Por primera vez en al menos 100 años, el gabinete de Estados Unidos tiene un grupo de estudio de la Biblia.
Cada miércoles, algunas de las personas más poderosas del mundo se reúnen en una sala de conferencias en Washington DC para aprender sobre Dios. ¿Participa el presidente Donald Trump en este grupo? ¿Quiénes están en él? ¿Y quién lo lidera?
La ubicación de esa sala no puede ser revelada —el Servicio Secreto no lo permite—, pero sí quién compone este grupo de estudio bíblico.
El vicepresidente Mike Pence. El secretario de Estado, Mike Pompeo. La secretaria de Educación, Betsy DeVos. El secretario de Energía, Rick Perry. El fiscal general, Jeff Sessions… La lista continúa.
En total, 10 miembros del gabinete participan en el grupo. No todos acuden a cada una de las reuniones —son personas muy ocupadas—, pero van si pueden.
Normalmente se reúnen entre 60 y 90 minutos, y los miembros pueden contactar al profesor fuera de ese horario. Pero ¿quién es el hombre que lidera el grupo de estudio bíblico más influyente de Estados Unidos?
Se trata de Ralph Drollinger, un exjugador profesional de baloncesto convertido en pastor.
Drollinger creció en La Mesa, un suburbio de San Diego, California. Cuando era niño, raramente iba a la iglesia. "Quizá media docena de veces", dice, y tampoco llegó muy lejos con la Biblia.
"Siempre me prometí a mí mismo que la leería", afirma. "Pero cada vez que lo intentaba, no tenía mucho sentido para mí".
En su último año en la secundaria, después de un partido de baloncesto, lo invitaron a un estudio de la biblia. Fue, y su mundo cambió.
"Fue la primera vez que realmente escuché el Evangelio", cuenta. "Así que fui a casa, leí todo el Evangelio de Mateo esa noche, y le pedí a Jesús que entrara en mi corazón".
En 1972, Drollinger fue a la Universidad de California en Los Ángeles con una beca de baloncesto. Asistió a una iglesia que enseñaba la Biblia y, durante los siguientes cuatro años, "se enamoró de las Escrituras".
Después de la universidad, pudo haber jugado profesionalmente —fue elegido en el draft de la NBA tres veces—, pero siempre lo rechazó.
"Sentía tal pasión por el Ministerio, que todo palidecía en comparación", dice.
Así que se unió a un equipo cristiano llamado Atletas en Acción, que jugaba baloncesto alrededor del mundo —calcula que unos 35 países— y predicaba el Evangelio durante el medio tiempo.
"Era perfecto para mí, porque realmente no me gustaba el baloncesto, pero me gustaba predicar".
Drollinger finalmente se hizo jugador profesional al firmar con los Dallas Mavericks en 1980, pero solo porque quería acudir allí al seminario. Jugó seis partidos en la NBA y lo dejó tras una temporada.
Tras retirarse del baloncesto ocupó cargos relacionados con el deporte, antes de dedicarse a la política.
En 1996, la esposa de Drollinger, Danielle, era directora ejecutiva en un comité de acción política en California que intentaba desplazar a los liberales de la legislatura estatal y lograr la elección de cristianos.
"Pero ella estaba frustrada", cuenta Drollinger. "Enviarían candidatos al capitolio de California —y ella era excelente para lograrlo—, pero ellos pronto perderían sus convicciones cristianas".
Entonces se hicieron cargo del grupo que enseñaba el Evangelio en la ciudad de Sacramento, le cambiaron el nombre y ofrecieron estudios bíblicos semanales, apoyo, oración y consejo espiritual.
Demostró ser "tremendamente exitoso", así que lo expandieron. Capitol Ministries tiene ahora presencia en 43 capitolios estatales de Estados Unidos y en más de 20 legislaturas en el extranjero.
Cada clase está dirigida por un pastor local, pero ninguna por una mujer. ¿Por qué no?
"No hay prohibición (bíblica) del liderazgo femenino en el comercio, no hay prohibición del liderazgo femenino en el Estado, y no hay prohibición del liderazgo femenino sobre los hijos", dice Drollinger.
"Pero hay una prohibición del liderazgo femenino en el matrimonio, y del liderazgo femenino en la Iglesia. Y eso está muy claro en las Escrituras… no significa, en un sentido igualitario, que la mujer sea menos importante. Es solo que tienen diferentes roles".
En 2010, Capitol Ministries llegó a Washington. Ya había un grupo llamado The Fellowship, pero Drollinger sentía que había "perdido la cabeza, bíblicamente".
Era, dice él, el algodón de azúcar del cristianismo: grande, dulce, insustancial. Por el contrario, él quiere ofrecer una "dieta alta en proteínas", enseñando la Biblia libro a libro, un versículo cada vez. En el centro de estudios de Drollinger se puede tardar hasta un año en terminar un libro.
"Si no tienes un instructor espiritual que realmente te guíe en la palabra de Dios y te conduzca hacia la santidad más que a tu propia naturaleza pecaminosa y tu propia depravación, entonces no vas a crecer hacia la semejanza de Cristo", dice.
Capitol Ministries empezó con el estudio bíblico para representantes en 2010, y ahora tiene al menos 50 miembros.
Cuando cuatro miembros del grupo fueron elegidos para el Senado, pidieron una clase para senadores que comenzó en 2015. En marzo del año pasado, dos meses después de que Trump llegara a la Casa Blanca, pasó lo mismo con el gabinete.
"Trump empezó a designar para su gabinete a todos los que estaban en nuestro grupo de estudio bíblico en la Cámara y en el Senado", dice Drollinger, quien atribuye esta tendencia al vicepresidente Mike Pence, quien "sabía quiénes eran esos fuertes creyentes".
"Así que Jeff Sessions, (el exsecretario de Salud) Tom Price y otros, dijeron que empezáramos un grupo de estudio bíblico para el gabinete".
Capitol Ministries cree que es el primer grupo de estudios bíblicos a nivel del gabinete en "al menos 100 años". Hubo un grupo durante la presidencia de George W. Bush, pero contaba con miembros del personal de menor rango.
Trump no es miembro del grupo de Drollinger, pero es cristiano y recibe las impresiones de Drollinger en ocho páginas casi todas las semanas.
"Me escribe notas sobre mis estudios bíblicos", dice Drollinger. "’Es el camino a seguir, Ralph. Realmente me gusta este estudio, sigue así’. Cosas así", dice, sobre las notas que le deja el presidente.
Los estudios bíblicos semanales de Drollinger no son privados ni secretos. Cualquiera los puede leer en internet.
Sobre el matrimonio homosexual, escribe: "La homosexualidad y las ceremonias entre personas del mismo sexo son ilegítimas a ojos de Dios. Su palabra es repetitiva, perspicaz (claramente expresada) y se mantiene firme en el tema".
Sobre el capitalismo, dice: "El derecho a la propiedad personal, también conocido como libertad de empresa o captialismo, es el sistema económico respaldado por las escrituras. Las escrituras no respaldan el comunismo".
Y sobre la deuda, escribe: "¡Es una mala administración y una absoluta tontería que un individuo, familia o país pida prestado para cubrir gastos que superan con creces los ingresos!".
Así que si los políticos deben aprender de la Biblia, ¿deben, por ejemplo, ejecutar a los homosexuales? No, dice Drollinger: algunas leyes civiles del Antiguo Testamento no deberían aplicarse.
"Creo que eso era para el (antiguo) Israel, pero no para la Iglesia", dice.
Drollinger se compara a sí mismo con el mesero de un restaurante. Estas lecciones no son suyas, simplemente está sirviendo la palabra de Dios, como está en la Biblia, a los autoproclamados cristianos.
"Si Dios es el chef, entonces yo soy el mesero, y espero que disfruten el menú", dice. "Al salir de la cocina, yo no altero lo que está en el plato, así que mi trabajo es solo servir".
¿Y si a la gente no le gusta el mensaje o, en este caso, el menú?
"Tendrán que ir a hablar con el chef (Dios). A menos que haya alterado lo que hay en el plato, lo que, afortunadamente por mi disciplina, nunca hago".
Drollinger cree que la Biblia enseña la separación entre la Iglesia y el Estado.
"Tenemos que diferenciar", dice. "Y, desafortunadamente, muchos de nuestros defensores de la derecha religiosa evangélica no han hecho esta diferenciación".
En enero, cuando una pieza de opinión en el diario The New York Times lo describió a él y a otros como "nacionalistas cristianos", Drollinger escribió una queja sobre lo publicado. ¿Cuál era su objeción?
"Da una idea de tiranía cuando lo llevas al extremo", dice.
"Quería decir que me reúno con los miembros del gabinete clandestinamente para cambiar al gobierno, en la forma que lo tenemos actualmente, por una teocracia. A fin de cuentas, esa era la acusación".
Pero, ¿no es un estudio bíblico para los miembros del gabinete, con temas políticos, una fusión entre Iglesia y Estado?
"Creo en la separación institucional, pero no en la separación de la influencia", dice.
"No importa de qué institución se trate: familia, comercio, educación… Siempre necesita los preceptos de la palabra de Dios para funcionar correctamente".
Drollinger nunca le dice a los miembros de su grupo cómo votar, o qué políticas perseguir. Pero espera que eso sea obvio al enseñarles la Biblia.
"Pondré el plano en el asiento del maquinista del tren", dice. "Y le mostraré el camino correcto para llegar a la estación".
"Pero no voy a decirle qué camino tomar. Tendría que ser bastante estúpido para no seguir el plano, porque está ahí".
Entonces, ¿le han decepcionado sus estudiantes?
"Me decepciona mucho cuando veo inmadurez", dice. "Estaba hablando con un miembro… su esposa lo odia. Ha derrochado el capital de su matrimonio por trabajar 14 horas al día en la política".
"Eso me decepciona, porque si está divorciado, ¿entonces qué clase de credibilidad tiene él realmente a largo plazo en la Cámara (de Representantes) para hacer juicios morales?"
¿Y sobre sus políticas? ¿Cuándo le han decepcionado?
"Cuando una persona obviamente sabe qué hacer según la Biblia, y vota en contra de lo que él o ella sabe que es bíblico".
Drollinger se describe a sí mismo como "republicano, conservador".
Se rebela contra los "ecologistas" (pero quiere una buena administración del medioambiente), piensa que el Estado de bienestar comienza con la familia, seguido por la Iglesia (aunque no descarta la intervención estatal), y apoya a Donald Trump desde las primarias.
"De todos los estudios bíblicos que he escrito sobre política, Trump está representando todo lo que he escrito".
Drollinger no piensa necesariamente que Trump esté "siguiendo mi plan de acción".
"Pero él viene del mismo lugar que yo, en términos de la comprensión bíblica de los problemas".
Drollinger vive en California y vuela a Washington para sus clases, que normalmente tienen lugar entre lunes y miércoles.
Capitol Ministries es una organización sin ánimo de lucro, financiada con donaciones. Él y Danielle cobran sueldos, pero dicen que no reciben el monto total.
¿Cómo se siente, un miércoles por la mañana, al enseñar la Biblia a algunas de las personas más poderosas del mundo?
"Una de las sensaciones es: ‘¿quién soy yo para estar aquí?’", dice. "Sabes, algo así como Moisés: ‘Señor, ni siquiera puedo hablar…’
"Pero luego está el otro punto de vista, donde siento que tengo 21 años enseñando la palabra de Dios, específicamente para aplicarla a la vida de un servidor público".
"Entonces, en ese sentido, me siento como el hombre más calificado del mundo".