El Supremo Tribunal Federal de Brasil rechazó este miércoles el recurso de ‘habeas corpus’ del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien queda abocado a ingresar a prisión para cumplir su condena por corrupción.
La máxima instancia judicial de ese país, por 6 votos a 5, tomó esta decisión tras debatir durante más de diez horas el recurso interpuesto por los abogados del exmandatario luego de que en enero de este año fuera ratificada su condena por corrupción por una corte de apelaciones.
En 2016, el STF decidió que los condenados deben comenzar a cumplir sus penas una vez que los tribunales de apelación confirmen las sentencias de primera instancia.
De igual modo, investigadores de la llamada Operación Lava Jato (Lavado de Autos), de la cual forma parte el juicio a Lula, han señalado que para la continuidad de las investigaciones es importante que los procesados inicien el cumplimiento de sus penas después de haber sido condenados en segunda instancia.
En enero, los jueces en la corte de apelaciones dijeron que el exmandatario había incumplido la ley al aceptar sobornos por valor de US$1,1 millones de la constructora OAS, una de las empresas implicadas en el escándalo "Lava Jato".
Lula, quien sigue siendo el político más popular de Brasil, aspira a presentarse a las elecciones presidenciales de octubre de 2018.
Sin embargo, tendrá dificultades para hacerlo si se mantiene la condena por corrupción en su contra pues le dejaría inhabilitado para ocupar cargos públicos.
Partidarios y detractores del exmandatario han realizado manifestaciones en los últimos días en varias ciudades del país a la espera de la decisión del Supremo Tribunal Federal.
Lula fue condenado por corrupción pasiva y lavado de dinero, tras ser hallado culpable en julio de 2017 de aceptar sobornos por US$1,1 millones de la constructora OAS.
En enero, tras la apelación, el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región ratificó la condena de forma unánime y aumentó la pena hasta los doce años y un mes de prisión.
El dinero habría sido utilizado para reformar y amueblar un apartamento de tres pisos de lujo (triplex) en la localidad costera de Guarujá, en el estado de Sao Paulo.
Aunque Lula negó en todo momento ser propietario de ese inmueble que formalmente aparece registrado a nombre de OAS, durante el juicio los fiscales señalaron que "varias pruebas dicen lo contrario", incluidos testimonios de la portería, un síndico y dos ingenieros de OAS.
Este no es el único caso contra el exmandatario. En 2016, los investigadores revelaron que indagaban sobre otra propiedad: una casa de descanso en la localidad de Atibaia, que fue reformada con financiamiento de OAS y la constructora Odebrecht.
Las autoridades también investigan otros pagos relacionados con el Instituto Lula y con empresas que tienen como socios a hijos del expresidente.
Lula llegó al poder en Brasil el 1 de enero de 2003 y abandonó el palacio de Planalto a inicios de 2011, cuando entregó la presidencia a Dilma Rousseff.
Durante su gobierno, la economía creció y decenas de millones de brasileños ascendieron hacia la clase media, un logro que sus partidarios atribuyen a sus políticas pero que sus adversarios consideran que fue el resultado de un ciclo de altos precios en las materias primas que benefició a Brasil.
En cualquier caso, Lula abandonó la presidencia con una alta popularidad y con una buena imagen internacional gracias a la cual obtuvo numerosos reconocimientos como haber sido nombrado en 2009 "personaje del año" por el periódico francés Le Monde y el español El País, y "protagonista de la década" por el británico Financial Times.
De igual modo, en 2010, la revista estadounidense Time lo seleccionó como la personalidad más influyente del mundo.
En 2016, tras el inicio de los procesos judiciales en su contra, Lula dio muestras de tener intenciones de querer regresar a la primera línea de la lucha política.
"Si quieren derrotarme, van a tener que enfrentarme en las calles de este país", dijo entonces en un mitin.
En enero pasado, Lula ratificó sus aspiraciones presidenciales para los comicios de este año a los que acudirá con el apoyo del Partido de los Trabajadores y siendo, al menos según indican las encuestas hasta ahora, el candidato más popular.
Eso, claro está, si no resulta inhabilitado por los juicios en su contra.
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