La policía de Honduras informó este viernes que detuvo a un ejecutivo de la compañía energética Desa acusado de planear y ordenar el asesinato de la célebre activista Berta Cáceres.
El hombre arrestado es Roberto David Castillo, quien cuando la activista fue asesinada era presidente ejecutivo de Desa, la empresa que construía la polémica infraestructura contra la que Cáceres lideraba una serie de protestas.
Cáceres murió después de que le dispararan en el interior de su casa el 3 de marzo de 2016, hace justo dos años.
Desa defiende la inocencia de Castillo y culpó de la actuación policial a la "presión internacional" y a una campaña de calumnias emprendida por diversas ONG (Organizaciones No Gubernamentales).
Medios hondureños señalan que Castillo es exoficial de la inteligencia militar.
Otras ocho personas han sido ya juzgadas por la muerte de Cáceres, incluidos varios empleados de Desa y miembros de las fuerzas armadas.
La familia de la activista siempre sostuvo que la asesinaron por razones económicas y denunció que, antes de su muerte, llevaba meses sufriendo amenazas de la policía, dirigentes políticos y empresas constructoras.
El pasado noviembre, un informe de 92 páginas elaborado por un grupo internacional de expertos concluyó que su muerte fue el resultado de una conspiración de compañías energéticas y agentes del Estado.
El asesinato de la activista suscitó una fuerte repulsa fuera de Honduras.
El actor Leonardo DiCaprio, ganador de un Óscar, reclamó en Twitter que se reconociera el trabajo de Berta Cáceres. Organizaciones políticas y sociales de diferentes lugares del mundo han reclamado todo este tiempo que se castigara a los culpables de su muerte.
Cáceres era una mujer muy prestigiosa entre los colectivos dedicados a la defensa de los derechos humanos y en 2015 recibió en el premio Goldman, uno de los más importantes en el mundo del ecologismo.
El jurado valoró que "había movilizado al pueblo Lenca (una etnia local) y lanzado una campaña desde la base que había presionado exitosamente a la mayor compañía de construcción de presas del mundo para detener el proyecto de construir una en Agua Zarca".
La presa hubiera inundado grandes superficies de tierra e interrumpido el suministro de agua alimentos y medicinas de centenares de miembros del pueblo Lenca.
Berta Cáceres dejó cuatro hijos y es una de las más de cien activistas asesinados en Honduras en la última década.
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