Este domingo los rusos acuden a las urnas para elegir quién será su presidente para los próximos seis años.
Las probabilidades de que el mandatario actual, Vladimir Putin, siga a cargo del destino del país son bastante elevadas.
Pero ¿tiene alguno de los otros siete candidatos posibilidades reales de arrebatarle el puesto? ¿Cómo es el proceso electoral ruso? ¿Qué le preocupa a la población?
Los periodistas del Servicio Ruso de la BBC (http://www.bbc.com/russian) respondieron a las preguntas e inquietudes que ustedes nos enviaron.
A continuación, les presentamos su análisis.
En estas elecciones compiten 8 personas.
Todas las personas mayores de 18 años de edad, que no hayan sido inhabilitadas ni hayan estado en prisión pueden votar.
Quien obtenga más del 50% de la preferencia de los electores gana los comicios.
Si ninguno de los candidatos alcanza esa cifra, se puede realizar una segunda vuelta.
Generalmente el proceso toma un día. La mañana posterior al día de las elecciones se tiene el conteo de aproximadamente 85% de los votos.
El resultado final, sin embargo, suele conocerse 2 o 3 días después de los comicios.
Por ejemplo, en el año 2012, la votación fue el 4 de marzo, pero el anuncio con los resultados definitivos se realizó el 7 de marzo.
Hay entre 65 y 70 agrupaciones, pero menos de 10 realizan actividades políticas. De esas, solo cuatro están presentes en el Parlamento.
El partido con mayor número de diputados es "Rusia Unida", dirigido por el primer ministro Dimitri Medvedev. Se le conoce como el partido de Putin, aunque el mandatario no forma parte del mismo y, oficialmente, no es su candidato.
La siguiente agrupación en importancia es el PCFR, liderado por Gennady Zyuganov. Los miembros eligen a su representante a través de una votación realizada en un congreso interno. Un proceso similar similar ocurre en el PLDR.
Otro de los partidos que tiene representación en el Parlamento es Spravedlivaya Rossiya, pero apoya a Putin porque no tiene candidato.
La nueva y poco conocida agrupación Iniciativa Civil, liderada por el exministro de economía Andrey Nechaev, es la que respalda a Ksenia Sobchak. Ella, sin embargo, no pertenece al partido, que tampoco tiene diputados en el Parlamento ruso.
Sí. Se calcula que habrá alrededor de un centenar de representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
Se espera que, en total, participen unos 1.000 extranjeros. Muchos, sin embargo, pertenecen a agrupaciones controladas por Rusia y apoyan al Kremlin.
Vladimir Putin ofreció duplicar la financiación al sistema de salud y disminuir la tasa de interés de los préstamos inmobiliarios a 7%.
También propuso convertir a Rusia en un centro de transporte global.
Hay quienes creen, sin embargo, que con esas promesas ocurrirá algo similar a lo que pasó en las elecciones de 2012. Putin aseguró que crearía 25 millones de puestos de trabajo en el sector tecnológico y que reduciría el número de personas que viven en pobreza.
Pero la economía rusa no ha crecido y, en este momento, la situación es peor de lo que era hace seis años.
Entre las propuestas de los otros candidatos se encuentran la nacionalización de varias industrias y una reforma política.
Según la mayoría de las encuestas los temas más importantes para los rusos son los bajos sueldos, la inflación, la falta de empleo y la existencia de un sistema sanitario deficiente.
No.
No lo es en el caso de las siete personas que están inscritas oficialmente. Las autoridades pertinentes ya aprobaron sus candidaturas y ninguno ha criticado abiertamente a Putin.
El gobierno afirma que sí. Los opositores dicen que no.
Algunos académicos indican que existe una democracia intolerante.
Otros piensan que una verdadera democracia es un sistema que garantiza los derechos de opositores y minorías. Pero eso no ocurre en Rusia.
Depende del punto de vista. Por un lado, la gente puede intercambiar opiniones sin mayor restricción en las redes sociales, pero por otro, hay quienes han recibido multas, han sido arrestados e incluso encarcelados por haber compartido algo en internet.
Según las encuestas cuenta con el apoyo de 70% de la población. Y sí, es popular, pero sus niveles de aceptación tienen mucho que ver con la psicología nacional.
En primer lugar se encuentra el hecho de que la mayoría de los medios de comunicación están en control del Estado. Desde principios del año 2000, no se transmite información negativa sobre él.
Tampoco se realizan debates televisados o programas de análisis acerca de las estrategias o los programas gubernamentales. Y la mayoría de la población no usa internet para informarse acerca de política.
Además, a Putin se le asocia con estabilidad y prosperidad. Para los rusos, la figura del presidente equivale a la de un líder supremo. No hay distinción entre quien ocupa ese cargo y el Estado: apoyar a Putin es apoyar a Rusia.
Hay algunos que tienen cierta autonomía, pero en general, los principales están bajo el control del Estado.
No, es leal al gobierno.
La región no es parte de la agenda electoral en absoluto. Se asume que la relación especial que existe con Venezuela se mantendrá, pero nada cambiará a raíz de las elecciones.
Los comicios son una especie de plebiscito. Los rusos no los ven como una contienda entre diferentes candidatos.
No, ninguna. Desaparecería del panorama político si decide retirarse (con garantía de inmunidad) o si muere.
No. Justamente por la psicología nacional que asocia a quien ocupe la presidencia con el Estado, no importa cuan capaz -o incapaz- sea esa persona.
Sería peligroso para Putin alterar el equilibrio de poder que existe en la actualidad al nombrar a un sucesor, ya que la balanza podría inclinarse a favor del (o la) elegido (a).
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