La vida de compositor y pianista austriaco Wolfgang Amadeus Mozart quizá sea el caso más conocido en el mundo y el que mejor ejemplifica las hazañas que puede alcanzar un niño prodigio. Al cumplir los cinco años Mozart dominaba el teclado y el violín y andaba de gira por cortes europeas. Escribió su primera sinfonía a los ocho y a los 12 compuso su primera ópera cómica. La curiosidad interminable y su rápido aprendizaje son características que lo acompañaron hasta el fin de sus días.
Sin embargo, Mozart murió sin saber que era un niño sobredotado. Un diagnóstico que hasta ahora es difícil de detectar. En México, por ejemplo, diversos estudios estiman que existen cerca de un millón de niños superdotados, pero menos del cinco por ciento son detectados debido a valoraciones médicas erróneas o tardías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada como “aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130”. Algunas de sus características, de acuerdo al Centro de Atención al Talento (Cedat), son la hiperactividad, sensibilidad emocional, la distracción y el gusto por armar objetos, además de la predisposición a entablar conversación con personas mayores.
Diversos especialistas coinciden en que los niños superdotados necesitan una educación “diferenciada”, pero la mayoría de los mexicanos con estas características no tienen esa oportunidad. Pese a los obstáculos, estos niños se han destacado internacionalmente en las artes, el deporte, la ciencia o tecnología.
Para conocer a los siete niños mexicanos que desarrollan sus capacidades desde distintos ambitos, entra a Newsweek en Español.