La reunión entre Kim Jong-un y Moon Jae-in es sólo el tercer encuentro de los líderes de las dos Coreas.
La histórica cumbre, en la que los dos bandos se comprometieron a deshacerse de las armas nucleares de la península coreana, fue la primera vez que un público internacional pudo observar sin restricciones la figura de Kim Jong-un y vislumbrar rasgos de su personalidad.
Por lo tanto, quizás no sorprende, que también fue una reunión en la que surgieron varios momentos simbólicos e inusuales.
Corea del Norte acordó que el líder supremo se reuniría con Moon Jae-in en el poblado surcoreano de Panmunjom.
Esto recuerda una declaración que hizo el difunto presidente surcoreano Kim Dae-jung a Kim Jong-il durante su primer cumbre intercoreana en junio de 2000 en Pyongyang.
Kim Dae-jung, que tenía 17 años más que el entonces líder norcoreano, señaló que el hombre más joven estaba obligado a visitar al más viejo y que sería apropiado que Kim Jong-il correspondiera la visita y viajara a Corea del Sur.
Eso nunca ocurrió, así que al ser el primer líder norcoreano que visita el Sur desde 1951, Kim Jong-un está mostrando al presidente Moon cierta deferencia, quizás para respaldar su mensaje de que esta ronda de conversaciones intercoreanas será diferente de la última.
La reunión de alto nivel comenzó en la Línea de Demarcación Militar (LDM) con el presidente Moon en la frontera esperando estrechar la mano de Kim Jong-un.
Moon le preguntó a Kim cuándo podría visitar él Corea del Norte. Y entonces ocurrió algo que no había sido coreografiado.
En una muestra de su humor y personalidad despreocupada, Kim jaló a Moon para que pasará sobre el bloque que marca la división de las Coreas y le dijo: "¿Por qué no ahora mismo?".
Los dos después caminaron, tomados de la mano, y cruzaron la frontera.
La conducta de Kim en esta cumbre tiene la intención de transmitir que él está al mando.
Pero también se comportó respetuosamente con el presidente Moon, lo que mostró que puede ser sincero lo que dice sobre la paz en la península coreana y la intención de Pyongyang de limitar, por ahora, sus actividades más provocativas.
Esta avalancha de interacciones entre las dos Coreas también ha sido diferente de las que ocurrieron durante los 2000, porque ambos países persiguen una cooperación económica y social más modesta.
Ser el líder supremo de Corea del Norte tiene muchos beneficios. Incluido un enorme séquito de seguridad.
Los miembros del Comando de la Guardia de Kim, y sus guardaespaldas personales, entraron a cada una de las salas de reunión antes del encuentro para inspeccionarlas y detectar aparatos electrónicos de espionaje y explosivos.
Y se limpiaron con aerosol desinfectantes las sillas donde Kim se iba a sentar y las superficies que utilizó.
Cuando la cumbre se suspendió para el almuerzo, algo menos de dos horas después de haberse reunido, la limusina Mercedes Benz de Kim Jong-un llegó rodeada de una docena de sus guardaespaldas más cercanos que corrían alrededor de ella.
Esto fue una muestra de fuerza sin precedentes.
En sus primeras declaraciones al presidente Moon, Kim tocó varios asuntos espinosos.
Dijo que "los desplazados, desertores y residentes de la isla de Yeonpyeong" tendrían altas expectativas de la reunión.
Fue inusual para él reconocer que hay desertores norcoreanos. Pyongyang típicamente los ve como traidores y sus familias pueden ser castigadas.
Y su referencia a Yeongpyeong fue una alusión al ataque de artillería de noviembre de 2010 de las fuerzas armadas de Corea del Norte contra la isla en el sur, que los observadores creen formó parte de los esfuerzos de Kim para asegurar la sucesión de su hijo.
Lo más interesante, sin embargo, es que Kim admitió que la crítica infraestructura de Corea del Norte necesita una mejora.
Moon le dijo a Kim que le gustaría escalar el monte Paektu, una montaña que los norocoreanos consideran sagrada.
Kim Jong-un le contestó: "Me avergüenza la pobre infraestructura de tránsito".
Durante varios años se ha estado construyendo una vía moderna de tren hacia el área cerca del monte Paektu y al parecer Kim estaba reconociendo que el proyecto está procediendo de forma errática.
En la interacción inicial con Moon Jae-in, Kim Jong-un fue acompañado sólo por su hermana menor, Kim Yo-jong, y por Jim Yong-chol, el exjefe de inteligencia militar que ahora se ha convertido en uno de los principales políticos a cargo de las relaciones intercoreanas.
Ellos son dos de los asesores y ayudantes más cercanos de Kim, y ambos viajaron a Corea del Sur durante las Olimpiadas de Invierno.
Antes de las reuniones, Kim Yo-jong llevaba un fólder con documentos de información para su hermano y durante la sesión matutina con el líder surcoreano tomó muchas notas.
Kim Jong-un llevó a varios otros altos funcionaros a las distintas sesiones de la cumbre.
También llegó acompañado por dos importantes funcionarios de la cancillería, los dos más altos oficiales militares y funcionarios involucrados en cultura, deportes e intercambios culturales, lo cual puso de manifiesto su enfoque en establecer más interacciones diplomáticas y militares e intercambios culturales y deportivos.
Sin embargo, a diferencia de la vista que Kim hizo a China cuando se reunió con el presidente Xi Jinping, no estuvieron presentes funcionarios de economía ni representantes de los servicios de seguridad interna.
Esto indica que gran parte de esta interacción inicial entre Moon y Kim es cosmética y que en el futuro podrían ocurrir encuentros más importantes sobre cooperación económica y proyectos conjuntos de desarrollo.
El ministro de Defensa norcoreano, general Pak Yong-sing, y el jefe del Ejército del Pueblo de Corea, general vicemariscal Ri Myong-su, saludaron a Moon Jae-in en un gesto de buena voluntad y respeto cuando las delegaciones de los dos países se saludaron.
Sus contrapartes surcoreanos no saludaron a Kim Jong-un.
Por su parte, Kim pasó revista a la guardia militar de honor surcoreana, pero no saludó.
Los saludos son un agudo recordatorio de que la Guerra de las Coreas, de 1950 a 1953, terminó en un armisticio y no en un tratado de paz.
Los dos líderes acordaron comenzar "una nueva era de paz", pero todavía se necesitará llevar a cabo mucho trabajo arduo.
*Michael Madden es investigador visitante del Instituto de Estados Unidos y Corea de la Universidad Johns Hopkins y director de NK Leadership, un sitio web de análisis sobre Corea del Norte.