van separados. Por la gubernatura abanderan Miguel Castro Reynoso, por el Revolucionario Institucional (PRI); Salvador Cosío Gaona, del Partido Verde Ecologista de México; y Martha Rosa Araiza, por Nueva Alianza (Panal).
En noviembre de 2017, el PVEM y el Panal decidieron que no irían con el PRI.
A través de un comunicado el dirigente estatal del PVEM, Enrique Aubry de Castro Palomino, anunció que irían solos en los comicios locales. Un día después, el entonces presidente del PRI, Héctor Pizano Ramos, informó en rueda de prensa que insistiría en las negociaciones desde las dirigencias nacionales.
En redes sociales el verde ecologista respondió: “Es extraño que @HecPizano diga que lo está viendo, cuando es nula su relación con mi dirigencia nacional”. Luego, los procesos internos partidistas y registros ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPC) confirmaron que cada quien contenderá por su lado.
Un golpe directo al equipo de Meade fue la renuncia de Claudia Delgadillo González a las filas del PRI. El mismo día que renunció, ella confirmó que se incorporaba al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
El miércoles 28 febrero, el candidato a la gubernatura de Morena-PT-PES, Carlos Lomelí Bolaños, subió un video en su cuenta de Twitter en el que aparecía junto con Claudia Delgadillo, hasta entonces dirigente del PRI Guadalajara y diputada local, informando del cambio. Luego, el equipo de campaña de Meade corrigió e indicó en otro comunicado que la coordinación de campaña en Jalisco estaba por definirse, lo cual se hizo el 1 de marzo con el nombramiento del regidor de Zapopan, Salvador Rizo Castelo. Ahora ella es candidata de Morena por la alcaldía tapatía.
El 1 de marzo, el presidente municipal de Tonalá, Sergio Chávez Dávalos, convocó a rueda de prensa para anunciar su renuncia al PRI y el apoyo al candidato a la gubernatura por MC, Enrique Alfaro Ramírez.
“Ya no tenemos cabida en un proyecto que perdió el rumbo. En el PRI no entendieron que nosotros no somos una cuota de nadie, que nuestras luchas no las hemos dado por unas siglas, sino por los tonaltecas”, argumentó Chávez Dávalos acompañado del secretario general del ayuntamiento, Enrique Guzmán, así como los regidores Melina Gallegos, Claudia Rangel y Gustavo López.
El 8 de marzo tocó el turno al presidente municipal de El Salto, Marcos Godínez Montes, quien anunció en rueda de prensa: “Hemos decidido abandonar las filas de ese partido (el PRI) y unirnos a un proyecto que seguros estamos va a sacar adelante este estado y contribuir al progreso de nuestro municipio”. Él y dos regidores optaron por MC. Dijeron que su inconformidad era por el “cacicazgo” de los hermanos Joel y Gerardo González Díaz, priistas que han alternado como alcaldes, dirigentes partidistas municipales y diputados federales por El Salto.
Quien desde el 27 de febrero se despidió fue el edil de Guadalajara, Salvador de la Cruz Rodríguez Reyes. Renunció al PRI y desde entonces es regidor independiente.
“Considero que en el actual proceso electoral no fue tomado en cuenta el trabajo institucional que he realizado; así mismo no se ha valorado la trayectoria partidista”, informó quien aspiraba a una candidatura a diputado por el tricolor. “He decidido continuar apoyando desde otros espacios, buscando mejores condiciones para los tapatíos”, agregó, sin que a la fecha se haya incorporado a otro instituto político.
En tanto, en el PRI han minimizado las fugas. Quien fue presidente del PRI Jalisco hasta el pasado viernes 6 de abril, Héctor Pizano Ramos, se deslindó de las bajas. Indicó que se fueron quienes no estaban realmente comprometidos con el partido, los que sólo buscaban cargos y no se vieron favorecidos con postulaciones. “Me extraña mucho que las convicciones y los ideales se cambien de un día para otro”.
En ruedas de prensa posteriores Pizano Ramos siguió cuestionando la “traición” y “cambios de camiseta”, matizando que las bajas fueron de menos de uno por ciento del padrón de militantes tricolores.
De gira por Jalisco el pasado 6 de marzo, José Antonio Meade, dijo que su excoordinadora de campaña en la entidad debía explicar por qué cambió de proyecto.
Ni el logotipo ni los colores del PRI aparecen en artículos promocionales del candidato tricolor a la gubernatura, Miguel Castro Reynoso. Es “por estrategia”, respondió en entrevista el segundo día de campaña, argumentando que primero quiere posicionar su imagen y sus propuestas porque a diferencia de sus contendientes él no lleva años de proselitismo.
Del partido que lo impulsa, “nunca voy a renegar de él, siempre he dicho, como candidato yo no tengo mil camisetas, yo tengo una y la asumo con responsabilidad”, agregó.
Sin embargo, la estrategia fue motivo de diferencias entre el candidato y la dirigencia estatal partidista.
“Por un tema hasta legal se buscó que el logotipo y los colores estén en la imagen de nuestros candidatos (…) la dirigencia tiene una responsabilidad, lo hemos hecho saber, hemos nuestra opinión, como en todo proceso electoral puede y debe haber diferencias que es lo al final de cuentas enriquece cualquier proceso. Ya dejamos clara nuestra posición, creemos nosotros que el logo, las siglas y los colores de nuestro partido son muy importantes porque le dan identidad a los 327 mil priistas que tenemos en registrados y validados por el INE (Instituto Nacional Electoral)”, explicó Héctor Pizano Ramos un día antes de dejar la presidencia del PRI Jalisco.
“Muchos militantes y simpatizantes del PRI estamos profundamente indignados con los candidatos que fueron registrados por nuestro partido y que omiten o esconden nuestro logotipo en su propaganda electoral”, signó el asesor y estratega partidista tricolor, Gilberto Pérez Castillo.
El reclamo de Pizano Ramos y Pérez Castillo lo sustentaron en el artículo 259 del Código Electoral y de Participación Social del Estado de Jalisco, que entre otros puntos señala: “La autoridad electoral deberá retirar la publicidad y propaganda electoral sin logotipo”
Aunque Meade Kuribreña tampoco presume el “logo” del PRI, las pugnas de priistas jaliscienses están concentradas en lo local.