Dejarles el teléfono móvil a los niños desde muy corta edad se ha convertido en una escena muy habitual entre familias de todo el mundo.
El problema, tal y como apuntan muchos pediatras, es que un celular no es un juguete.
“Tenemos que educarles a manejar su educación con las pantallas”, le dice a BBC Mundo María Zabala, periodista española especializada en ciudadanía y educación digital.
Pero más adelante, con la llegada de la edad escolar y la adolescencia, surge la pregunta del millón: ¿debería comprarle a mi hijo un teléfono móvil?
“Buscamos una respuesta rápida que resuelva milagros, pero no la hay”, explica Zabala.
La venezolana María Álvarez, que dirige desde la ciudad estadounidense de San Francisco la Comunidad Latina de Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que ofrece consejos a familias sobre aspectos relacionados con la tecnología, dice que se trata de un “dilema global”.
“Es una pregunta muy frecuente y que viene determinada por la falta de experiencia de los padres. Y la respuesta no tiene números mágicos“, afirma la especialista.
Los niños suelen ejercer chantaje para conseguirlo. “Todos mis amigos tienen uno (y yo soy el único que no tiene)” es la frase más habitual.
Pero, ¿cómo deben actuar los padres?
Las cifras varían según las regiones.
En Europa, el 46% de los niños de entre 9 y 11 años tiene su propio celular, según datos de la organización Net Children Go Mobile.
Sin embargo, las estadísticas de Estados Unidos señalan que en este país sucede antes: en torno a los 8 años. Y en América Latina es a los 12 años cuando la mayoría de los niños —el 60%— recibe su primer teléfono móvil propio.
A esa edad, apunta Zabala, es cuando comienza el cambio social.
“Antes de los 12 años, los niños no necesitan por norma general un smartphone porque pueden usar otras herramientas que hay en la casa, como la tableta o la computadora”.
“A los 12 o 13 años se añade un elemento de socialización. Entonces podemos plantearnos darles su primer teléfono, aunque siempre dependerá de cómo sea el niño”.
El pediatra estadounidense David Hill, de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), lo resume así: “La pregunta no es a qué edad darle un teléfono a nuestro hijo, sino qué tipo de teléfono“.
“No tiene por qué ser necesariamente un celular desde el que pueda navegar por internet”, le dice a BBC Mundo.
En esa misma línea, Álvarez señala que, más que su edad, hay que evaluar su nivel de madurez.
Pero también es importante analizar las razones que justifican por qué queremos darle un teléfono móvil “y si realmente lo necesita o si estamos cediendo ante una presión social”.
Lo más importante, advierte la especialista, es establecer unas reglas.
Por ejemplo, no se debe comer con ningún aparato cerca y, sobre todo, hay que obligarles a apagar el teléfono una hora antes de irse a dormir. Y establecer consecuencias cada vez que no cumplen una regla.
Hill está de acuerdo. Añade que hay que decidir esas normas antes de darle el teléfono al niño y también lograr “que se implique en el proceso de decisión de compra del teléfono”.
Para ello, advierte que es importante crear un plan que limite el consumo tecnológico de la casa.
Pero tan importante como fijar las normas es predicar con el ejemplo. “Los papás tienen que evitar que los niños duerman con el móvil en la habitación, pero ellos tienen que ser los primeros en hacerlo”, le cuenta Álvarez a BBC Mundo.
“La luz azul del teléfono tiene un efecto negativo en las hormonas que garantizan un sueño profundo”.
“Y escucho muchos casos de familias cuyos hijos se ponen a usar el celular a las 2:00 o las 3:00 de la mañana. Ningún niño puede rendir si no duerme bien”.
Zabala, madre de tres hijos y autora del blog sobre educación familiar iWomanish, dice que lo importante es tener en cuenta que el mundo digital tiene peligros que no existen en el real. Por eso, coincide con Álvarez en que es vital poner ciertos límites.
“Al igual que no le dejas a tu hijo salir solo a la calle antes de cierta edad, tampoco debes permitirle descargar ciertas aplicaciones”, señala.
Para ello, aconseja seguir cuatro pautas:
Para la experta madrileña, la clave consiste en no darles a los niños “demasiada autonomía” y en “educarles para que aprendan a gestionar la tecnología a la que les damos acceso”.
“Con un niño de 14 o 15 años es más difícil poner límites, pero con uno de 12 resulta más sencillo. Tienen que aprender que deben ganarse la confianza de sus padres antes de tener acceso a ciertas cosas, como en otros aspectos de la vida”.
Zabala sostiene que las herramientas de control parental pueden ser útiles para determinar cómo usar el celular.
Álvarez y Hill, en cambio, dicen que aunque son recomendables “como primer paso”, llega un momento en el que dejan de tener efecto, pues la astucia de los niños muchas veces dejan sin efecto los controles.
“Los papás tienen que saber que darle un móvil a sus niños es empezar una etapa completamente nueva, tanto para la familia como para la relación con sus hijos. Es ponerle el mundo en sus manos”, concluye Álvarez.
Fuente: Common Sense Media