La isla de Boracay en Filipinas es un paraíso con playas de arena blanca y aguas cristalinas, que cada año atrae cerca de 2 millones de turistas.
Es un destino famoso a nivel mundial pero según el gobierno filipino se está convirtiendo en un "pozo séptico".
Así la describió el presidente filipino, Rodrigo Duterte, en febrero, cuando lanzó el ultimátum de que cerraría la isla porque consideraba que ahí se estaban violando las normas ambientales.
Duterte no es un mandatario ajeno a la polémica.
En el pasado ha causado controversia en varias ocasiones, como cuando confesó que había matado a una persona cuando era adolescente, cuando dijo que estaría feliz de "masacrar" a las personas que consumían drogas o cuando llamó "hijo de puta" al expresidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Ahora Duterte cumplió su advertencia y Boracay permanecerá cerrada durante seis meses a partir del 26 de abril, según anunció un vocero del gobierno.
Boracay tiene un área de 10 kilómetros cuadrados y está ubicada a unos 440 kilómetros de Manila.
La decisión de su cierre ocurre luego de que agencias oficiales lanzaran advertencias contra los hoteles, restaurantes y otros sitios turísticos del lugar que descargan aguas residuales directamente en el mar.
"O la limpian o la cerraré de manera permanente", había dicho Duterte. "Llegará un momento en el que los extranjeros no irán más ahí".
Los planes del gobierno durante los seis meses en que Boracay no recibirá turistas incluyen demoler establecimientos que operan de manera ilegal en áreas forestales.
También revisarán que todos los establecimientos estén conectados al alcantarillado.
Hasta el momento, no está claro de qué manera se hará el cierre, aunque el departamento de Industria y Comercio antes ya había propuesto que se hiciera por fases, ya que un cierre total sería perjudicial para los negocios.
El anuncio de cierre ha generado preocupación entre miles de personas que trabajan en la isla.
Boracay alberga unos 500 negocios relacionados con el turismo, que en 2017 generaron más de US$1.000 millones de dólares. Según el gobierno, las compañías afectadas recibirán ayuda financiera.
Según un informe del Congreso de Turismo de Filipinas, las aerolíneas y los hoteles deben prepararse para reembolsar el dinero o lograr otro tipo de acuerdos con las personas que ya habían hecho sus reservas.
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