Pese a estar en la cárcel y condenado a algo más de 12 años de prisión, Lula da Silva sigue siendo el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones que se celebrarán en el próximo mes de octubre.
Pero, ¿puede un preso aspirar a la presidencia de Brasil? ¿Y hacer campaña desde la cárcel?
“No será el PT quien haga renunciar a Lula a la candidatura”, le dijo a BBC Brasil el pasado sábado el vicepresidente nacional de la formación, Alexandre Padilha.
“La ley establece que en agosto deben registrarse las candidaturas. El nombre de Lula estará allí. Vamos a seguir lo que dice la ley y después será el Tribunal Superior Electoral (TSE) quien tenga que avalarlo. Lula seguirá siendo nuestro candidato, encarcelado o no”.
El TSE podría tumbar la candidatura basándose en la Ley de Ficha Limpia que convierte en inelegibles a quienes hayan sido condenados en segunda instancia. Es el caso del expresidente brasileño y candidato del PT.
Aún así, el proceso no es automático. Según varios juristas consultados por BBC Brasil el análisis de las candidaturas puede llevar semanas porque el Ministerio Público y la defensa necesitan tiempo para hacer sus alegatos.
El plazo límite para que el TSE se pronuncie es el 17 de septiembre.
“El análisis de la Justicia Electoral puede tomar entre 20 y 25 días. Durante ese tiempo, el candidato tiene todo el derecho a hacer campaña”, explica Lara Ferreira, profesora de Derecho Constitucional en la facultad Dom Helder Câmara.
La legislación, eso sí, no prevé cómo Lula podría hacer campaña estando en prisión.
Los especialistas en Derecho Electoral con los que ha hablado BBC Brasil aseguran que será el juez encargado de la situación carcelaria de Lula el que decida si le deja salir de prisión durante unas horas para que haga campaña.
O también podría permitir la entrada de un equipo audiovisual al penal.
“Si el juez se niega, el preso podrá recurrir a instancias superiores”, explica Alberto Rollo, abogado en el área electoral.
También existe la posibilidad de que Lula sea puesto en libertad antes de que comience la campaña el 16 de agosto.
Esto podría ocurrir si el Tribunal Supremo Federal revisa su decisión de encarcelar a Lula tras ser condenado en segunda instancia.
La Corte podría reevaluar el tema esta misma semana, ya que uno de sus ministros, Marco Aurélio Mello, dijo que llevará la discusión al plenario que se celebra el miércoles.
Por otro lado, si el Tribunal Superior Electoral rechaza el registro de la candidatura de Lula, el PT todavía puede recurrir la decisión ante el Tribunal Supremo Federal.
De esta forma se alargaría el proceso. En caso de que no haya un pronunciamiento por parte de los magistrados antes de las elecciones, que tendrán lugar en octubre, Lula podrá concurrir en la carrera presidencial.
Si queda entre los dos primeros en la primera vuelta pero es retirado de las elecciones antes de la segunda, sus votos serían anulados y el candidato en tercer lugar ocuparía el lugar de Lula, explica el abogado Marcelo Peregrino, exjuez del Tribunal Regional Electoral de Santa Catarina (en el sur de Brasil).
Si, llegado el momento de la segunda vuelta, el TSE aún no ha tomado una decisión y Lula gana las elecciones, el Tribunal tiene derecho a eliminar su candidatura aún después de que haya sido elegido presidente.
“En ese caso, el presidente de la Cámara será el que asuma la presidencia de la República y convocaría elecciones en un plazo de 90 días”, destaca Peregrino.
Para Peregrino cualquiera de estos escenarios es posible, ya que el máximo tribunal electoral no es muy rápido en sus decisiones y Lula tiene la posibilidad de alargar el proceso recurriendo al Supremo.
Alberto Rollo, otro experto jurista, es de opinión contraria. Él cree que la justicia daría prioridad al tema de Lula precisamente por estar en juego el cargo más importante del país.
“Sería muy grave dejar eso indefinido, no por Lula, sino por el cargo que se disputa”.
En caso de que la candidatura del expresidente sea eliminada antes de la segunda vuelta, el PT puede sustituir a su candidato.
A día de hoy los nombres con más fuerza son Fernando Haddad (exalcalde de Sao Paulo) y Jaques Wagner (exgobernador del estado de Bahía).
Lula también puede intentar anular su incapacidad de ser elegido. Este supuesto lo recoge la propia ley de Ficha Limpia que, admite la presentación de un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia o el Supremo.
La aceptación de este recurso, coinciden los juristas, sería extraña.
Lula está condenado a una pena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en el caso de un departamento de tres pisos de Guarajá, en el estado de Sao Paulo.
El expresidente niega que el inmueble se lo haya regalado el conglomerado empresarial OAS y asegura que es víctima de una persecución.
Ninguno de los juristas consultados por BBC Brasil pudo señalar un precedente de un caso similar en el que una persona que ya está en la cárcel después de ser condenada en segunda instancia hiciese campaña desde prisión.
El TSE no contestó a BBC Brasil para participar en este reportaje.
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