El tiempo ha pasado pero sus efectos todavía se dejan sentir.
Hace una década empezó la gran recesión económica que partió con las hipotecas basura en Estados Unidos y terminó con un contagio masivo al resto del mundo, provocando estrepitosas caídas en las bolsas, cierre de empresas, desahucios, desempleo y una ola de rescates bancarios.
El trago fue amargo y la recuperación lenta.
Pero en la actualidad Wall Street está marcando máximos históricos. El índice bursátil Dow Jones subió 25,2% el año pasado y el Nasdaq acumuló un alza de 28,3%.
En medio de la fiesta, en febrero durante varios días la bolsa de Nueva York registró pérdidas que llegaron al 12% en solo dos semanas, un fenómeno que los analistas atribuyeron a una "corrección" del mercado.
No se apagaron las luces, pero esta corrección hizo que muchos se preguntaran cuándo llegará la próxima recesión global y cuáles son los síntomas que podrían anticiparla.
En ese contexto, el término "sincronía", entendido como la interconexión entre las economías del planeta, se oye cada vez más.
"Cada vez que se ha producido una crisis, hemos visto períodos de sincronía de los ciclos económicos", le explica a BBC Mundo el economista Lorenzo Ductor, investigador de la Universidad Middlesex de Londres, en Reino Unido.
Utilizando un sofisticado sistema de mediciones, Ductor y Danilo Leiva-León (investigador del Banco Central Español), detectaron que existe un aumento significativo y gradual en la sincronización de los ciclos económicos.
"Ya hemos experimentado el principal riesgo de una estructura financiera unificada con la crisis de 2008. Hoy las grandes empresas, los bancos y las instituciones financieras están altamente interconectados y los shocksque afectan a una empresa o a un banco pueden detonar una severa inestabilidad y hasta el colapso de toda una economía", dice Ductor.
"Este fenómeno se conoce como riesgo sistémico y es una gran amenaza a la estabilidad de la economía mundial", agrega.
Es justamente la sincronía de los ciclos económicos la onda expansiva que aumenta el riesgo de contagio de la recesión de un país a los demás.
"La economía se ha vuelto más global en la propagación macroeconómica de la volatilidad, Por lo tanto, la próxima recesión global podría afectar a una mayor cantidad de países", comenta Ductor.
"Yo creo que podría ser peor que la crisis de 2008 en el corto plazo, porque habría más factores para propagar la recesión de un país a otro. Pero también tengo la impresión que gracias a ciertas medidas que se tomaron en 2014, como la capitalización de los bancos, tardaríamos menos años en recuperarnos".
"Pienso que la recuperación de una recesión global será más rápida y, por lo tanto, menos severa", señala el experto.
En la medida en que las economías están más interconectadas por la integración financiera, la mayor apertura comercial y las políticas fiscales (como la deuda de los países), el riesgo de contagio de una recesión aumenta.
"Observamos diariamente que hay una sincronización extrema; lo que ocurre un día en EE.UU. se propaga inmediatamente al resto de los mercados", dice Ductor.
"Lo difícil es diseñar políticas óptimas que amplifiquen los efectos positivos de la apertura comercial y, al mismo tiempo, prevengan los efectos negativos de mercados altamente interrelacionados", concluye.
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