Durante años, su figura ha estado rodeada de una expectativa pocas veces vista en el béisbol.
Y de ser uno de los peloteros más prometedores de Japón, Shohei Ohtani se convirtió en sólo una semana en la mayor sensación de las Grandes Ligas en Estados Unidos, el mejor torneo de béisbol en el mundo.
Incluso antes de su primera aparición con Los Angeles Angels, Ohtani ya estaba siendo calificado como “lo mejor que le ha pasado al béisbol en un siglo” o la “versión moderna de Babe Ruth“, para muchos el mejor jugador en la historia en el deporte del bate.
Expectativa a la que el beisbolista japonés respondió de manera extraordinaria.
En tan sólo su primera semana como pelotero de Grandes Ligas, Ohtani generó todo tipo de titulares exaltando su figura, con calificativos como “irreal“, “descabellado” y “de otro planeta” acompañando a su nombre.
Su compañero de equipo, el receptor portorriqueño Martín Maldonado resumió el sentir generalizado en el béisbol en Estados Unidos, desde aficionados hasta los más experimentados especialistas: “No hemos visto nada igual”.
El caso es que Ohtani es uno de los fenómenos más extraños del béisbol ya que es capaz de rendir al máximo nivel como lanzador y como bateador, algo que no se veía desde hace casi un siglo.
Esa dualidad quedó en evidencia en sus primeros siete días con el uniforme de los Angelinos, como lo demuestran sus estadísticas.
Por eso no sorprendió que fuera elegido como el mejor jugador de la semana.
La liga de béisbol profesional de Japón es considerada por nivel de organización y capacidad económica como la segunda más importante del mundo, por lo que no resulta tan sorpresivo que haya jugadores que den el regularmente salto a Estados Unidos.
Pero lo que no es tan normal es que surja un pelotero del nivel de Ohtani, más allá del crucial papel que jugó su familia en su formación.
Según se cuenta de su evolución, el padre de Ohtani, Toru, hacía que sus hijos se pusieran como receptores cuando regresaba a casa después de su jornada de trabajo en la planta de producción de la fabricante de autos Mitsubishi.
Cuando cursaba secundaria, la todavía promesa del béisbol registró el lanzamiento más rápido en la historia de las ligas colegiales, alcanzando los 160 kilómetros por hora.
Su intención era comenzar su carrera profesional directamente en Estados Unidos, pero fue persuadido de no apresurar su evolución y seguir creciendo en Japón por el equipo Hokkaido Nippon-Ham Fighters.
La clave en las negociaciones fue la última presentación, en la que le propusieron un ambicioso plan para convertirlo en el jugador más multifacético del siglo XXI.
A partir de ahí comenzaron a aparecer los récords. El primero de ellos fue el que logró en 2014, cuando se convirtió en el primer jugador en retirar a 10 contrarios como lanzador y conectar 10 cuadrangulares en una temporada.
Ahora, a sus 23 años, llegó el turno a Estados Unidos de conocerlo, para júbilo de todos aquellos que han seguido su carrera en Japón.
“No, no Ohtani. Mi editor no me aceptará una historia tan increíble. Tiene que ser más realista”, ironizó en una mensaje en Twitter el artista Tsunomaru, uno de los más reconocidos en la cultura del manga y animé.
Por ahora está claro que la realidad supera la ficción.
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